Tamara Falcó en 'El Hormiguero' /EH

Tamara Falcó en 'El Hormiguero' /EH

Famosos

El trauma infantil que arrastra Tamara Falcó por culpa de un regalo de Papá Noel

La hija de Isabel Preysler ha confesado que tiene respeto a los caballos desde que sufrió un accidente mientras montaba

18 diciembre, 2020 00:00

Como cada jueves, la hija de Isabel Preysler ha acudido a su cita con El Hormiguero. El programa de Pablo Motos cierra la semana dedicando unos cuantos minutos a abordar diferentes cuestiones de actualidad. Para ello, el presentador cuenta con la colaboración de Núria Roca, Cristina Pardo, Juan del Val y Tamara Falcó.

El silencio de Tamara vale oro

Y es que, tras permanecer más de seis minutos sin articular palabra, finalmente la hija de Isabel Preysler se ha pronunciado. Tamara es más de Papá Noel que de Reyes Magos. Un hecho que no acaba de cuadrar con su profesa religiosidad. El por qué, pues porque es lo que había en Filipinas, la tierra natal de su madre. O al menos eso es lo que le ha soltado al presentador en una de sus escuetas intervenciones.

En total, la colaboradora de televisión ha hablado dos minutos y diez segundos de los veinte que ha durado la sección en la que ella participa. No cabe duda que el silencio de Tamara vale oro, especialmente para cuando abre la boca y cuenta batallitas familiares en las que sale salpicada Isabel Preysler. De hecho, la reina del papel couché por excelencia, junto a Santa Claus, ha sido la gran protagonista de la última historia que ha revelado Tamara.

Un accidente

Y es que cuando era pequeña, nuestra cocinera favorita, era amazona. O bueno, más bien dicho, se limitaba a montar caballo. Un hobby que según ha apuntado, todavía sigue muy presente en su familia. Pues bien, tal y como ha relatado ella misma, era tal el amor que sentía por los équidos que un año le pidió uno a Papá Noel. Por orden expresa de su madre, Santa cumplía con el deseo de "Tami" y le traía un vale que canjeó por el animal.  

Sin embargo, nadie le había dicho que Pía, el nombre con el que bautizó al équido, terminaría siendo un regalo envenado: Tamara sufría una caída mientras montaba. Un suceso que le ha marcado de por vida y que todavía tiene muy presente. Tanto que, hasta la fecha, lo sigue pasando mal cada vez que su familia decide llevar a cabo una jornada de equitación. Una razón por la que pese a no renunciar a ello, siempre pide "el caballo más penco".