El tramo final de temporada 2023-24 está siendo un tormento para Joan Laporta. Los resultados del FC Barcelona y su gestión en el área deportiva y social han provocado que exista un ambiente de máxima tensión con la afición azulgrana. Ya el pasado lunes 13 de mayo se dieron signos del descontento de los socios y socias, cuando entonaron en el estadio de Montjuïc el cántico de "Barça sí, Laporta no".

Pero esa situación no quedaría únicamente en aquel encuentro contra la Real Sociedad, debido a que se está cocinando un verdadero infierno para el Barça-Rayo del 19 de mayo. El encuentro ha recibido un especial interés, teniendo en cuenta que en la semana han transcurrido varias noticias que no han ayudado a mejorar la imagen de Laporta. El dirigente culé afronta lo que puede ser, por segundo partido consecutivo en casa, un duro recibimiento de los aficionados.

Hay algunos que consideran que el compromiso contra el Rayo Vallecano se puede interpretar como un plebiscito Laporta-Xavi para tantear el ánimo de los aficionados y socios con respecto a las dos figuras de la entidad culé. De darse esa situación, entraría en una comparación con lo que sucedió en 1996, cuando Josep Lluís Núñez despidió a Johan Cruyff y en la siguiente jornada en el Camp Nou se mostró un apoyo masivo hacia el que fuera entrenador del equipo catalán.

La crisis con Xavi

Aunque Montjuïc es un estadio muchísimo más descafeinado que el Camp Nou, lo cierto es que se espera un ambiente tenso para el mandatario del FC Barcelona, sobre todo por la gestión del futuro de Xavi Hernández. A pesar de que Jan ratificó al egarense como entrenador del primer equipo hace tan solo tres semanas, la situación entre las dos partes se ha tensado de forma peligrosa por el malestar del dirigente a las palabras del técnico sobre la confección de la plantilla.

Joan Laporta y Xavi Hernández, después de la final de la Supercopa de España REDES

Las últimas 48 horas han sido un caos para Xavi, que ha tenido que gestionar por su cuenta la ola de preguntas de los medios de comunicación sobre su futuro. En cambio, Laporta ha brillado por su ausencia. Solo se ha dejado ver públicamente entre los aficionados culés, durante la final de la Copa de la Reina en Zaragoza. Pero manteniendo mucho silencio con respecto a la continuidad del entrenador del FC Barcelona.

Dicha situación ha provocado que el club esté envuelto en un circo mediático, lo que no ha sentado nada bien en el barcelonismo. Los aficionados no compran el silencio del presidente del Barça, debido a que quieren una respuesta contundente sobre lo que sucederá con Xavi. Con ese contexto de fondo, la Grada d'Animació --y el resto de la hinchada-- podría dictar sentencia en el próximo encuentro en Montjuïc.

El escándalo de los avales

Si bien el caso de Xavi ha acaparado la atención de la mayoría de los medios de comunicación, lo cierto es que esta misma semana también se ha dado una polémica mucho más grande: los avales de la junta directiva. Dicha información corresponde a los 350.00 euros que recibió la cúpula azulgrana de ISL Futbol Limited Liability Company, empresa que ha colaborado con el Barça desde 2015. Dicha compañía abonó el dinero a la cuenta corriente de los directivos del club, que debían asumir con su propio patrimonio el coste financiero derivado de los avales necesarios para presidir el club.

Pago de ISL Futbol a la cuenta de Bank of America conjunta de la directiva del Barça El Periódico

Desde la entidad emitieron un comunicado tendencioso en el que admite la vinculación con la sociedad de marketing deportivo ISL Futbol Limited Liability Company y el préstamo con tal de asumir el pago de los intereses financieros derivados del aval presentado por Joan Laporta cuando tomó posesión de la presidencia de la institución. Aunque sin entrar en muchas valoraciones, dejando claro que se trata de un caso que amenaza con debilitar la imagen de Laporta.

De este modo, la polémica de los avales se suma al descontento que existe con Laporta por la gestión de los asuntos sociales, como es el caso de la venta de entradas para la final de la Champions Femenina, el pésimo trato a los abonados y la poca comunicación en asuntos prioritarios como el Espai Barça. Un cóctel explosivo que puede desencadenar en un infierno que haga daño a los altos mandos del FC Barcelona.

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