Lluís Homar ha vuelto a Barcelona con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Tras hacerlo el pasado año con Calderón, este 2023 aparece con Lope de Vega, ese autor del siglo de oro español que no siempre es suficientemente valorado ni representado. Y menos en Cataluña. Pero ya anuncia que mientras sea responsable del ente va a intentar venir cada año.

Esta vez, el director de la CNTC está con la compañía joven de la institución en el Teatre Romea donde dirige La discreta enamorada, obra en la que también actúa. Y no puede estar más entusiasmado, ni rejuvenecido.

El poder de los clásicos

Para él, el texto clásico es de lo más contemporáneo. Los propios actores y actrices lo viven así e incluso han incorporado canciones al espectáculo sin llevarlo al musical. Sus diálogos, aunque sean en verso, suenan naturales y hablan de un universal como es el amor y la mujer.

Este es otro de los puntos por los que el actor ha querido poner en escena La discreta enamorada. Su protagonista es una mujer casi contemporánea, que expresa su voluntad de no casarse con quien su madre manda, sino hacer caso a su corazón e imponer su deseo por encima de lo que se espera de ella. Un hecho que la hace contemporánea. Como el cartel que recibe al actor nada más entrar al teatro.

 

--Pregunta: Nada más entrar al teatro el espectador ve un letrero luminoso con la palabra "Hope". ¿Cree que es el Lope da esperanza?

--Respuesta: Por supuesto. Lope es vida. Y en estos momentos, es muy difícil encontrar vida genuina. Todo es “como si”, todo es a través de una pantalla. Lo que nos preocupa es el escaparte, pero ¿cuál es la esencia? La hemos perdido ¿Cuáles son los referentes ahora que nos diga que vale la pena vivir? No existen referentes. Ahora mismo, es muy difícil ver dónde está ese espacio en el que encontrar sentido pleno, y no por defecto, Hablo de algo esencial, de algo que nos reconecta con otro valor. Esto además está conectado con esta idea de no ser un loser, un perdedor. Todo tiene que ver con la idea de triunfar. Autores como Lope valoraban la vida por sí misma, a pesar de las dificultades, a pesar de los errores, a pesar de todos. Por eso creo que tenemos algo que no sabemos valorar y que aquí nos contagia, nos impregna. Al menos lo intentamos. Queremos que el espectador salga del teatro modificado, no porque les hayamos dado una lección de nada, sino porque les hemos podido confrontar consigo mismo de la manera más sencilla y ver que todo vale la pena. Y hay algo en la obra que tiene un poder brutal, el amor. El que puedes sentir por tu pareja, pero también por tus hijos o por tus padres o por un amigo, pero el amor como esencia. Eso es algo que entre todos debemos preservar, porque puede ser un cambio de paradigma. Sé que esto puede quedar un poco new age o hippie, pero ¿qué hacemos entonces? Nos cruzamos de brazos. No, hemos de encontrarle sentido.

--¿Cómo?

--Siendo humilde, dando importancia a las pequeñas cosas... También creo que el teatro es un espacio que nos puede brindar la posibilidad de ver chispas que nos den esperanzas y nos hagan creer que todo esto vale la pena.

Lluis Homar durante la entrevista Simón Sánchez

--Claro, pero ¿poniendo en escena obras como esta, de Lope, en verso, podemos hacer que la juventud venga y se mantenga esa esperanza?

--Totalmente. Pero yo quiero que vengan los jóvenes y los no jóvenes. Nosotros lo hemos hecho desde esa conciencia y creo que irradiará, no puede no irradiar, más o menos, pero lo hará. Somos conscientes del mundo en el que vivimos y sabemos que hay muchos prejuicios. Aun así, no tengo ninguna duda de que el joven que venga saldrá entusiasmado. Ahora, ¿cómo hacemos venir al joven? Esto ya no sólo está en mi mano.

--Esa visión de la mujer de Lope, ¿puede lograrlo? Porque parece que hay otra visión de la mujer, incluso más ahora, que no quieren que nada se salga de la norma.

--El mundo o las conciencias se transforman poco a poco. Cuando éramos hippies pensábamos que todo estaba por hacer. Ahora somos muy humildes y sabemos que esto es ir labrando e ir haciendo, poco a poco. Serán más, lo sé, pero si de todo esto que estamos haciendo, sembramos algo en tres o cuatro jóvenes y lo hacemos desde una institución pública y de la mano de un autor como Lope de Vega creo que estamos contribuyendo.

Lluis Homar Simón Sánchez

--Se le nota entusiasta desde la dirección de la CNTC. ¿Qué es ese tanto que le aporta?

--Me alimentan ellos, los miembros de la compañía. Sobre todo, porque da sentido a lo que estoy haciendo, porque cuando te haces mayor, al final, lo que realmente te motiva es sentir que no sólo estás mirando por ti, sino que estás contribuyendo con algo más allá de ti. Esto me da esa satisfacción. Hago de vendedor, pero es que estoy vendiendo un producto muy bueno, un producto con el que después de 60 años de escenario --porque empecé con 6 años haciendo La passió en Els Lluïsos de Horta—encuentro que tengo una gran dosis de entusiasmo en reserva. Estos autores me alimentan la reserva del entusiasmo, me siento muy privilegiado.

--Lope era uno de esos autores que velaba por eso público y apostaba por un teatro popular y de calidad ¿Es posible ahora? ¿Es más fácil encontrarlo?

--Totalmente. Yo, cuando decidí ir a hacer la Terra Baixa, era una declaración de intenciones: yo quiero ir a buscar al gran público con un teatro de calidad. Es mi trabajo. Por eso me gustan estos autores.

--¿Pero cree hemos de tirar hacía autores de hace siglos para encontrarlo? ¿O hay esperanza, como reza el cartel de su obra?

--Sí, hombre, claro. Lo que pasa es que vamos a lo que seguro, a los clásicos. Ahora se cuestionan, pero ellos nos deben inspirar, nos dan la buena referencia, como esta comedia de Lope. Y sí, hay fantásticos autores, pero ocurre que muchas veces estos grandes nombres van a mostrar la sombra del ser humano. Y ya sé que reconocer la sombra es una manera de ir a la luz, pero esos autores nos pasaban directamente de lejos.

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