A Miki Esparbé ya se le puede ver en todos lados. Pese a que hay temporadas que sólo se ve en los cines, ahora ha regresado al teatro, un lugar que dice necesitar. Lo hace con las pilas cargadas y con la confianza de estar rodeado de amigos.

El actor catalán se encuentra en La Villarroel de Barcelona con L'illa deserta, un estado mental, un juego, una comedia dramática escrita por Marc Artigau, con quien se conocen desde la facultad. El texto es una pieza juguetona, que hace saltar de registro a Esparbé y a su compañera en escena, la actriz Maria Rodríguez, y que atrapa al público desde la risa hasta el punto de llevarle a soltar alguna que otra lágrima. Y eso que los personajes no tienen ni nombre.

Últimamente le vemos un poquito más, pero ¿por qué sabes que le vemos tan poco en teatro?
Es difícil compaginar agendas en ocasiones, pero sí he hecho más teatro. Hice un par de montajes en Madrid. La cuestión es que me lleguen también proyectos que me apetezcan y que me haga ilusión hacer. En este caso se daban todas las variables.
¿Cómo?
Mucho. Este proyecto lo conozco desde hace muchos años, prepandemia, porque Artigau y yo nos conocemos de hace muchos años. Yo estudié Humanidades y coincidimos el primer año en la Pompeu. Luego él entró en el Institut del Teatre y nos conocemos desde entonces. Tenemos cosas juntos, algún proyecto de medias que todavía no han arrancado, pero están ahí… Nos entendemos, hay sintonía y hay buen rollo. Y con Maria pasaba un poco lo mismo, nunca habíamos trabajado juntos, pero nos teníamos muchas ganas. Además, trabajamos con La Brutal, con quien hice La importància de ser Frank, que era lo último que había hecho aquí. Por eso digo que se daba todo, era un poquito como jugar en casa.
¿Y cómo ha sido este trabajo entre amigos?
Ha sido un proceso muy chulo, muy intenso. Yo siempre hablaba con Maria y Marc que no éramos conscientes del monstruo que suponía la obra a nivel de exigencia por parte de los actores.
¿Por qué?
O sea, es una obra muy accesible, pero para nosotros ha sido complicado. Sobre todo, porque estamos constantemente en escena durante hora y media y no podemos bajar la guardia. Por eso, ahora, una vez estrenados, estamos muy contentos. Estamos viendo que la respuesta es muy positiva, que la gente conecta y que está gustando.

Miki Esparbé GALA ESPÍN Barcelona

Dice que es complejo, ¿cómo lo verá el público?
Aunque me da rabia el concepto, es una obra muy dinámica, en el sentido de que es réplica contra réplica, no permite bajar la guardia en ningún momento, no hay un descanso real. Otras obras, incluso con un peso de protagonista, te permiten, en algún momento de la función, en un cambio de ropa, encontrarte con algún compañero de escena y decir qué tal estamos yendo, pero ésta no te lo permite, porque los dos estamos en escena todo el rato.
Así de entrada parece una comedia romántica. ¿Es así?
Es una comedia agridulce, porque la obra habla de la vida y la vida tiene esto, la vida tiene comedia y a veces también es más intensa y profunda de lo que percibimos cuando se habla de la vida. Son dos personajes que no tienen nada tienen que ver, son totalmente antagonistas, pero se ven obligados a compartir un rato juntos porque se quedan encerrados en un ascensor. Cuando empiezan a conocerse, se dan cuenta de que quizá tienen más en común de lo que imaginaban o que se pueden entender. Además, se le cuentan muchas cosas al público, desde el minuto cero se interpela mucho al público. ¡No sacamos a nadie, que no sufra la gente! Pero les tomamos mucho como cómplices y les explicamos qué ocurrió con estos dos personajes, qué pudo pasar y qué caminos siguieron en realidad o habrían podido seguir si las cosas hubieran ido de una u otra manera. Exploramos eso que todos los que nos hemos revisado un poquito en terapia hemos abordado alguna vez, él “y si”: Y si hubiera tomado esa decisión, y si hubiera pasado esto al otro. Algo que es muy universal y por lo que todo el mundo puede conectar. Da igual que tengas 20, 40 u 80 años que la obra te engancha un poquito por ahí.
Y su personaje no tiene nombre. ¿Quién es Él?
Es un chaval que quiere ser actor, y, por tanto, como no llega a fin de mes, va haciendo algún trabajo puntual, se ve obligado a trabajar de repartidor a domicilio. Es un tío muy entusiasta, con muchas ganas de vivir Y de explorar, con mucha iniciativa, muy abierto en sentido del humor, pero al que, inevitablemente, la vida y las experiencias le hacen curtirse cada vez más. Es interesante ver cómo comienza él y cómo termina, porque es otra persona.

