El director de cine Demián Rugna

El director de cine Demián Rugna EFE

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Demián Rugna, sobre la situación en Argentina: “No hay muchas palabras para retratar la destrucción de la cultura”

El director de 'Cuando acecha la maldad', película ganadora del Festival de Sitges, habla de las dificultades de hacer cine en su país con la llegada de Milei al poder

15 enero, 2024 19:32

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Demián Rugna es la prueba de que el cine argentino es mucho más que Darín, dramas sociales o comedias verborreicas y disparatadas. Lejos también de los Lisandro Alonso, Lucrecia Martel y demás directores festivaleros, este cineasta nacido en Haedo, a las afueras de Buenos Aires, ha demostrado que el sur también puede hacer películas de miedo que aterren al mundo.

Lleva ya años en esto, pero no fue hasta Aterrados, cinta que encantó a Guillermo del Toro, que su nombre no empezó a sonar en los circuitos internacionales. Ese moderado éxito, es el que le ha permitido tener algo más de presupuesto para su último film, Cuando acecha la maldad, producción con la que se alzó ganador en el pasado Festival de Sitges. Un hito para el cine latinoamericano en el certamen.

El realizador ha logrado este reconocimiento gracias a ser fiel a sí mismo. Siempre tuvo claro que quería hacer pelis de terror y hacerlas sin concesiones al público: si uno ha de rozar lo gore, se roza. Y aun así, su cine tiene algo de tradicional. Como buen amante del género, sus cintas transpiran un trasfondo político-social más que evidente, aunque él asegura que se da cuenta después.

En Cuando acecha la maldad hay un embichado en un pueblo, un hombre supuestamente poseído por el demonio, pero también podría ser por el glutamato. Matarlo es complicado, porque la solución puede desatar al demonio, ¿el fascismo? Ha de hacerse de forma quirúrgica. Mientras, el miedo se contagia por el pueblo, con ayuda de los medios. Mientras, el espectador asiste a escenas tremendamente violentas y situaciones muy incómodas. Una combinación perfecta.

El cineasta argentino Demián Rugna

El cineasta argentino Demián Rugna SELECTA VISIÓN

 

Empecemos esta entrevista por Sitges. ¿Qué supuso para usted ganar el festival?
Ganar Sitges fue un sueño hecho realidad. Lo viví como un premio a mi intento de hacer siempre lo mismo, es decir, a apostar a este tipo de películas desde hace más de 20 años. Eso y un revés a todos mis dolores de cabeza, mis fracasos, mis golpes en la carrera, mis frustraciones que fueron muchas. También supuso entender la magnitud del premio viendo el impacto en las redes sociales de público latinoamericano no argentino. Por tanto, lo viví mucha emoción y me cargó de una alegría que no pensé que iba a poder ver y bueno.
¿Y para la película?
Bueno, ayudó mucho a la peli en el boca a boca, a que la tomen más en serio. Porque a pesar de estrenarse Estados Unidos, ganar Sitges le dio una entidad. Era un “mira que esta es la peli que ganó Sitges”.
Habló de dificultades, fracasos y frustraciones. Es cierto que no es la típica peli que llega de Argentina, ¿es difícil levantar una peli de género así y hacerla exportable?
Sí, es muy difícil. Yo arranqué mi primera peli el año 2006, aunque en desde 2002 iba haciendo cortos. Al empezar haciendo películas de terror uno tenía que mandar un DVD a festivales, hacer una especie de fanzine. Y acá, en Argentina, de cierta forma, despreciaban al cine de género, de terror argentino. Los mismos espectadores lo despreciaban, porque gran parte de ellos despreciaban nuestro propio cine. ¡Imagínate querer hacer una película que solo la pueden hacer los yanquis porque tienen plata! Corríamos siempre con esas desventajas de no tener mercado, de no tener público, no tener productores. ¿Distribuir eso? Olvídate. Era una especie de Quijote contra los molinos durante muchos años. Aterrados, que fue la primera película que me abrió una ventana al mundo, tarde más de 8 años casi 9 años en poder encontrar un productor. Por tanto, costó y cuesta. Y eso que no empecé con esta película. Así que se disfruta mucho más el proceso cuando tienes muchos fracasos y, de repente, tienes un triunfo. Entiendes que no es todo color de rosa.
Fotograma de 'Cuando acecha la maldad'

