El FC Barcelona surfea la crisis económica mediante malabares financieros. La venta de activos salvó el equilibrio entre ingresos y gastos, pero hipotecó los ingresos futuros del 25% de los derechos televisivos. La junta directiva de Joan Laporta carga con una losa en forma de deuda que asciende a 1.200 millones de euros. Y el miedo a la conversión en una Sociedad Anónima Deportiva (SAD) planea sobre la Ciutat Esportiva Joan Gamper día sí, día también.
El presidente del club explicó en una entrevista al Matí de Catalunya Ràdio que "nos estamos recuperando económicamente a un buen ritmo". También negó categóricamente que existiese el peligro de caer en la temida SAD: "El modelo de propiedad del Barça no está en riesgo, sino que está garantizado. El Barcelona será siempre de los socios". Pero la realidad es que el colchón de las palancas no salvará cada año las cuentas del club. Y resulta tentador recurrir a la inyección económica de nuevos accionistas, sobre todo, de países árabes en la zona de Oriente Medio.
La gran carga
En dos años y medio de segundo mandato, Laporta y la plana mayor azulgrana han conseguido rebajar en 150 millones la carga heredada de la anterior junta directiva: 1.350 millones de euros de deuda con unos bonos al 8% de interés. El total a devolver ha quedado en 1.200 millones al 2% --deuda neta reducida a 552 millones--. Pero no deja de ser un agujero difícil de tapar en un momento en el que la entidad ha de buscar ingresos debajo de las piedras.
Los 400 millones de ingresos imputados por la venta del 15% de los derechos de TV a Sixth Street permitieron inflar la entrada de dinero en la temporada 2022-23. Pero desde ese momento y durante 25 años, el Barça renuncia a 40 millones de euros anuales del reparto audiovisual, ingresos que tendrá que cubrir mediante otras vías de negocio.
El hándicap de Montjuïc
Tampoco ayuda el traslado provisional y necesario a Montjuïc mientras se llevan a cabo las obras del Espai Barça en el Camp Nou. Al menos, en términos económicos. El club de la capital catalana deja de ingresar 78 millones de euros anuales debido a la reducción de aforo de estadio a la mitad. De los 99.354 espectadores que alberga el Camp Nou --el nuevo tendrá 105.000 localidades-- el Estadi Olímpic Lluis Companys tan solo da cabida a 49.472.
Las intenciones de la entidad pasan por regresar al Camp Nou en noviembre de 2024, una vez superado el tramo más importante de las actuaciones sobre el feudo azulgrana. Las obras progresan según las previsiones, pero no queda descartado que el equipo entrenado por Xavi Hernández tenga que permanecer una segunda temporada entera en Montjuïc.
Además, el club que presidirá Laporta hasta los comicios de 2026 tendrá que devolver 94 millones de euros anuales, de los 247 que se calcula que ingresarán por la explotación del nuevo Camp Nou cada temporada. El crédito que aprobó la entidad con los inversores del Espai Barça por valor de 1.450 millones implica una devolución con intereses de unos 2.820 millones a 30 años vista.
El flirteo con Oriente Medio
Por todas las razones mentadas, el Barça las pasará canutas para recaudar los 859 millones de ingresos anotados en las partidas para el curso 2023-24. Ya casi no quedan contratos exorbitados de jugadores que habían firmado bajo la dirección de Josep Maria Bartomeu. Pero también se han contratado otros jugadores como Robert Lewandowski con remuneraciones ascendentes --su sueldo sube de 20 a 26 millones brutos esta temporada-- y el límite salarial impuesto por la Liga ha caído en picado: de 649 millones a 270 millones.
Curiosamente, en el último año se han sucedido los contactos de Laporta con magnates de Arabia Saudí y Qatar. Y la rumorología se disparó. Incluso el programa Tot Costa de Catalunya llegó a informar que, presuntamente, un equipo de la primera división de Qatar había ofertado 100 millones de euros al año por convertirse en franquicia del Barça.
También han traído cola los encuentros de Laporta con el presidente de Baladi Holding, Mohammed bin Abdullah Al-Attiyah. El máximo mandatario del Barça viajó a Qatar, país que en un pasado había calificado de "dictadura islámica", con los directivos Xavier Puig y Joan Soler. En un vídeo grabado por el periodista Achraf Ben Ayad, Laporta evitó desvelar los motivos de su visita: "Es top secret, estamos construyendo nuestra relación". Aun así, el propio club quiso descartar toda relación entre el viaje y la entidad, y lo vinculó a negocios personales del dirigente barcelonista. ¿Serán los petrodólares el salvavidas económico del club?
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