Miki Esparbé en 'L'illa deserta' MARC MAMPEL Focus

Por tanto ¿es una persona que le hemos golpeado en la vida?
Sí, sí, 100%. Como a todo el mundo que hemos sufrido los trompicones de la vida y que no necesariamente tiene que ser en negativo. Está bien tener ilusiones, lo que no está bien es tener expectativas en exceso. Las expectativas son a menudo sinónimo de frustración. Sin embargo, la ilusión te mantiene como motor para querer explorar, vivir más. En este sentido, Él tiene mucha ilusión. Y hablamos de los enamoramientos y las vías que hemos podido escoger en la vida. Por eso todos conectamos muchos.
O sea, conectamos con esas frustraciones
Los caminos que hemos podido escoger en la vida no están ni bien ni mal. Tú también puedes ser feliz con la propuesta que has escogido. Pero a veces es inevitable que tu cabeza piense qué hubiera pasado si. Y todas las opciones son válidas. La diferencia entre lo que has vivido y lo que proyectas es que de uno tienes la certeza de cómo ha ido y con el otro, inevitablemente, tu cerebro es capaz de hacer mil variables y siempre hubieran sido mejores.
¿Usted los ha tenido?
Muchos. Decisiones profesionales, decisiones personales... Creo que todos somos esclavos de esto, y lo seremos siempre. Y también es una sociedad muy exigente. Como vivimos en una era en la que se señala o se proyecta o se enseña única y exclusivamente lo bueno --sólo hace falta que mires Instagram-- una decisión, tomada quizá de una forma diferente, puede ser percibida como un fracaso o como un error, cuando en realidad no deja de ser una decisión más en el historial que te ha llevado a vivir otras cosas. Tendemos a ver lo que hemos perdido y no tanto lo que hemos ganado. ¿Si yo he tenido? Muchas, pero no puedo decirte ninguna concreta.

Miki Esparbé GALA ESPÍN Barcelona

Bueno, pues volvamos a su última decisión que ha sido regresar al teatro. Dice que se han de dar varios factores para que lo veamos en las tablas, pero ¿cuál es su conexión con el teatro?
Primero, hago lo que me ofrecen y después, si cuadra en el espacio-tiempo y me apetece hacerlo. Es verdad que debe hacerme ilusión hacerlo. Vengo de hacer una función en Madrid que fue muy bien y me lo pasé increíble y ahora vengo aquí a mí. Obviamente, es una disciplina dentro de nuestro sector que no es que me interese, es que la necesito. Yo necesito hacer teatro de la misma forma que necesito rodar, porque son disciplinas muy distintas, son lenguajes muy diferentes. Me gusta, dentro de lo que puedo, intentar combinarlas, y se aprende mucho. Y saber que dentro del teatro hay gente que vendrá a ver lo que quieres contar es…
¿Y cómo ve la situación?
Es curioso porque no hay un modelo a seguir. En los últimos años ha cambiado tanto que no se puede predecir. Creo que la pandemia hizo mucho daño. Desde entonces hasta ahora, hay una necesidad de volver a la normalidad y nos hace bien. El teatro es un refugio cultural que debe nutrirse y vincularse a la sociedad y a la gente joven, también. Quizás este es uno de los objetivos más necesarios a corto plano. Y lo bonito de esta función es que conecta con gente de todas las edades, porque todo el mundo ha vivido algún gran amor, todo el mundo ha proyectado su vida o puede empatizar con las experiencias que pasan en escena.

Noticias relacionadas