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"La unión hace la fuerza", reza un lema utilizado originalmente en Países Bajos y procedente del latín. La convergencia de ideas y el diálogo sano facilita la convivencia, al menos, en lo que conocemos como planeta Tierra. En cambio, en un mundo aparte como el FC Barcelona, el sentimiento tan visceral de los culés puede llevar a disenciones y fragmentación cuando el rumbo deportivo --especialmente-- y económico no acompañan. Una división de opiniones que favorece al presidente del Barça, Joan Laporta, hasta que no se forme una corriente de disconformidad unitaria contra la junta directiva.

La oposición se moviliza a tan solo días de una asamblea de socios compromisarios telemática. Las propias plataformas organizadas para germinar como futuras candidaturas a las elecciones presidenciales de 2026 peinan todos los recovecos del mundo barcelonista para aglutinar el máximo número de culés posibles. Víctor Font ha vuelto a atizar al máximo dirigente de la entidad en una rueda de prensa para analizar el último cierre de cuentas. El líder de Sí al futur, principal opositor a la dirigencia, ya ha reconocido abiertamente preguntado por Culemanía los contactos con otros movimientos para sumar más adeptos a la causa. 

¿Una utopía?

"Llevamos mucho tiempo hablando con todos los actores del barcelonismo, también con Som un clam. El objetivo es aglutinar a todo aquel que comparta diagnóstico", ha respondido el CEO y fundador de Delta Partners en su comparecencia. No obstante, de ahí a poder configurar una candidatura única existe un abismo. Precisamente, Som un clam también trata de persuadir al barcelonismo desencantado con la gestión de la junta vigente con tal de integrar una candidatura unitaria. 

Sin embargo, lo cierto es que la idea de una candidatura única a estas alturas resulta poco menos que imposible. El empresario catalán considera que ciertos miembros de Som un clam que abogan por solucionar la crisis institucional y financiera ya formaron parte de anteriores directivas con desenlace fallido. Un nombre representativo para la historia del barcelonismo.

La sombra de Evarist Murtra

Se trata, con matices, Evarist Murtra, uno de los respaldos de renombre con los que contaría Joan Camprubí Montal, nieto del expresidente Agustí Montal Costa y bisnieto del también máximo dirigente Agustí Montal Galobart. Murtra se enroló en la primera directiva dirigida por Laporta en 2005, meses después de la dimisión en bloque de Sandro Rosell, Jordi Monés, Josep Maria Bartomeu y Jordi Moix. El que fuera directivo durante la etapa de Josep Lluís Núñez en la institución apostó por la promoción de Pep Guardiola al primer equipo en 2008. Uno de los mayores aciertos en la historia del club.

Evarist Murtra y Pep Guardiola, en una imagen de archivo

Con esto, meses más tarde, el gran valedor del genio de Santpedor dimitió tras conocer el resultado de la moción de censura contra la junta de Laporta. El voto de castigo no prosperó con el 60,6% de los votos a favor porque los estatutos estipulaban el 66,6% como requisito. Aun así, la figura del máximo dirigente quedó tocada con un alud de ocho renuncias en la junta.

Laporta, tras ganar las elecciones de 2003 EFE

También se rumoreó que Sandro Rosell respaldaría a la plataforma Som un clam, aunque el expresidente negó cualquier vínculo con el grupo. El empresario sí que mantiene una amistad con Jordi Roche, expresidente de la Federación Catalana de Fútbol (FCF) al que ya ofreció tanto en 2010 como en 2015 formar parte de la junta directiva. El impulsor de la futura candidatura, que se presentará oficialmente este jueves 17 de octubre en la Fira de Barcelona, rechazó la propuesta en ambas ocasiones.

Laporta, favorecido por la fragmentación

Por ambas partes, tanto Sí al futur como el más incipiente Som un clam tratan de reunir todo el respaldo culé posible para la carrera electoral de 2026. Un ejemplo más reciente, el fichaje del empresario y fundador de Bizum, Jordi Termes, que confirmó en Catalunya Ràdio su adhesión al movimiento. Ese trabajo de concordia incluye conversaciones mutuas entre plataformas con un "diagnóstico compartido" sobre los problemas que afectan al Barça. Con esto, para que pudiese prosperar una alianza como candidatura unitaria, uno de los dos máximos aspirantes tendría que ceder su puesto de primera espada, un extremo que se antoja complicado.

Víctor Font, en su comparecencia ante los medios Artur López CULEMANIA

Marta Pascual, Joan Camprubí y Jordi Roche, en un acto de Som un clam REDES

En tanto, Joan Laporta se ve fortalecido por la fragmentación. En 2021, aquel regreso tan aclamado por los barcelonistas más románticos se bastó para arrasar con el 54,28% de los 30.184 votos. Con más de la mitad de los socios persuadidos, cualquier intento de alianza habría resultado infructuoso. Pero en un contexto tan imprevisible como 2026, la unión de aspirantes puede decantar la balanza de la oposición contra Laporta. Por ello los esfuerzos de los candidatos se centran en buscar consensos.

Precedentes paradigmáticos

Un antecedente paradigmático se encuentra en los comicios de 1978, la primera visita de los socios a las urnas en etapa de democracia. Josep Lluís Núñez se impuso con 10.352 votos a Ferran Ariño --9.537-- y Nicolau Casaus --6.202--. A diferencia de los dos últimos, el constructor y promotor inmobiliario carecía de un perfil catalanista, sino más bien apolítico. A pesar de la convergencia de ideas, Casaus ya se había cerrado en banda a una alianza: "Si me alío con alguien se podrá decir, con razón, que soy un cerdo". Esas reticencias fueron determinantes para la toma de posesión del presidente más longevo en la historia del club, con 22 años en el cargo.

Josep Lluís Núñez, expresidente del Barça, en una imagen de archivo FCB

Florentino Pérez, durante la asamblea del Real Madrid REDES

La capacidad de negociación y formación de alianzas podría volver a tener un papel providencial para destronar a un presidente que, si el contexto deportivo acompaña, apunta a enlazar una segunda legislatura. Por su parte, Víctor Font apela a precedentes como el aterrizaje de Florentino Pérez en el Santiago Bernabéu en el año 2000. Aunque el club blanco había conquistado dos Champions League en los últimos tres años, el propietario de la constructora ACS se impuso al presidente Lorenzo Sanz en las urnas con el 55% de los votos.

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