Joan Yago y 'todo lo que pasará a partir de ahora'
El dramaturgo presenta una obra centrada en la muerte y el duelo desde la mirada de un adolescente interpretado por Nil Cardoner
6 abril, 2023 00:00Joan Yago es tal vez uno de los talentos de la dramaturgia catalana más en boga. Esta temporada tres de sus obras se han visto en la cartelera de Barcelona. Dos de ellas hace tiempo que llevan escritas, pero el público las demanda.
Tot el que passarà a partir d'ara es la más actual. Se estrenó este 29 de marzo en el Teatre Lliure y se piensa quedar hasta el 16 de abril. Durante este tiempo Nil Cardoner dará vida a Èric, un adolescente de 16 años que tiene que hacer frente al duelo por la muerte de un ser querido.
Adolescencia y muerte
Sí, la obra va de la muerte. Un tema que echa para atrás a algunos espectadores. Algo que también le pasaba al autor hasta que un día Gloria Balañà le planteó abordar el tema. De manera natural rompió esa barrera del miedo y con la pieza supera otras.
Crónica Directo charla con el dramaturgo miembro de La calórica para que desvele cómo ha sido enfrentarse a eso, y cómo espera que lo reciba el público.
--Pregunta: ¿Cómo nace la obra?
--Respuesta: Bueno, esto surge de una idea de la directora de la obra, Glòria Balañà, que un día vino y me preguntó si me apetecía hacer un espectáculo hablando de la muerte. Le dije que apetecerme no, es un tema al que le había dado muchas vueltas, pero que había evitado. De hecho, yo soy de las personas que cuando hay en la cartelera una obra que habla sobre la muerte me da palo. En cambio, me sentía en un momento con la necesidad de hablar de ello, de ponerlo en el centro de la conversación y con la fortaleza para ello. Así que, aunque no me apeteciera del todo, me atreví.
--¿Por qué nos cuesta tanto hablar de la muerte?
--Por muchas razones. Por una razón cultural, que es que no nos hablan de ello desde pequeños, y entonces no estamos preparados para la conversación. La muerte es la oscuridad, esa puerta que no quieres atravesar ni quieres mirar que existe. Además, hay una cuestión casi evolutiva, no estamos preparados para entenderla, para concebirla y entonces la negamos, no nos fomentamos directamente. Pero creo que es importante hablar de ello. Sin duda hace falta más educación. No puede ser que de la muerte, que es uno de los poquísimos absolutos de la experiencia de la vida del que hay mucha información, no accedamos a ella.
--Claro, pero usted mismo dice que cuando ve una obra sobre la muerte siente rechazo. ¿Qué le diría al público que ahora piense lo mismo sobre esta?
--Yo invito a la gente que se sienta con la fortaleza y con las ganas a venir a ver el espectáculo, primero, porque no es destructivo ni mucho menos, quizás es emocionante pero, en el fondo, es un espectáculo vitalista e incluso, te diría, divertido por momentos. Es cierto que hay momentos duros y tristes, porque para nosotros ha sido muy importante no edulcorar la experiencia de la muerte, la muerte es una puta mierda. Pero esta puta mierda forma parte de la vida, y el hecho de que no hablemos de ello no hará que desaparezca. Por tanto, cojámonos de las manos, respiremos fuerte y mirémosla a sus ojos.
--Pero usted además habla de ello desde la juventud, una etapa en la que la muerte parece alejada. ¿Por qué hablarlo también desde el punto de vista del adolescente?
--Esta decisión, como tantas, viene más de la curiosidad y de la intuición que de una reflexión intelectual. Nos interesaba imaginarnos cómo es un duelo, la perspectiva inmediata de una pérdida y cómo es la propia pérdida desde el punto de vista de un adolescente. Además, el adolescente ya está atravesando un duelo, el luto del final de la niñez y la entrada voluntaria o involuntaria al mundo adulto. Nos apetecía investigar qué está pasando por el cerebro de un individuo en ese momento y qué ocurre cuando a esto hay que sumarle la perspectiva de la muerte de un ser amado.
--Para ello han trabajado mucho. Han organizado hasta talleres. ¿Suele ser frecuente?
--No fue exactamente un taller, lo que hemos hecho es un largo proceso de investigación en el que, sobre todo, hemos hablado con adolescentes y adultos que tenían un padre que perdieron cuando eran jóvenes, y también con madres de chicos adolescentes que han perdido al padre. Lo hemos hecho porque, evidentemente, es un tema bastante delicado y sensible como para tratarlo con el máximo respeto y no hacer daño a nadie. Además de estas entrevistas con estos adolescentes, nos hemos asesorado con una psicóloga especialista en grupos de duelo y adolescencia, la única que hay en Barcelona y diría que en Cataluña. Ella nos ha iluminado y ayudado a entender qué es la adolescencia, y en qué punto está el cerebro de un adolescente que se enfrenta a una pérdida, etcétera. Y, por último, la tercera pata de la investigación han sido los libros, películas y demás. Porque la nuestra no es la primera obra que habla de la muerte, ni será la última.
