Las dos caras de Laporta en el Barça: del plan de 2003 a la improvisación actual
El llamativo contraste entre las dos etapas presidenciales del abogado catalán en el club
30 agosto, 2023 01:10Noticias relacionadas
Joan Laporta es considerado por muchos aficionados culés el mejor presidente de la historia del FC Barcelona. Y no es para menos. Los éxitos deportivos que se obtuvieron en la primera etapa de su gestión permitieron al club alcanzar un estatus jamás antes visto en la historia azulgrana. Por esa razón, el abogado catalán decidió tomar nuevamente las riendas de la entidad para tratar de cambiar radicalmente la problemática financiera y deportiva que se ha visto en los recientes años. El problema es que muchas de las actuales decisiones contrastan enormemente con su anterior etapa presidencial.
El plan de 2003
El primer ciclo de Laporta como dirigente del Barça tuvo aciertos y errores, pero comenzó con un plan que fue la base para empezar a construir una de las etapas más fructíferas de la historia reciente del club. En este sentido, una de las principales claves fue el círculo que acompañó al mandatario en ese proceso, tanto en el área deportiva como en la económica. El ejemplo más claro fue la presencia de Johan Cruyff como un consultor externo que sirvió de guía a lo largo de esos años, siendo una figura alabada por el actual presidente.
Tampoco hay que pasar por alto la participación de Ferran Soriano como vicepresidente económico. El ejecutivo fue una pieza clave en la presidencia culé, sobre todo por el crecimiento de la entidad en el ámbito empresarial. En esos años también se debe destacar la presencia de Txiki Begiristain, que se consagró --de 2003 a 2010-- como el gran referente en la secretaría técnica azulgrana. Actualmente ambos se encuentran liderando el proyecto del Manchester City.
Si bien es cierto que en 2008 Laporta vivió un momento de máxima complejidad por la activación de una moción de censura y que desencadenó que varios directivos dieran un paso, la realidad es que igualmente contrasta con el baile de nombras que se ha visto en el FC Barcelona en el último par de años, representando una enorme inestabilidad en un momento bastante crítico por el panorama económico.
La actual incertidumbre
El contrato con respecto al anterior ciclo presidencial del abogado barcelonés resulta muy evidente por los diferentes nombres que han decidido marcharse del Barça por la inconformidad en la forma de gestionar al club. La parcela deportiva es el claro ejemplo de ello, recordando la salida de Jordi Cruyff y la inminente despedida de Mateu Alemany como director de fútbol. Ese rol de la dirección deportiva lo asume Deco, aunque no cuenta con la experiencia negociadora de Alemany.
El exjugador portugués toma las riendas de un cargo muy importante. Sin dejar de lado que Laporta también ha mostrado mucha confianza en agentes como Pini Zahavi o Jorge Mendes para resolver ciertos casos de la planificación deportiva de la entidad. Cada uno con sus propios intereses para tejer una red de negocios con el Barça. Los fichajes más que probables de Joao Cancelo o Joao Félix --a quienes representa Mendes-- no son casualidad. Dichas operaciones llevan el sello de dichos representantes, que le han arrebatado a Mateu Alemany los poderes plenos de los que gozaba en el mercado.
La ola de salidas en el club
La mencionada inestabilidad no solo tiene relación en el área deportiva. Es un problema extendido en todo el FC Barcelona, teniendo en cuenta que han dimitido o renunciado otras figuras como Jaume Giró, Jaume Llopis, Ferran Reverter, Enric Llopart, José Elías, Ramon Ramírez, Jaume Guardiola o Jordi Llauradó. El caso más representativo fue el de Ferran Reverter, que asumió el puesto como CEO de la entidad, pero cuya etapa no pudo alargarse en el tiempo por las enormes diferencias con Laporta.
No es sorpresa que muchos consideren que Laporta siga un tipo de gestión más presidencialista, lo que ha causado cierta fricción con otros directivos o ejecutivos en los últimos años. Pero ahora resulta en una situación que está afectando en mayor medida, sobre todo por los numerosos fuegos que debe apagar, siendo los casos de los problemas económicos, el proyecto del Espai Barça o la polémica del Barçagate de Negreira.