Fotograma de 'Cuando acecha la maldad' SELECTA VISIÓN

Teme que ahora puede ser peor con las nuevas leyes propuestas por Milei ¿cómo puede afectar al cine y a propuestas como las suyas y a los nuevos talentos?
Es nefasto. Es la desfinanciación del Instituto de cine, que los creativos necesitan para poder hacer películas, porque obviamente los medios de comunicación, las salas, todo, pertenecen a grandes corporaciones. Tener un Instituto de cine que, al menos pueda llegar a hacer películas es importante. Sin ese instituto, no existiría el cine tal y como lo conocemos, solo existiría cine financiado por plataformas que se llevan El IP y el copyright y ni siquiera son locales. La mirada de autor y de los directores que quieren buscar algo nuevo, diferente, contar nuestras propias historias, estaría supeditada a lo que busca el mercado. Es muy doloroso lo que está sucediendo y lo que va a suceder. De hecho, ya está sucede. A mi compañera le acaban de suspender la película en la que estaba trabajando. Yo incluso tenía una película para abril y estamos replanteando si nos vamos a otro país a hacerla. Es doloroso, nefasto. La verdad que no hay muchas palabras para retratar la destrucción a la cultura.
Bueno, pues tratemos de enfocar esta entrevista en su película, que tantas alegrías le ha dado. Como bien dice, tiene un sello autoral, pero también algo muy argentino. De hecho, es algo que tienen todas sus películas y, aun así, es la segunda que triunfa fuera del país. ¿Qué cree que las hace internacionales?
Esto que vos te preguntas, yo me lo pregunto cotidianamente, ¡pero dos o tres veces por semana! Lo hablo con mi compañera y decimos “qué loco esto”, porque es una película que está hablada, de modo que me parece que a los mismos españoles les va a costar entender el dialecto. Y aun así, hay gente en todo el mundo que la están abrazando y la aman. Creo que tiene que ver con que es genuina. los espectadores de terror la aman porque es algo que no se suele ver en salas de cine. Es muy difícil, muy raro por lo general que lleguen a las salas, como mucho en festivales y mueren ahí. Es genuina y tiene una buena historia. Está bien contada porque, sino no funcionaría como lo hace.
¿Pero la historia es propia o es de alguna leyenda que corre en algún pueblo de argentina?
Sí, es una idea propia. En el mundo también se preguntan eso, pero no existe esta leyenda. La película pareciera que se basa en una leyenda de mi país pero no, está inventado. Tiene que ver con cómo absorbo la realidad. Yo lo que veo es el auge de un odio generalizado, en las redes, en los medios de comunicación y cómo se contagia el odio, de qué forma es tan sencillo contagiarlo para hacer cambiar la forma de pensar a la gente. Eso siempre me llamó la atención y fue una de las cosas que estuvieron en la génesis de este guion. En realidad, yo tenía otro guion en la cabeza que hablaba específicamente de cómo los medios de comunicación te revierten la forma de pensar, y se terminó transformando en esta película. Terminé cruzando otras ideas y se transformó en esto.
Entrevista con Demián Rugna

