La reciente asamblea de socios compromisarios del FC Barcelona ha reavivado el debate en torno al modelo de propiedad del club. Jaume Roures, figura cercana al presidente Joan Laporta, cuestionó el sistema de gobierno en la entidad tras conocerse su desvinculación del Grupo Mediapro. El economista Jaume Llopis, una de las notas discordantes en cada asamblea de la actual directiva, planteó en el Círculo Ecuestre de Barcelona los modelos de propiedad existentes en clubes de fútbol.
A grandes rasgos, se distinguen cinco tipos de entidades deportivas según la división de la propiedad en la empresa: club de los socios, Sociedad Anónima Deportiva (SAD), modelo híbrido, equipos que cotizan en bolsa y clubes estado. En el futuro a medio plazo del Barça más allá de la actual legislatura del presidente Laporta, que termina en 2026, se barajan tres posibilidades como más plausibles.
Club de los "socios"
Actualmente, el club está en manos de los socios. Al menos, teóricamente. Y es que en este modelo de gobernanza, todos los miembros asociados, denominados socios, se consideran propietarios de la entidad. Esto sobre el papel, porque en la práctica, resulta imposible que todos tomen parte de las decisiones cotidianas de la entidad.
Por ello, la junta directiva del Barça designa a 25 socios, más los que se nombran por antigüedad, los integrantes de la Comisión de Disciplina y la Económica, y un grupo de socios elegidos por sorteo informático, para formar parte de las asambleas de compromisarios anuales. Más allá de este órgano que trata de asegurar un sistema de gobernanza democrático, la realidad es que la participación de los más de 143.000 socios que integraban la masa social del club en junio de 2022 apenas intervienen cada varios años, para votar al nuevo presidente. Equipos de la Liga como Real Madrid, Athletic Club y Osasuna también siguen esta fórmula.
De todos modos, esta es el modelo de propiedad que más han defendido los socios, y la junta directiva actual. Y así lo asegura Laporta cada vez que tiene ocasión: "Los socios y socias del Barça serán los propietarios del club mientras yo sea presidente".
El temor a la SAD
El peligro que los socios más agoreros ven venir de lejos es una hipotética reconversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). La propiedad está personificada en los accionistas mayoritarios de la entidad. Por ende, la toma decisiones también recae en este grupo reducido de personas. Al tratarse de una empresa, la rendición de cuentas tendría que estar asegurada. Villarreal, Real Sociedad, Celta de Vigo, Valencia y RCD Espanyol son ejemplos de clubes SAD.
Sin embargo, en el caso del conjunto che, Peter Lim obra y toma decisiones parte de una gestión personalista que indignan a gran parte del valencianismo. Pero los aficionados están atados de pies y manos, hasta que la propiedad cambie de manos. Los hinchas pierden voz y voto, por lo que también se diluye ese sentimiento de pertenencia al club. En Can Barça, implicaría que un nuevo inversor adquiera la mayor parte de participaciones en la empresa.
Los clubes Estado
En realidad se trata de un modelo parecido al de los clubes estado, salvando las distancias de su dimensión económica. El grupo inversor que encabeza el jeque árabe Mansour bin Zayed Al Nahyan posee el Manchester City. El miembro de la familia real de Emiratos Árabes Unidos está detrás del club inglés.
En tanto, el PSG lo ostenta el grupo inversor Qatar Sports Investments, respaldado por capital catarí. Hay dinero ilimitado, por lo que ejercen competencia desleal respecto al resto de equipos, que no están financiados por un país de Oriente Medio. Y también depende enteramente de la voluntad del jeque en cuestión. Se trata del modelo de propiedad más descabellado para el FC Barcelona, porque supondría la pérdida total del control por parte de los socios, más allá de cuestiones éticas.
Modelo híbrido
Días atrás, Jaume Roures proponía en El Món a RAC 1 un modelo de propiedad híbrido como el del Bayern de Múnich. El club bávaro sirve de caso paradigmático, pues el 75% pertenece a los socios y el otro 25%, a empresas. Audi, Adidas y Allianz financian una cuarta parte del capital del conjunto alemán. Se trata de empresas que están arraigadas en el territorio y se pueden considerar de proximidad, aunque concentran el poder de decisión por encima de los socios.
Esta alternativa también se planteó en el Círculo Ecuestre y genera mayor consenso, aunque queda limitada por el potencial económico de las empresas catalanas. Algunas voces se alzaron a favor de La Caixa y Grífols, pero está por ver que una multinacional quiera adquirir un porcentaje del Barça. En palabras de Roures, "Ahora que el Manchester United está en venta y se habla de 5 o 6.000 millones, el FC Barcelona puede valer 4.000 ó 5.000. Y, si vendes el 25%, arreglarías las cosas con 1.500 millones que entrarían de ese 25%".
Pero a día de hoy esas empresas con tanta capacidad económica para sanear el Barça no existen en la proximidad. Sí que frecuentan países del golfo Pérsico como Arabia Saudí y Qatar, donde Laporta visitó a su nuevo amigo Mohammed bin Abdullah Al-Attiyah, presidente de Baladi Holding. De encontrarse en Cataluña, podría pulir la gran losa que arrastra el club: la deuda de 1.200 millones.
Cotizar en Bolsa
Si el Barça se transformara en una SAD, una opción que los dirigentes actuales rehúyen, podría cotizar en bolsa. Todavía queda más lejos a estas alturas, pero es otra vía de financiación por la que han optado grandes clubes europeos fuera de España. Estos equipos ganan en transparencia, aunque quedan más expuestos por la rendición de cuentas. Nos volvemos a encontrar con fondos de inversión y propiedades más desligadas de la historia de la entidad y el sentimiento de pertenencia de los socios.
Tampoco está asegurada la atracción de nuevos inversores con la entrada en el mercado de valores. Factores de rendimiento deportivo como la Champions League determinarían el crecimiento positivo o negativo de las acciones en la Bolsa. Equipos de la talla del Manchester United, AC Milan y Chelsea son algunos de los ejemplos.
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