Pep Guardiola voló de Barcelona en 2012. El genio de Santpedor abandonó definitivamente el FC Barcelona, el hogar que lo formó como futbolista bajo la mano de Johan Cruyff y, posteriormente, lo encumbró como entrenador. El técnico catalán siempre ha cerrado la puerta a un regreso, aunque asegura que acudiría al rescate del club si se lo pidieran.
El rincón que el entrenador del Manchester City reserva al Barça en su corazón es inmenso. Su etapa más gloriosa, sobre todo, en los banquillos, se encuentra en la capital catalana, y empezó en octubre de 2007 con una comida de garbanzos y costillas de cordero en la Bodega Sepúlveda con Joan Patsy, su amigo e íntimo de Johan Cruyff.
Bodega y restaurante
Esta bodega situada en la calle Sepúlveda, en el corazón de Barcelona, cuenta con una selección de más de 100 vinos de denominación de origen. Los precios de la carta de vinos varían desde los 18 euros hasta los 70. El local ofrece botellas de vino blanco, rosado, negro, espumoso, cava y champagne.
Pero es mucho más que un local de vinos, y ofrece tapas y platos tradicionales de la gastronomía catalana. Desde ensaladas, marisco y pescados, hasta carnes, huevos fritos y revueltos. Entre los platos estrella que representan la cocina de Cataluña se encuentran el Cap I Pota con níscalos --cabeza de ternera estofada--, las albóndigas con boletus, y los calamarcitos salteados con judías de Santa Pau.
Y, como no podía faltar, por 14 euros, los famosos garbanzos estofados con butifarras y morcilla que Pep comía mientras se enteraba, incrédulo, de que entrenaría al FC Barcelona.
Comida premonitoria
Sin lugar a dudas, este restaurante de vinos alberga uno de los recuerdos más especiales de la leyenda barcelonista. Una anécdota que Pep y el comunicador rememoran en el libro Cuando fuimos eternos, escrito por Luis Martín. La anatomía del Barça de Guardiola desgrana los entresijos de su salto al banquillo del primer equipo, directamente desde el Barça B, campeón de Tercera División en la temporada 2007-08.
Esta tasca reconvertida en bodega en 1952 albergó aquella comida premonitoria. Concretamente, en la mesa de un balcón interior, puesto que se trata de un espacio cerrado. Guardiola recuerda su conversación con Patsy en un restaurante que frecuentaban.
"Estábamos comiendo garbanzos y costillitas de cordero en la Bodega Sepúlveda, en la mesa del balcón, disfrutando como siempre, ya sabes... Y va y me suelta (Patsy): 'en la próxima temporada Frank no va a estar y el entrenador, que lo sepas, vas a ser tú'", relata Guardiola. Joan fue la primera persona que le dijo al canterano azulgrana que dirigiría el primer equipo.
Guardiola o Mourinho
"No era algo que se supiera todavía. Yo acababa de empezar en el filial y no me acuerdo mucho, pero tampoco creas que nos iba de cojones. Pero eso me dijo: 'Pregúntale a Johan, pregúntale'. Como siempre, al final tuvo razón", admite Pep.
Patsy ya había hablado con el presidente Joan Laporta y Johan Cruyff, su gran consejero: "Evidentemente, Pep me dijo que estaba loco y siguió comiendo; no me hizo ni caso. Pero yo lo sabía, sabía que eso iba a pasar, aunque no estuviera previsto todavía. Había hablado con Laporta, con Johan; era consciente de lo que estaba pasando con Frank y de lo que estaba haciendo Pep en el filial. Ellos no hablaban, pero yo había hablado con todos".
Medio año después, en abril de 2008, Jan prescindió de Rijkaard y Evarist Murtra, miembro de la junta directiva, apostó por Guardiola, frente a Marc Ingla, vicepresidente deportivo, y Ferran Soriano, vicepresidente económico y director general, que propusieron a José Mourinho. Se reunieron con ambos técnicos, y el resto fue historia.
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