Buenos días. Qué lunes tan maravilloso, ¿verdad? Al menos para mí, porque tengo una gran suerte: soy futbolista del Granada. Y vaya, que yo no quiero molestarle a usted, pero pienso aprovechar a tope esta inyección de alegría y buen humor, sobre todo porque mis compañeros y yo llevamos una temporadita que vaya tela... Después de ganarle al Cádiz en casa a la vuelta de año nuevo nos habíamos comido tres derrotas seguidas: Betis, Atlético y Getafe; cero goles a favor y cuatro en contra. Más un empate en casa contra Las Palmas. ¡Ah!, pero ayer nos tocaba visitar Montjuïc, y ya se comenta mucho en todos los vestuarios de Primera división que puntuar este año en el campo del Barça es como llamar por teléfono con la nariz: no es fácil, pero definitivamente es posible.
Le confieso que íbamos con confianza, porque ya va siendo costumbre que les saquemos al menos un empatito. Pero siempre es difícil, claro, porque estos tíos son muy buenos, aunque a veces se desconecten un poco del partido. Bueno, o un mucho, por suerte para nosotros. Lo importante es no arrugarse y, sobre todo, conocerlos un poco. Por ejemplo, saber que siempre empiezan los partidos pegando un pelotazo a banda. ¿Por qué? Yo qué sé, pero mira, una cosa menos de la que preocuparse, porque es fácil de defender.
Ayer la verdad es que salimos arriesgando, con la defensa muy adelantada y queriendo presionar. Había que probar si Christensen vale para sacar la bola a uno o dos toques,¿no? Tuvieron algún problema, pero como el chavalito y el chavalón que puso Xavi de centrales ven muy bien el pase entre líneas y este portero sí que sale de debajo del larguero, no tuvimos mucha opción. Encima, nos cayó el primero. Y casi el segundo, pero allí estaba Hongla, que es un jaguar, para sacar bajo palos la de Lewandowski.
Ahí lo pasamos mal, pero el Barça siempre es el Barça. Sus laterales atacan bien, pero defienden poco. Cuanto más arriba estén Gündogan y Pedri más les cuesta volver para ayudar en defensa, asunto importante sobre todo en el caso del segundo. Y si te vas para el área pasando por detrás de Frenkie mientras conduce uno de tus extremos, nunca se entera: el rubio solo tiene ojos para el balón. A partir de ahí, con un poco de suerte encontramos los caminos hacia el gol y a ellos se les vino el mundo encima.
Aun así, lo que yo te diga: mucha calidad. El baloncito que le aterriza Gündo a Lewa, pura ambrosía. ¡Ay, si me las pusieras así, Melendo! Y el niño Lamine, menudo bicho, no hay quien le quite la pelota y además achucha que no veas. Llegó el empate, tuvimos aún una ocasión clara... pero pasado el 80' era el momento de recurrir al "esto es fútbol, papá". Se tira el portero al suelo con un calambrillo... pues cinco minutos menos. Sale a cuenta, porque el árbitro en el descuento, como mucho, añade solo uno o dos por eso. Y en la prolongación, cuando el Barça está empujando más, se va otro de los nuestros al suelo, claro. Pierna tiesa, pide el cambio, no muy cerca de la línea de banda... Le vas rascando minutillos al reloj y a ellos ya les cuesta venirse arriba. Al final, bingo: puntito y a celebrar.
Otra cosa buena, claro: que te ven por la tele. Todo el mundo sabe que los partidos del Barça son los más vistos, porque los hay que se sientan delante de la tele a sufrir con la mala pata de su equipo y otros para disfrutar con la miseria de los que se han hartado de restregar al suyo por el suelo. Obvio, eso te da mucho escaparate. Y no solo para que te feliciten la familia o los amigos, ¿eh? Fíjese que tengo aquí un whatsapp de mi representante diciendo que le ha preguntado por mí un equipo alemán... ¡Hombre, no será el Bayern de Múnich, como le pasó a Bryan Zaragoza en la primera vuelta! Menudo flipao, es un fenómeno, espero que le vaya muy bien. En todo caso, a ver si a mí me sale algo para librarme de jugar el año que viene en Segunda, que tiene toda la pinta. Para eso, lo que yo te diga: este Barça es... lo mejor que hay.
P. D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana