Interdisciplinar. Este sería el calificativo que mejor encaja en la literatura de Nando López. O directamente para describirlo a él. No se trata sólo de que sus novelas hayan sido adaptadas al teatro y a las series, ya en sus libros le encanta mezclar estilos y géneros. Claro que también hay otro adjetivo que se le ajusta bastante bien: multirreferencial.

Sus dos últimos trabajos son otro claro ejemplo. El próximo 27 de abril, pasado Sant Jordi, lanza su nueva obra, Los elegidos (Destino), una novela de ficción con un trasfondo completamente real, las persecuciones y torturas a las que se vieron sometidas las personas homosexuales durante el franquismo tras la entrada en vigor de la ley de vagos y maleantes, así como la eclosión de ciertos movimientos culturales que dieron un aire fresco a un país teñido de gris.

Pan

Antes, del 14 al 22 de abril, llega al Teatro Circo Price Peter y Wendy rumbo a Nunca Jamás, una versión renovada y adaptada a nuestros días del clásico de J. M. Barrie donde hay una Wendy más empoderada y menos enemistada con Campanilla, una pareja homosexual y un Hook con el que el público puede empatizar mucho más. Todo con una mezcla de circo y teatro.

El montaje no sólo supone el regreso de la obra de López al teatro y a la ficción infantil y juvenil --que nunca ha abandonado en la literatura--, sino también al universo de la leyenda peterpanesca, un personaje al que quiso abandonar en Hasta nunca, Peter Pan, pero que le sigue acompañando.

--Pregunta: ¿Cómo es este Peter Pan en circo?

--Respuesta: Yo llevo tiempo haciendo teatro y adaptando clásicos. Y en este caso es un encargo de José Luis Orellano, director de La joven, con el que tenemos un imaginario común. Los dos estamos fascinados por el mundo de Peter Pan y en este caso la propuesta era hacerlo efectivamente sumando circo y teatro. Esto para mí ha sido un punto de partida absolutamente enriquecedor, porque me permitía jugar con la poesía del original desde muchos otros lugares, tanto desde la palabra como desde lo que iba a ser la futura puesta en escena, con la que trabajamos siempre desde el diálogo con José Luis. Eso a mí, como dramaturgo, me enriquece muchísimo, porque en casi todas mis obras de teatro suelo trabajar codo con codo con la persona y más en un caso como este donde hemos unido tres lenguajes: el de la poesía, el del propio teatro y el del circo. Con ellos intentamos reivindicar la importancia de la fantasía en nuestra vida y cómo nos convertimos en piratas cuando se nos olvida

--Pero también hay una crítica a ese Peter Pan por ser demasiado niño perdido. Además, es un personaje al que regresa.

--El mito de Peter Pan me interesa porque es un personaje muy complejo. Abordé lo negativo en Hasta nunca, Peter Pan y, en la obra, hemos incluido el mundo femenino, por eso Wendy está en el título, por eso nuestro Hook está a la vez que Ms. Darling. Le damos la vuelta a ese mundo femenino que se ve distorsionado desde los ojos de Peter, poco contemporáneo, y luego reflexionamos sobre ese egoísmo o ese narcisismo del personaje que se niega a abandonar esa edad y a aceptar las implicaciones emocionales de lo que provoca. En esta versión ni el personaje de Peter es completamente positivo, ni el personaje de Hook es completamente negativo. Eso me permite que, en los momentos en que ambos se encuentran, mantengan un diálogo que tiene que ver con el paso del tiempo, la responsabilidad emocional y la imposibilidad de ir a Nunca Jamás, y no crecer. Queríamos, en el fondo, presentar una obra con muchos matices, que no hubiera buenos ni malos, porque el principal enemigo, el antagonista de Peter y Wendy, es el tiempo y la muerte.

--¿Cómo son entonces esa Wendy y ese Hook?