Entrevista con Demián Rugna CRÓNICA GLOBAL

¿Se podría decir que la película mezcla, pues, su universo personal con ese retorno a un cine de terror original, donde siempre hubo un subtexto que tenía que ver con la realidad de la época?
La verdad, que no tuve una intención de contarlo así, me salió porque me va como saliendo ideas naturalmente. La realidad me influencia y aparecen. Tú puedes ver la cinta como una peli de terror y no detectarlo, por eso, pero si empiezas a leer entre líneas vas a encontrar eso. El monstruo en realidad está en nuestras cabezas y se va transmitiendo de cabeza en cabeza. Luego, miro atrás revisando mis otros guiones que tengo y sí tienen algo de denuncia o de cómo sublimar la realidad actual del ser humano en un monstruo. Y la verdad es que algo debe haber, pero no lo pienso como algo explícito, no es preconcebido. Muchas veces te das cuenta de que ese subtexto está allí.
Y simplificando mucho, ¿los niños son el mal?
Sí, sí ¡Los niños son el mal! (bromea y ríe). No, me gusta la dualidad de los niños, porque son la inocencia, lo angelical, lo puro, pero también en la pureza radica la maldad. Un niño puede ser la cosa más angelical y hermosa que dio el mundo y, en 10 segundos, transformarse en el ser más despreciable o el que te destruyó la vida en dos segundos. Ahí hay una dualidad muy perversa que sucede. Yo he visto padres que se derriten con sus hijos y a los 10 segundos los quiere asesinar (sonríe). Por eso y por también romper un poco con el tabú, no ser una película políticamente correcta, no tener concesiones con nada. Creo que es un poco mi estilo, más heavy metal. No soy un director que me encanta el gore por sí, el gore o la violencia está en función de la historia. Mi intención es que prevalezca la historia, el cuento, que estés atrapado en el sillón y te sorprendan esos golpes de violencia que, en realidad, están ahí y son potentes. Asimismo, y volviendo a los niños, como son inocentes, si juegas con las ideas del miedo, son los más vulnerables a contaminarse de eso. Son los más frágiles, los más fáciles de convencer, por eso el demonio atrapa a los animales y a los niños. No están preparados para discernir y el demonio los puede utilizar mucho más fácilmente.
Para ir acabando. En varias ocasiones dijo que es difícil que este tipo de cine llegue a las salas, pero en cambio no dejan de llegar pelis de miedo constantemente. ¿A qué se refiere?
El cine de terror llega siempre, todas las semanas tienes más o menos dos estrenos de género. Lo que es difícil es que llegue una película como esta a una sala comercial en diferentes partes del mundo. Porque no es una película comercial, no está hecha por una gran cadena o estudio, no tiene actores famosos, es una película muy violenta, la mitología no está masticada... No subestima al espectador, es más, le propone un desafío. Eso hace que sea más difícil llegar a la sala. Esta llegó porque ha sucumbido muchas carambolas, una de ellas ganar Sitges, la prensa en todo el mundo y, sobre todo, a la audiencia allí donde se vio. Se generó un caso atípico. Por eso, cuando tengan la posibilidad de verla en sala de cine en España, aprovechen, porque no sé cuándo una película así, en español y de este estilo, estará de nuevo en este tipo en salas.
El realizador argentino Demián Rugna

El realizador argentino Demián Rugna EFE

Bueno, pero tras 'Aterrados' esta tiene más presupuesto, ¿no?
Casi el doble, sí. También la película es más grande. Aterrados la filmé en 25 días y Cuando acecha la maldad, en 40. Tiene muchas más locaciones, personajes, efectos. Todo era más complejo. Además, Aterrados me dio la posibilidad de concretar una preventa y con ella garantizarnos un ingreso de dinero extra al que nos da el Instituto de cine.
Para terminar, teniendo en cuenta la situación actual de Argentina, las nuevas leyes, ha dicho que igual no puede rodar su siguiente película en su país. ¿Teme que ahora tenga que dar un paso atrás y hacer la siguiente con menos presupuesto?
Bueno, yo ya no voy a contar con el Instituto del cine, porque no que creo se pueda. Eso ya nos reduce el presupuesto. Luego, la situación económica de hiperinflación que estamos a punto de tener hace que no tengas previsión de cómo va a ser tu presupuesto de acá a dos meses o cuando vas a filmar. Todo eso arma un combo en donde piensas en parar la pelota. ¿Por cuánto tiempo? No sé. Entonces empiezas a pensar en mudar el proyecto a otro país, porque ahora en Argentina no tengo las condiciones que podía tener el año pasado. Voy a esperar dos o tres meses a ver cómo se acomodan todos, pero bueno, capaz que en dos o tres meses no se acomoda nadie y yo pierdo medio año, justo en la cresta de mi carrera. Lamentablemente, no puedo pensar en el futuro.