Después de horas y horas de culebrón, finalmente el entorno de Ousmane Dembelé se negó a depositar los 50 millones de euros de su cláusula de rescisión en las oficinas de la Liga. La primera razón era la voluntad del jugador de salir bien del FC Barcelona, instando a una negociación entre el PSG y los culés para llegar a un acuerdo que fuese más favorable para los intereses blaugrana.
Pequeño contratiempo fiscal
Pese a todo, existe también otro motivo por el cuál Dembouz decidió no efectuar el pago de la cláusula. Si bien es cierto que el abono de la cláusula de rescisión como tal no deviene impuestos al PSG, sí que habría supuesto un pequeño problema fiscal para Dembelé, que debería haber ingresado el dinero para abonar la cláusula.
Esos 50 millones sí que habrían gravado impositivamente en las cuentas del jugador, porque está considerado como una retribución, aunque en realidad sea para pagar la cláusula. En términos generales, cabe recordar que la cláusula de rescisión simplemente es una indemnización, en la que el responsable subsidiario acaba siendo el club de destino.
Eso, partiendo de la base que, en la gran mayoría de casos, los jugadores siempre acaban firmando un contrato en ese mismo año con otro club. El caso es que en el entorno de Dembelé prefirieron descartar dicha opción y potenciar las negociaciones entre clubes, aunque eso suponga que Dembelé se quede sin cobrar los 25 millones de euros que estipulaba el contrato hasta el 31 de julio.
Una cláusula 'made in Spain'
En lo que respecta a la naturaleza de la cláusula de rescisión, es importante recalcar un matiz de connotaciones internacionales. Y es que se trata de una figura propia de la legislación española, que se aplica a los contratos de los deportistas de élite o incluso de altos ejecutivos. Pero no se encuentra regulada en los conjuntos normativos del resto de países europeos como obligatoria.
Salvo excepciones contadas --como el Borussia Dortmund--, los clubes europeos no disponen cláusulas de rescisión en los contratos de sus futbolistas. Por lo tanto, los jugadores solo pueden salir por finalización de contrato o por un mutuo acuerdo en que ambas partes decidan poner fin a la relación contractual antes de lo previsto.