El Barça es una banda. Un desastre del que solo se salvan los jóvenes. La rebeldía de Lamine Yamal, autor de dos goles, evitó otra derrota sangrante ante el Granada, penúltimo clasificado de la Liga, que tuvo contra las cuerdas al equipo de Xavi en Montjuïc.
Xavi va recuperando lesionados, pero su Barça no mejora. Contra el Granada regresó Ter Stegen, el mejor guardián de la portería azulgrana, Araujo fue suplente y Christensen repitió como mediocentro, una buena noticia para Frenkie de Jong y Gundogan, pero insuficiente para dotar al equipo de un equilibrio que no ha tenido durante toda la temporada.
Cinco defensas
El Granada, que alineó a cinco defensas, es un equipo que ya se le había atragantado últimamente al Barça. En los anteriores cuatro partidos, el conjunto rojiblanco ganó uno y empató tres. En el duelo de la primera vuelta, además, el Granada retrató las carencias defensivas barcelonistas.
El Barça encaró el partido con paciencia, sin ansiedad, y moviendo el balón con criterio, conectando con Lewandowski y Yamal, autor del primer gol tras un centro de Cancelo por la banda izquierda y una asistencia de Frenkie de Jong. Por un día, el equipo azulgrana marcó en su primera ocasión clara de gol.
Las pérdidas de Pedri
Abierta la lata del Granada, el juego del Barça no tuvo continuidad. El Granada avanzó la presión y apostó por un partido muy físico, con mucho contacto al que se adaptó mejor. Pedri, muy errático con el balón, simbolizó los altibajos barcelonistas.
Al Barça le faltaba ritmo. La afición, que comenzó muy animada, se fue apagando poco a poco, contagiándose del frío que hacía en Montjuïc y del mal juego de su equipo. El Granada, con más arrojo que clase, castigó la apatía azulgrana para empatar poco antes del descanso con un gol de Ricard Sánchez.
Tres goles seguidos
El segundo comenzó sin noticias. El Granada ganaba casi todos los duelos individuales ante un Barça inoperante, sin fútbol ni deseo. Pintaba mal el partido y el equipo rojiblanco golpeó de nuevo con un gol de Pellistri en el minuto 61, que poco después fue replicado por Lewandowski, tras otra acción de mérito de Gundogan.
El Barça parecía que se metía en el partido, pero nada más lejos de la realidad. El Granada también respondió al gol de Lewandowski con otro de Ignasi Miquel para desesperación de los aficionados barcelonistas.
Solo a menos de media hora para el final, el Barça se puso las pilas. Llegaron las prisas y los nervios por salvar el partido, objetivo que logró Lamine Yamal con un robo de balón y un potente zurdazo que sorprendió a Batalla. Suficiente para empatar y evitar otro ridículo de un Barça nefasto que ya está a 10 puntos del Real Madrid.