Tiempos difíciles en el FC Barcelona. A pesar del optimismo que caracteriza el discurso de Joan Laporta, lo cierto es que la temporada 2023-24 ha sido para el olvido en tantos sentidos. El gran error del presidente del club azulgrana, al menos en el área deportiva, es apostar por entrenadores buenazos y decadentes, que están lejos de representar la exigencia que supone dirigir a un equipo del Barça. Es la época de los técnicos sin carácter.
El ejemplo que mejor representa esa afirmación es Roger Grimau. La arriesgada apuesta de los altos mandos de la sección no ha dado frutos en el actual curso. De pasar de un entrenador explosivo como Sarunas Jasikevicius a un técnico de menor perfil y que prefiere gestionar a su vestuario con un tacto más dócil. Esa ausencia de mala leche del azulgrana ha implicado que se viera totalmente superado ante el reto de dirigir a un Barça de basket que ha fracasado en la Euroliga, Supercopa y Copa del Rey.
"No es tan ruidoso ni tan loco", llegó a expresar Rokas Jokubaitis en una entrevista concedida al diario Sport a mediados de febrero. Casi tres meses han pasado desde entonces y la realidad es que el estilo de Grimau no ha permitido levantar al equipo en los momentos más decisivos. La gota que ha derramado el vaso fue su poco carácter en el último partido de la eliminatoria contra el Olympiakos, donde se necesitaba de una respuesta contundente. Pero no fue el caso.
Xavi, superado en el Barça
El caso de Xavi Hernández no es exactamente igual al de Roger Grimau, pero sí que entra en el grupo de entrenadores que no encajan con el nivel que se espera del FC Barcelona. El de Terrassa también se ha visto superado en muchos tramos, especialmente por el escaso control de sus emociones en noches de máxima exigencia, recordando lo que sucedió en la vuelta de los cuartos de final contra el PSG, cuando se hizo expulsar por una rabieta con el cuarto árbitro.
Solamente en pocas ocasiones se ha visto a un Xavi apretar las tuercas a sus jugadores y tener ese punto de mala leche. El ejemplo más destacable fue en el entretiempo contra la UD Almería, debido a que estaban empatando (1-1) ante el colista de la competición. Su cabreo a los jugadores surtió efecto por la respuesta que dieron en la segunda mitad (3-2). "Creí conveniente alzar un poco la voz", fue lo que señaló el técnico al terminar el partido.
Sin embargo, solo han sido momentos puntuales de la temporada. En el resto del curso, Xavi Hernández ha evidenciado su falta de experiencia en los banquillos. Ya no solo por la poca respuesta táctica en los propios partidos, sino también en esa personalidad que se espera de un entrenador en las citas más importantes del año. Aunque esas carencias no impedirán que siga vinculado al primer equipo del FC Barcelona, después del mensaje de confianza de Joan Laporta.