--En ciertos momentos somos fieles al original, pero también quería aportar mi propia mirada. Nuestra Wendy toma decisiones, quiere investigar y explorar. No es la que va con Peter, sino que es tan líder como él. Todo lo que surge, todas las aventuras, todos los momentos importantes, los culminan porque trabajan juntos. Una de las cosas que va a aprender Peter es que sin ella no es. Ella reivindica su importancia desde el principio, ella es muy líder con sus hermanos, con los niños perdidos. Una Wendy interpretada por una artista del mundo del circo que nos ha permitido crear una Wendy con mucha fuerza física, muy integral, muy heroína. Es una mirada que nos parecía muy importante dar y alejarnos de esa reacción tóxica con Campanilla. De hecho, vamos a ver un momento de sororidad real, porque ven que el machismo está en todas partes, también en la fantasía. Y nuestro Hook es el reverso de Ms. Darling, porque quería mostrar ese viaje del mundo adulto en el que la única manera que tenemos de volver de Nunca Jamás es siendo Hook. No podemos volver a ser Peter o volver a ser Wendy, estamos en el otro lado, el otro extremo del tablero. El gran drama de Hook, en nuestro caso, es que él sí ha crecido, él sí sabe que el tiempo existe, que la muerte existe y no sabe cómo encajar eso. No sabe cómo afrontar que ya no puede volver a ser la persona que quiere ser. Con esta propuesta, Hook interpela al público, sobre todo con el adulto, sobre cómo el tiempo nos afecta y cómo la fantasía sea quizás una manera de cambiar la perspectiva. Es una obra con varios niveles de lectura.

El escritor Nando López / DANI PIEDRABUENA

--¿Entonces es una versión del cuento más triste o con un mensaje más vitalista?

--Me quedo con esta segunda visión. Pero es un vitalismo que no debe partir de la omisión de la realidad. Los personajes aprenden a mirar de frente a Hook, al cocodrilo, al tiempo, pero también a disfrutarlo y aprovecharlo. Además, este tema se repite mucho en mis textos, apostar por un vitalismo desde la conciencia, para tomar las riendas de nuestra vida. Nuestra Wendy no está dispuesta a vivir la vida que le cuentan los demás, se rebela contra el modelo que le imponen y quiere hacer su propio camino y encontrarlo. Así que más que una función trágica es vitalista sin renunciar a esa carrera contra el tiempo.

--Lo que está claro es que deja de ser naif.

--La buena literatura infantil o juvenil o una propuesta como La joven, que va a ellos, es aquella que no cae en lo naif, en lo maniqueo. La buena literatura juvenil es la que es ambigua, polisémica, y la que alberga la sombra. En este caso, además de manera literal, la sombra de Peter. Entre las páginas de la obra hay escenas que te conmueven profundamente, como el momento en el que Wendy le pide por favor que no dé la luz, porque realmente es el momento en el que tienes que asumir que ya no eres la persona que fuiste. En nuestra versión, no queríamos perder esa complejidad, y luego enriquecerla gracias a todo lo que hemos hecho. Con una puesta en escena muy operística, con una escenografía que habla del punto de vista, la interdisciplina. Eso hace que la propia obra adquiera una mayor profundidad.

--La obra tiene tres cosas propias de su estilo, en todo caso. En ese sentido creo que la obra es muy suya, digamos, por tres cosas. El regreso a Peter Pan, la diversidad de sus personajes y la mezcla de géneros estilísticos en una sola pieza. ¿Qué le atrae de todo eso?

--De la mezcla de géneros, lo maravilloso que es aprender de otros lenguajes y artistas. En este caso el trabajo con la gente del circo está siendo apasionante y trabajar con La joven me aporta aprender mucho y amplía mi horizonte como dramaturgo. Y esa mezcla de lenguajes supone un ejercicio de escritura completamente diferente. Tengo claro que llevo un Peter dentro, en la novela citada me quise despedir de él, pero no pude (bromea). Asumo que siempre va a estar allí. Esto lo comparto con José Luis. Esta obra no deja de ser un intento de hacer un homenaje a la gran literatura infantil y juvenil. Es uno de esos clásicos que han trascendido el tiempo, las edades. También hago literatura infantil y juvenil, supone reivindicar su trascendencia y su profundidad. Y sobre la diversidad me atrae que tanto la literatura como el teatro son un gran instrumento para crear referentes. Y necesitamos referentes valientes, diversidad de orientaciones. La ficción ha de ser tan diversa como la realidad que nos rodea. En esta función hay un personaje LGTBI. Y en ese sentido también el hacer una versión lo que te permite es hacer una lectura propia y desde tu tiempo del clásico. Y en ese sentido, la diversidad me parece clave para poder entender nuestra realidad y sobre todo para ofrecer referentes que nos ayuden a romper clichés y roles que todavía siguen existiendo.

