Sergi Roberto siempre será recordado por su gol al PSG. El de la remontada imposible. Fue hace siete años. Ahora es un actor muy secundario del Barça, un jugador discutido, bajo sospecha, pero contra el Nápoles solventó otra noche de Champions con una jugada magistral, culminada por Robert Lewandowski. La genialidad del capitán azulgrana premió la ambición de un Barcelona enrabietado, con más corazón que fútbol, que sigue vivo en Europa. Cuatro años después, vuelve a estar entre los ocho grandes de Europa.
Montjuïc se llenó. Por un día no fue un estadio frío, sino todo lo contrario. La afición del Barça aparcó las malas sensaciones de los últimos meses y se volcó con un equipo con muchas urgencias en una temporada espantosa. Joao Félix, el fichaje más celebrado por Laporta el pasado verano, fue suplente, en beneficio de Raphinha, un futbolista que está en venta. Como casi todos.
Dos goles en dos minutos
Xavi, con fecha de caducidad, ya no está para contentar a nadie. Por un día, su Barça comenzó muy tensionado, y algo acelerado, presionando muy arriba y con Fermín que dispuso de una clara ocasión de gol a los 12 minutos. El joven centrocampista falló la primera que tuvo, pero no la segunda, al culminar una gran jugada colectiva.
El gol desató la tormenta perfecta del Barça. Apenas dos minutos después, una carrera de Yamal es rematada por Raphinha al poste, en primera instancia, y después por Cancelo. En un plis plas, el equipo azulgrana fulminó todos sus fantasmas y parecía encarrilar su pase a los cuartos de final.
Politano supera a Cancelo
El Barça actual, sin embargo, no tiene la solvencia ni la fiabilidad de otros años. Es un Barça sufridor y Cancelo es un coladero por su banda. Bien lo sabía Politano, que asistió a Rramhni para que marcara el primer gol del Nápoles.
Desbocado en los primeros 20 minutos, el Barça levantó el pie del acelerador tras el gol napolitano y endureció el partido, con faltas tácticas para evitar nuevos disgustos. Con pocas acciones meritorias más terminó el primer acto.
Susto para el Barça
El segundo tiempo empezó con susto para el Barça, con un remate lejano de Kvaratskhelia, un posible penalti de Cubarsí a Osimhem y bastantes nervios en las filas barcelonistas, muy dubitativo y vulnerable cuando apostaba por una presión alta.
Al Barça le costaba dar tres pases seguidos y el Nápoles, en cambio, se encontraba cómodo con el balón. Pintaban mal las cosas y Xavi dio entrada a Oriol Romeu y Sergi Roberto por Christensen y Fermín para agitar un partido que se había complicado. A partir de entonces, el grupo azulgrana tuvo más pausa y hubo intercambio de golpes en un final incierto que resolvió Sergi Roberto con una genialidad que no entraba en el guion.