Es un debate recurrente a lo largo de los últimos meses. El melón sobre el modelo de propiedad del FC Barcelona se reabre una y otra vez desde que el club azulgrana, con una deuda bruta de 1.200 millones de euros --neta es de 552 kilos--, entró en la UCI a causa de sus problemas económicos y financieros. En una de sus últimas intervenciones en el Círculo Ecuestre de Barcelona, Jaume Llopis --el socio más reivindicativo del Barça-- volvió a alzar la voz sobre el sistema de gobernanza que podría ser más conveniente para la entidad en un futuro próximo.
También Jaume Roures, recién despachado de Mediapro por la puerta de atrás, propuso hace unos días evolucionar desde el modelo de "falsa propiedad" de los socios hacia un esquema parecido al del Bayern Múnich. En la entidad bávara, cabe recordar que el 75% de la propiedad pertenece a los socios, mientras que el otro 25% se divide entre tres grandes multinacionales: Adidas, Audi y Allianz.
El modelo ejemplar del Bayern Múnich
La sociedad encargada de la gestión deportiva es la denominada FC Bayern München AG, el 75% de la propiedad de la cual es del club. O dicho de otra manera: los socios y aficionados. El 25% restante se lo reparten Audi, Allianz y Adidas, con un 8,33% cada una. Este modelo híbrido se inició en 2001, cuando en Alemania se estableció la mencionada ley del 50+1.
Adidas fue la primera en entrar en 2002. Abonó 77 millones de euros por hacerse con un 10% de las acciones. En 2010-11 se incorporó Audi, que pagó 90 kilos por el mismo porcentaje --el valor de las acciones ha ido creciendo con el tiempo-- y la última en hacerlo fue Allianz, que desembolsó 110 millones en 2014. A partir de ese momento, se repartieron el 25% en partes iguales. En total, durante 12 años el Bayern recibe unos 277 millones de euros con la entrada gradual de los tres socios.
En lo que concierne a este sistema compartido, la principal característica es que el Bayern Múnich debe cerrar siempre sus ejercicios en positivo. De hecho, en estos dos últimos años de pandemia, cuando todos los clubes han presentado pérdidas millonarias, el club germano ha obtenido 11 millones de beneficio. Lo que muchos se preguntan es si ese complicado entramado estructural del Bayern, que tan buenos resultados está dando a nivel de gestión y deportivo, podría aplicarse al FC Barcelona a medio o largo plazo.
Las marcas catalanas, de menor entidad
Para empezar, para que ese modelo híbrido funcione tiene que haber marcas potentes que garanticen fidelidad, raíces e inversión directa. En el caso del Bayern las compañías Adidas, Allianz y Audi son empresas con sede en Baviera, con una tradición instaurada desde hace décadas a nivel de cooperación con el club. En el Barça, tres marcas fuertes de Barcelona o cercanías deberían hacer una apuesta similar a largo plazo. Y lo cierto es que cuesta pensar en nombres de ese calibre, sobre todo a nivel de volumen de facturación.
Caixabank, por ejemplo, trasladó su sede a Valencia hace unos años. SEAT, por su parte, es propiedad de Volkswagen. Y en lo que respecta a las grandes empresas de origen 100% catalán --como la farmacéutica Grifols, Bonpreu o Antonio Puig SA--, pese a sus miles de millones anuales de facturación, no disponen de un margen de beneficio tan alto como sí lo tienen Adidas, Audi y Allianz a la hora de apostar fuerte en el Bayern Múnich. Su capacidad financiera para invertir en la adquisición de un 25% de la propiedad del FC Barcelona, a priori, es menos boyante.
¿Está preparada la masa social del Barça?
Claro que podrían entrar empresas extranjeras en ese porcentaje, pero la proximidad, el sentimiento culé y las raíces catalanas se antojan factores clave. Otro aspecto fundamental es que, en el seno del Barça, la masa social probablemente no esté aún mentalizada para aceptar un cambio de modelo tan radical. Por tradición, incertidumbre, miedo o una unión de todos los elementos. El debate, en cualquier caso, promete seguir reapareciendo en el horizonte.