--Pero ¿qué le hace especial?
--En cuanto al texto, te diría que el hecho de la perspectiva de la pérdida desde la adolescencia, sin duda. Nos ayuda a echar un vistazo a esta puerta que no queremos mirar. Pero, sobre todo, nos ayuda mucho a conectar con todo lo que está pasando en el cerebro de un adolescente, esté o no en proceso de pérdida. Sólo por eso la historia ya tiene validez. Pero, además, el valor principal es ver al Nil Cardoner de una manera que nunca la han visto, estando una hora y 25 minutos en el escenario, haciendo un trabajo titánico, interpretando decenas de personajes, siendo un derroche de energía.
--Bueno, además, cuando muchos lo reconocen por ‘Pulseres vermelles’
--Sinceramente, yo lo conocí trabajando en el Romeu i Julieta de La brutal. Allí entro en contacto con él, siendo él un gran actor de teatro con 22 años. Hicimos un cásting para encontrar a nuestro Èric, y lo propuse porque le vi hacer un Shakespeare muy bien. Luego, por el camino nos dimos cuenta de que puede que se dé el caso de que vengan algunos adolescentes, porque él es un ídolo de adolescentes, pero yo ni caí, porque soy de esos que no vio Polseres Vermelles. Pero que, si alguien tenía alguna duda, aquí demuestra que es un gran actor de teatro.
--De todas formas, ¿cree que también puede servir para atraer a gente joven en el teatro? Porque se habla mucho de la necesidad de renovar los espectadores del teatro. ¿Es tan necesario?
--Sin duda, como dice Juan Carlos Martel, el director del Teatre Lliure, el público no debe renovarse, debe construirse. O sea, tú no puedes pretender que los niños y los adolescentes contacten con el teatro si no les has dicho qué es el teatro, cómo funciona, qué ocurre, qué historias se cuentan. Es una cuestión activa que debe hacerse desde los teatros públicos, desde las compañías, desde los centros educativos, desde la Administración, etcétera. A mí me encantaría decirte que sí, sinceramente, que lo haremos, pero ya veremos. En todo caso decirle que se lo pasará bien, que conectará con la historia, que se sentirá identificado e interpelado, y que seguramente saldrá con ganas de volver al teatro. En las poquitas previas que hemos hecho, han venido algunos y se han emocionado muchísimo. Han reconocido su mundo en la obra.
--¿Y espera que a ellos y al resto les pueda ayudar esto a conocer temas del duelo y empatizar más con quien pasa por una situación así?
--Sin duda, los teatros son gimnasios de la empatía. Venimos aquí a ejercitar nuestra capacidad empática, porque ponemos en el escenario unos personajes, unas historias que no somos nosotros, pero a las que dedicamos un tiempo de nuestra vida a escuchar y a ponernos en la piel del personaje que nos la está contando, nos identificamos con él. Evidentemente, tú puedes ser una persona a quien no se le está muriendo ni se le ha muerto el padre, pero vienes a ver Tot el que passarà a partir d’ara y te identificas con el personaje de Èric, que interpreta al Nil Cardoner, y de algún modo pasas ese momento de su vida con él. Es prepararte para algo que inevitablemente, desgraciadamente, lo más seguro es que te acabe pasando alguna vez en la vida. Es súperimportante que aprendamos a estar junto a una persona en luto, a acompañar... Creo que este acto es venir a aprender cómo relacionarnos con esta cuestión y cómo ayudar a las personas que están pasando una circunstancia de duelo.
--Y bueno, ya que hablamos de pérdida, acabemos con algo positivo, ¿qué ganamos con el teatro?
--Con el teatro lo ganamos todo. Ganamos comunidad, conversación, presencialidad y contacto. Y tras un proceso magnífico como el que hemos hecho, a pesar de los temas difíciles que estábamos tratando, ahora, más que nunca, yo tengo muy claro que el teatro es necesario para podernos hablar. Estoy seguro de que esta obra servirá como mínimo para empezar conversaciones.
--Y ¿cómo ve la situación ahora mismo?
--En cuanto al público se nota que está mejorando. Lo hemos notado con un arranque de temporada mucho mejor que, sobre todo, el final de la temporada anterior, que fue devastadora. La gente tiene ganas de ir al teatro y las está recuperando. Y en cuanto a la salud de la dramaturgia y de la creación escénica catalana en general vivimos, acumulamos, buenos años desde hace mucho tiempo, se están contando historias muy chulas y ojalá se pudieran explicar más. Chulas y no chulas, es decir. Ojalá hubiera más espacios, más salas con mayor producción, más recursos para dedicar a crear más espectáculos, no sólo para dar trabajo a más gente, que es importantísimo, sino para escuchar más voces, múltiples, discursos contrarios.