Cartel de 'Peter y Wendy rumbo a Nunca Jamás'

--Habló de dos cosas. Una, la incorporación de personajes LGTBIQ+, racializados y diversos en los clásicos. ¿Tiene miedo a la polémica? Porque ahora hay mucha gente reacia a ello.

--La polémica se genera porque vivimos todavía en una sociedad machista, homófoba, racista, en la que cuando la diversidad se convierte en protagonista de la ficción, esa gente machista, homófoba, racista encuentra una excusa para enfadarse y crisparse con la excusa del famoso “yo no soy homófobo, pero…”. Sí lo eres. Como creadores no podemos hacer ni un paso atrás, sino al revés. Es muy importante la representación de la diversidad. Yo hice Multiverso Shakespeare, ilustrado por Paula Blumen, donde se cuenta el primer amor de dos niñas de 12 años, ese primer beso por probar. Esa obra se convierte en un lugar seguro para muchos niños, un lugar para entender que, sean como sean y sientan como sientan, todo está bien. La polémica sobre esa incorporación de la diversidad en películas u obras de teatro que versionan clásicos tiene que ver con que, por desgracia, todavía tenemos que pelear para que la diversidad sea protagonista en una sociedad que aún está llena de discriminación.

--Por otro lado, menciona que esta pieza es una reivindicación de la literatura infantil y juvenil, que usted nunca ha abandonado. ¿Sigue estando denostada?

--Aquí hay que seguir reivindicando su calidad desde el conocimiento. Todos los prejuicios vienen desde el desconocimiento. Hoy por hoy, decir que Andersen no es uno de los grandes clásicos de la literatura universal me parece de una ignorancia supina. O no incluir en este listado a autoras como Elena Fortún, Gloria Fuertes o Roald Dahl es fruto del desconocimiento. Y sobre todo viene de algo muy triste, que es el desprecio de esta sociedad por la infancia y la adolescencia. Vivimos en una sociedad adultocéntrica y todo lo que va destinado al mundo adolescente e infantil se considera menor. Yo escribo para los dos y noto una diferencia de trato cuando lo hago para adultos y para jóvenes. Y, en mi caso, ambas literaturas exigen el mismo tiempo, la misma dedicación, la misma exigencia, el mismo trabajo. Y si por algo hago montajes con La joven es porque es una compañía que reivindica un teatro de máxima calidad para todas las edades, pero especialmente para el público joven. Su apuesta es desde la calidad y demostrar que al mundo adolescente le interesa el teatro, el problema es que a lo mejor no se hace el teatro que quieren ver. Y en esta obra pasa lo mismo.

--¿Cree además que una obra como la suya, que es multirreferencial a otros libros, obras o películas les abre otros mundos?

--Eso me ha pasado con El río de las primeras veces, una historia de amor entre dos adolescentes que se inventan un club de lectura y recomiendan libros. No sabes la cantidad de fotos que recibo de jóvenes con alguna de las obras que leen en el libro, porque al hilo de un libro van a otros. A mí algo que me encantaría que pasara con Peter y Wendy es que quien venga a verla se anime luego a leer el original, curiosee sobre todas las versiones que existen, sobre la historia del personaje. Toda ficción es una puerta a otras ficciones, y todas resuenan en todas. En nuestra versión además me he permitido jugar con todos los ecos literarios que hay, y no olvidemos que además Peter, la primera vez que llega al dormitorio de Wendy, es porque quiere que le cuenten el final de La Cenicienta, es decir, que es un personaje buscando el final de otro personaje. Esta versión tiene esa reivindicación de la literatura.

--Y estas multirreferencias culturales aparecen de nuevo en su próximo libro, ‘Los elegidos’.

