Joan Carreras: “Hay un pasado oscuro que también nos ayuda a crecer como sociedad”

Joan Carreras lleva décadas en la interpretación, pero en los últimos años una obra de él se ha convertido en sinónimo de éxito. Prueba de ello es el reestreno de Història d’un senglar, pero también de Al final, les visions o Amèrica, que hasta el 21 de enero está en La Villarroel de Barcelona.

La obra es todo un ejercicio de revisionismo histórico. Ese que tanto molesta a algunos, pero que, como bien dice el actor, nos hace aprender. Defiende que contarlo no es obligar a pedir perdón sino una ayuda para conocernos mejor. Porque hablar del ser humano, es también de hablar de oscuridad.

A pesar de todo, la obra de Sergi Pompermayer tiene momentos divertidos, sucede en pleno siglo XXI y reflexiona sobre el abuso de poder, las relaciones y demás. Lo hace con un teatro de proximidad, con dos familias de apellidos bien catalanes que están y estuvieron involucradas en la parte más privilegiada y de luces de la sociedad y, a su vez, la más oscura, aquella que se quiere tapar. El problema, es que no siempre se puede.

Crónica Global aprovecha el reestreno de Amèrica para hablar con el actor y repasar tanto la obra como estos años repletos de éxitos. 

Joan Carreras recibe el premio Max al mejor actor por ’Història d’un porc senglar’ EFE

Tres reestrenos en el arranque de la temporada. ¿Contento?

Es muy fuerte, sí. Para mí es buena señal, significa que las obras (Història d’un senglar, Amèrica y Al final, les visions) funcionaron, al final. Además, en este trabajo nuestro en el que después de ensayar tanto tiempo las explotaciones son tan cortas, poderlo disfrutar un poco también está bien.

¿Es señal de que el teatro va bien o que va escaso de ideas y apuesta por las que triunfaron?

Hay un poco de todo. Está la visión de exprimir un producto porque ha funcionado, algo muy lícito, y luego la voluntad de dar valor a una obra que tuvo poca exhibición. En cualquier caso, yo encantado.

En este sentido, ¿cuál cree que es el atractivo de 'América'?

Lo que tiene es que es un texto muy contemporáneo. Me encanta ver que tenemos autores contemporáneos tan buenos como Pompermayer, Gabriel Calderón o Llàtzer Garcia. Pompermayer habla aquí de un pasado muy nuestro, un pasado esclavista europeo y, en este caso catalán. Es un pasado oscuro que nos ayuda a crecer como sociedad si somos capaces de darnos cuenta de nuestros propios errores y fantasmas. En Amèrica cabe todo: es ácida, es cómica, es dura. Es una obra excelentemente escrita.

Escena de 'Amèrica' FOCUS

Pero ¿es revisionismo o qué aporta a la historia actual?

Revisitarnos no es malo. Darnos cuenta de que los catalanes, españoles, europeos hemos cometido barbaridades en el pasado, no nos hace peores, sino mejores, porque nos permite revisarnos y poder mejorar. No hemos de ser condescendientes con el pasado ni querer reparar errores, sólo ser conscientes e intentar mejorar. Saber de qué claroscuros estamos hechos, nos hace mejores. No sólo estamos hechos de luces, nuestra oscuridad también nos conforma como sociedad y como humanos.

¿Y este tema es vigente?

Es vigente porque son temas que han quedado apartados, no se han hablado de una manera abierta. Hablarlos en teatro sin hacer panfletismo en una obra como la nuestra es darle una vigencia histórica, para contar una historia. Una historia que no sólo habla del esclavismo, sino también habla de las relaciones padre-hijo, de amor, de la corrupción… Todos estos temas hacen que no sea una obra panfletaria ni monotemática.

Su personaje, por eso, concentra la parte más oscura de todo, ¿no? ¿Es el indeseable de la función?

Para mí es fantástico. Yo me quedaría para siempre con estos papeles. Como actores no debemos tener miedo a expresarnos en las distintas formas en que lo hace el ser humano. Hay algo atractivo en estos personajes, porque en el fondo defiendes estas ideas tan inconcebibles y alejadas de ti mismo. Cuánto un personaje está más alejado de mí, más me gusta, porque buscas puntos de contacto que no sean ideológicos. En este caso, está muy bien escrito, porque no se pierde en los gritos ni en la violencia. Es de una condescendencia extrema y de un paternalismo terrible y desagradable. Este tipo de personajes inteligentes, peligrosos y poderosos son muy atractivos. Es verdad que al salir soy el indeseable (ríe), pero en el teatro catalán se valora de forma natural el trabajo actoral. Cuando más te interpela y conflictúa el personaje, quiere decir que lo haces bien.

El actor Joan Carreras en 'Amèrica' FOCUS

¿Y siempre son los más recordados?

