Xavi Hernández se ha vuelto a quemar por querer jugar con fuego. Lo tenía todo a su favor para completar una semana de tranquilidad y alegría tras apear al Nápoles de la Champions League, pero no será así. Mito viviente de la historia del FC Barcelona, considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos tanto del club como de la selección española, el actual técnico azulgrana ha visto deteriorada su, hasta hace poco, impoluta imagen en los últimos meses. Sus enfrentamientos con la prensa que sigue la actualidad barcelonista --como les ocurrió a Koeman, Valverde, Luis Enrique o Tata Martino-- han ido en aumento durante su tercera temporada al mando del banquillo del Barça y amenazan con acabar mal. Sus últimos días se ponen tensos.
Optimista por naturaleza, Xavi tiene un posado mucho más serio que antes en las ruedas de prensa. Lo que fueron sonrisas cercanas y amabilidad a raudales, ahora son gestos apáticos, incómodos y distantes. El míster ya no busca la complicidad de sus interlocutores, se limita a contestar con educación y mayor brevedad que antes. Pese a todo, no ha perdido otra de sus características más intrínsecas, la pasión, o dicho de otra forma, la impulsividad.
Factura pendiente con Besa
Edu Polo intentó detenerlo, pero no sirvió de nada. Xavi sintió la necesidad de mandar ese mensaje contra un artículo de Ramon Besa y no se reprimió. Tampoco tiene por qué hacerlo. Los periodistas opinamos sobre el trabajo de Xavi y él está en su derecho de opinar sobre el trabajo del periodismo deportivo. Lo que sorprende del caso es que esa crónica de un Shakhtar-Barça fue escrita el 7 de noviembre de 2023 y la respuesta pública de Xavi llegó cuatro meses más tarde, justo después de la primera gran victoria del equipo en Champions desde entonces. El egarense la tenía guardada. Cuatro meses después, aún no lo había digerido.
Besa fue muy duro al calificar al Barça como "el bufón de Europa". El arranque del texto es igual de contundente que el titular: "No hay seguramente un equipo más bufón en Europa que el Barça. El último ridículo ha sido el de perder contra un rival menor que ni siquiera puede jugar en su país por la guerra y se ha tenido que refugiar en Hamburgo". Sin embargo, todo el periodismo coincidió en señalar el mal partido del Barça aquella noche. En Culemanía, la crónica firmada por Lluís Regàs era sensiblemente más suave: La peor versión del Barça se estrella contra el Shakhtar.
Es tan comprensible el cabreo de Xavi al leer ese titular y texto como el malestar de Besa al recibir el reproche público cuatro meses después. De poco sirvieron los mensajes que intercambiaron ambos ni las explicaciones que le dio el periodista. La herida no cerró bien. Xavi la quiso reabrir, con la consecuente reprimenda de la vieja guardia del periodismo deportivo, alineado con el mestre Ramon Besa.
Basté y Torres, a la carga
El, seguramente mal llamado, entorno guardiolista ha salido en defensa del redactor jefe de El País, en pleno proceso de prejubilación. Jordi Basté dijo que "antes de hablar de Besa hay que lavarse la boca" y calificó a Xavi de "cutre y mamporrero". Xavi Torres considera que el míster "tiene una terrible obsesión" con Guardiola y que "Besa es Dios". Juan Bautista, Albert Guasch, Santi Segurola o Joan María Pou, entre otros, son algunos de los veteranos periodistas que se han mostrado críticos con las palabras del entrenador del Barça. El periodismo en general coincide en destacar que Xavi eligió muy mal el momento para cobrarse la factura pendiente.
Desde su entorno desmienten, sin embargo, que Xavi tenga una lista de 15 o 20 nombres de periodistas que van automáticamente en su contra. Lo explicó Sique Rodríguez en antena, vinculando esos nombres a Pep Guardiola. El propio Besa también lo ha reconocido en entrevistas para RAC1, Catalunya Radio y la SER.
"Ha pasado revancha y la asumo, pero sé que no es algo solo conmigo, podía haber hablado de muchos periodistas pero ha ido a por mí. Es una cuestión que afecta a demás periodistas, sobre todo al núcleo que se considera más cercano a Guardiola", confesó Besa a Manu Carreño en la SER. El emblemático periodista, de 65 años, también se mostró dolido porque "Xavi me dijo que yo tenía mala baba". "Me duele que no sepa diferenciar un adjetivo con el que puedes no estar de acuerdo de una persona que escribe con saña y mala intencionalidad", sentenció el periodista.