Joan Laporta, compareciendo en un acto con el FC Barcelona / REDES

Joan Laporta, compareciendo en un acto con el FC Barcelona / REDES

Palco

La peor semana de Laporta: piden su dimisión, estalla el caso de los avales y peligra la cabeza de Xavi

El presidente del Barça pierde el apoyo mayoritario de los aficionados, se zarandea su política deportiva y su gestión económica está bajo sospecha

17 mayo, 2024 02:16
Víctor Malo Lluís Regàs

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Joan Laporta vive al día. Sin un proyecto a medio o largo plazo para el Barça, gestionando algunos problemas a salto de mata. El presidente heredó un club muy tocado económicamente y no ha encontrado soluciones ni fórmulas mágicas. Al contrario. Vendió activos del club para renovar la plantilla en 2022 y, dos años después, el Barça sigue en la UCI, con respiración asistida. El malestar con Laporta va a más y la tormenta perfecta ha estallado en una misma semana: primeros gritos de dimisión, estallido del escándalo de los avales y nuevo bandazo deportivo dónde Xavi Hernández, tres semanas después de ser ratificado públicamente en el cargo, vuelve a estar con la soga al cuello

Presume Laporta de seguir un modelo presidencialista y gestionar el Barça como una empresa familiar. Es decir, con personas muy próximas, ya sean de la familia o buenos amigos. Las dimisiones en los últimos dos años han sido habituales, sobre todo de directivos y ejecutivos con responsabilidades en asuntos económicos como Ferran Reverter (CEO), Eduard Romeu (vicepresidente económico), Jordi Llauradó (responsable del Espai Barça) y Maribel Meléndez (máxima ejecutiva). También son significativas las salidas de Jordi Cruyff, Mateu Alemany y Franc Carbó en el área deportiva. 

La retirada de Giró

Jaume Giró, exconseller de Economía y Hacienda de la Generalitat, dimitió antes de ser nombrado directivo por sus discrepancias sobre la gestión del aval de 124 millones que necesitó Laporta para formar su junta. Entonces, José Elías, propietario de Audax Renovables, y Jaume Roures, fundador de Mediapro, avalaron al presidente. 

Elías rompió muy pronto con Laporta, por sus discrepancias con la gestión del Espai Barça y, sobre todo, muy molesto por tener que asumir también los costes de su aval. En el club colocó a Eduard Romeu, quien dos años después presentaría su dimisión. Jaume Roures se negó a pagar los costes financieros derivados de su aval, pero Elías y Romeu sí que los terminaron pagando. De hecho, ese fue uno de los motivos que acabaría alejando a Romeu, entre muchos otros, de Laporta. 

El bonus de Nike

Laporta está tocado. A corto plazo necesita que se firme la renovación del contrato con Nike que tiene un bonus de 100 millones de euros que se ingresaría antes del 30 de junio. También precisa una venta importante para cuadrar los números del actual ejercicio. Pero tanto o más daño puede hacerle la constatación de los problemas económicos de sus directivos.

Las camisetas del Barça de la temporada 2023-24 en una de las tiendas oficiales

Las camisetas del Barça de la temporada 2023-24 en una de las tiendas oficiales FCB

En plena campaña electoral, Laporta aseguró: "Hemos aprobado la estructura del aval. Lo soportaremos los miembros de la junta directiva". La realidad, sin embargo, fue muy distinta. La cuenta colegiada, curiosamente, sigue operativa y ha abonado los importes de numerosos embargos contra algunos miembros de la junta directiva. De embargos de la Seguridad Social, de la Agencia Tributaria y de multas de tráfico. En el caso de un directivo, su deuda con Hacienda, según informa El Periódico, era de casi un millón de euros.

Silencio sobre las comisiones

A principios de 2021, también anunció que informaría de todas las comisiones que cobrarían los intermediarios en los fichajes del Barça u otras operaciones. Y, de momento, se ampara en los "acuerdos de confidencialidad" para silenciar las cantidades que, entre otros, han percibido Pini Zahavi, Jorge Mendes, Deco o Darren Dein, entre otros.

Jorge Mendes, en el palco de Montjuïc, viendo el Barça-PSG de Champions League

Jorge Mendes, en el palco de Montjuïc, viendo el Barça-PSG de Champions League EFE

Laporta se prepara para una nueva revolución en el Barça, pero no tiene muchos medios para hacerla. Confía en Deco y, salvo giro inesperado, Xavi Hernández seguirá como entrenador. Falta por ver qué jugadores causarán baja y qué futbolistas podrán fichar el director de fútbol. De momento, la afición sigue desencantada. O, peor, el pasado lunes, contra la Real Sociedad, se escucharon los primeros gritos contra el presidente: "Barça sí, Laporta no", coreó la Grada d'Animació. El resto de los aficionados ni aplaudieron ni silbaron.

Un partido más en Montjuïc

Este jueves, Laporta no se desplazó a Almería. Tampoco, Deco. La gran suerte del presidente es que al Barça solo le queda un partido en Montjuïc, el domingo contra el Rayo Vallecano, y con unas gradas en las que, presuntamente, habrá tantos turistas como socios. De momento, la oposición se mueve discretamente y el máximo dirigente sabe que la próxima temporada será de alto riesgo.

Panorámica de la Grada d'Animació de Montjuïc en el Barça-Celta

Panorámica de la Grada d'Animació de Montjuïc en el Barça-Celta FCB

El colofón a la semana horribilis de Laporta ha venido con su último calentón. El presidente transmitió a su entorno más cercano un tremendo enfado con las declaraciones de Xavi Hernández en la rueda de prensa previa al Almería-Barça. El técnico lanzó un mensaje pesimista, dejando claro que será difícil competir con un Real Madrid que tendrá a Vinicius, Bellingham y Mbappé y reconociendo que la situación económica del club sigue siendo complicada.

la ira de Laporta

Esto provocó la ira de Laporta. Hasta el punto de que el presidente vuelve a sopesar seriamente la posibilidad de prescindir de Xavi tan solo tres semanas después de haberlo ratificado en el cargo. Los gritos contra el presidente, el estallido del caso de los avales y el nuevo giro de guion sobre el futuro de Xavi simbolizan la endeblez institucional de un FC Barcelona sin rumbo, donde el presidente ya ha dejado de ser intocable y los partidarios de una moción de censura crecen paulatinamente.