Curiosamente, el ser humano se olvida de que tenemos este lado oscuro. Partes que, de un modo u otro, salen. Y cuando las ves sobre el escenario son muy atractivas, porque espejan nuestra alma y comportamiento. Muchas de las cosas que suceden en el escenario y te resultan abyectas, tal vez puedan ser comportamientos que tú has tenido o pensado en algún momento. Eso nos hace reflexionar. La bondad también, pero nos pasamos la vida haciendo de buenos, es el leitmotiv de la mayoría. Por tanto, cuando me toca hacer este tipo de personajes, para mí es terapéutico porque hay una parte de mi propia maldad que se escapa por allí.

Pero lo que tiene su personaje, es que aparenta ser una persona cualquiera y que, un hecho muy casual, despierta esa maldad que tiene en el interior. ¿Es fácil desatar esto? ¿Siente que hay algo que nos ayuda a sacar de repente esta parte más oscura?

Este tipo de personajes son personas que te escucharían, estarían bien contigo, pero nunca compartirían nada contigo. Y a pesar de todo, tú te sentirías a gusto, porque no son agresivos, violentos, ¡son mucho más peligrosos! Ellos son los que piensan, los que maquinan. Ya tienen ejecutores que llevan a cabo el mal. Estos son los peores, porque nunca lo dirías de ellos. Por eso, en la intimidad de la obra, al ver que puede perder a su hijo, sale la bestia. Pero es una bestia que no levanta la voz y deja a otro que ejecute el resto. Como mucho lo que va a perder es dinero. Forma parte de un porcentaje mínimo de la sociedad, pero tiene tanto poder que, desde la sombra, nos manipula, nos sacude.

¿Es el poder o el dinero lo que hace que este presente e incluso ese pasado oscuro queden ocultos?

Va tan ligado esto… Tienen un pasado que no orgullece a la familia del protagonista, pero el dinero se conserva. Y el personaje de Mireia Aixalà vive eso, tiene dinero que viene de algún sitio. Pero en la vida pasa esto, tú no eres culpable de tu propio pasado, pero sí de cómo gestionas tu presente. En cualquier caso, el poder, como el dinero, acaba siendo vírico: te pide más. Sino no entiendo la mitad de las barbaridades que se cometen en pro del poder y el dinero.

El actor Joan Carreras / EP

Por tanto, ¿se mantiene ese clasismo y racismo para proteger ese poder y/o dinero?

Todo el mundo quiere atribuirse sus espacios como propios y no compartirlos. El poder funciona así también. En Amèrica no se habla de dónde viene ese poder para que no salga su procedencia.

En este caso, es importante la procedencia del dinero y el poder y ¿la de las familias de la obra? Porque llevan apellidos muy catalanes.

Pompermayer se basó en casos muy reales. Apellidos que ahora no son culpables de aquello que pasó, pero que tienen la lacra de que sus antepasados fueron esclavistas. Eso no es cuestionable, es historia.

Claro, pero curiosamente, ciertas instituciones se empeñan en querer hacer a Colón catalán. ¿Eso sería bueno visto lo que hizo?

Totalmente, no sé si es un estigma más que otra cosa. Es verdad que fue un descubridor, pero también un exterminador. Se lo quieren atribuir catalanes, italianos, españoles. Nos queremos atribuir personajes históricos y muchas veces no sabemos mucho de Historia, porque a veces los protagonistas han sido terribles. Cataluña, España, Portugal y tantos otros países vivieron del esclavismo. Casi nadie se salva. Es cierto que Pompermayer puso catalanes, pero es que la limpieza debe partir de uno mismo. Y al hacerlo local, le da más relevancia. Y eso no nos hace peores a los catalanes, sino más poliédricos. Hemos hecho cosas maravillosas y otras que no, como todas las sociedades del mundo. Y pasa como con los personajes. Tú no puedes hacer sólo personajes buenos, porque no le haces un favor a la Historia.

El actor Joan Carreras en 'Amèrica' FOCUS

Hemos hablado de la parte mala de su personaje. Hablemos de la parte buena del teatro, aunque sea. ¿Estamos en un buen momento?

Sí. Hay actores y actrices que se están haciendo un hueco, pero también en la dramaturgia. Por tanto, es un buen momento para decidir. Yo mismo, si puedo elegir, me apetece hacer obras contemporáneas para poder tener al dramaturgo cerca y preguntarle. Hacer clásicos es fantástico, ojo, pero en Cataluña tenemos grandes autores y debemos darle espacio para mostrarlo.

¿Y hay suficientes espacios para que lo muestren?

Es el esfuerzo que han de hacer los teatros. Tanto públicos como privados. El privado no ha de tener miedo a hacer dramaturgia contemporánea que aporta teatro comercial y no tanto. Los públicos también. Está bien que haya un teatro reflexivo y otro espectacular. Hay dramaturgia para todos. Está bien hacer clásicos para ver lo poco que hemos cambiado, pero el contemporáneo te habla de forma más concreta de las ansias y miedos del siglo XXI.