--Es que yo estoy convencido de que la cultura transforma la realidad o ayuda a ello. Este libro precisamente aborda cómo entre el 1954 y el 56, desde la ficción, la poesía, el teatro y el cine hubo muchas voces que se elevaron contra la dictadura, a la vez que esa dictadura nos incluía a los homosexuales en la ley de vagos y maleantes. Es una novela en la que, a partir de las vidas de sus protagonistas, el matrimonio de Asu y Santos, que está involucrado en esos hechos, en esos sucesos revolucionarios que intentaron poner en pie un país y que, por desgracia, fueron aplastados por el horror de la dictadura, encuentran en esos libros, en la poesía, en el cine, en el teatro, el camino para alzar su voz. Es una novela con referencias y además con muchos personajes reales, desde el estreno de Muerte de un ciclista a las jornadas poéticas donde se organizó una gran trifulca porque alguien reivindicó el por qué no se leía a Miguel Hernández o a Alberti. Es un libro con el que quería no sólo tocar esa época, sino hablar de la necesidad que tenemos de una ficción implicada, comprometida y consciente en el mundo en el que vive.

Portada de 'Los elegidos'

--¿Creen que cada vez lo es más o cada vez cuesta más que sea comprometida porque hay más críticos en ello?

--Creo que el compromiso siempre requiere una dosis de valentía y de exposición. De tomar conciencia de que eso puede pasar factura. Pero hay muchas voces comprometidas y muy conscientes de ello. Estamos en un momento en el contexto en que existe mucha literatura de evasión que convive con una literatura muchísimo más beligerante o más enfocada a abordar otros temas sociales que igual no se habían abordado antes de la misma manera. En un contexto en el que todo está tan polarizado, quienes creemos que la literatura es una forma de contar y transmitir lo que nos preocupa y compartimos nuestras preguntas, lo hacemos de una manera honesta. Yo no creo en la literatura con mensaje, sino con preguntas. Hay gente que desde muchos lugares estamos contando temas que nos parecen importantes, aunque no siempre sean cómodos. En mi caso, en esta ocasión, desde la memoria histórica. Porque, de repente, me di cuenta de que llevo mucho tiempo hablando de la diversidad, pero desde el ahora, desde lo que hemos conseguido y lo que queda por conseguir. Y sentía la necesidad de hablar de lo que ha costado llegar hasta aquí y de las vidas que hay detrás, y de toda la gente que vio que su existencia se veía circunscrita a la persecución, a la clandestinidad, a la infamia. Esta novela es fruto de la necesidad de mirar hacia atrás para seguir avanzando. La memoria histórica sigue siendo una gran deuda pendiente.

--De hecho, a veces, incluso desde el colectivo LGTBIQ+, que está logrando mucho, parece que antes no se hizo nada. Parece que lo tengamos todo hecho y que estamos luchando como si no se haya luchado.

--Claro, y hay mucho desconocimiento. Yo fui al campo de concentración de Tefía en Fuerteventura y me llamó la atención que mucha gente de la propia isla desconocía de su existencia y no te digo ya fuera de Canarias. O sobre esa ley vigente prácticamente hasta los inicios de la democracia, donde en la cárcel se nos encerraba y sometía a tratamientos aberrantes. No solo es que hay mucho por hacer, es que hay mucho por conocer. Y cuando no conoces las luchas previas, te vuelves más vulnerable y más débil. También habla de los elegidos que lucharon y se jugaron la vida y que lograron que ahora podamos celebrar el orgullo. Con respecto a la diversidad, a las memorias históricas todavía aún está más pendiente.

--Pero ¿por qué ha decidido que sea ficción?

--Porque una historia que habla de cómo la ficción fue el modo de alzar la voz contra el horror y la dictadura tiene que ser ficción. Hay grandes nombres como Alfonso Sánchez, Juan Antonio Bardem, Gerardo Diego, pero también hay mucha gente anónima que ha pasado a la historia sin nombre y no conocemos. Y me parecía que el inventar personajes era una forma de darles nombres, ofrecerles una manera de ser recordados. Y luego porque la novela tiene algo maravilloso y es que desde la emoción se genera el recuerdo. Cuando te gusta un libro no olvidas lo que te han contado. Esta novela aspira a que te emocione y también a que no olvidemos lo que pasó. No es lo mismo que te cuenten el dato de que existió un campo de concentración en Tefía de homosexuales entre el 54 y el 56 a acompañar a un personaje, que va a ser internado allí y vivas con él durante un montón de páginas. Porque esa ficción sí te va a afectar y a provocar otra mirada. Y creo que la novela tiene un poder enorme de emoción y a través de la emoción de recuerdo.