El director Marc Esquirol

El director Marc Esquirol

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La Nouvelle Vague y la historia de un beso no dado

Marc Esquirol presenta su mediometraje, 'Dos dies i l'eternitat', en el festival de cine de autor de Barcelona

27 marzo, 2023 00:00

El festival de cine de autor de Barcelona (D'A) es un certamen de apuestas. Hay muchas óperas primas y segundas películas, y algunas de ellas respiran una frescura fuera de lo habitual. Este es el caso de Dos dies i l’eternitat, un mediometraje de 55 minutos en el que Marc Esquirol no sólo homenajea a dos grandes autores de la Nouvelle Vague, sino que imprime a su historia ¿de amor? una vitalidad que no tienen otros primeros films vistos en la gran pantalla.

El director tiene claro que las causas de que esto suceda están repartidas. Por un lado, la industria quiere apostar su dinero, mucho, a lo seguro. Por otro, las expectativas de algunos directores noveles que quieren hacer algo a lo grande y con mucho equipo. Él ha comprobado que esto no es así.

Presupuesto y limitaciones

Con 2.500 euros obtenidos de la venta de su primer coche, Esquirol ha podido levantar esta cinta que, como dice su padre, es “la historia de un chico que no se atreve a dar un beso a una chica”. Pero hay mucho más. Ese momento de querer rehacer la vida tras una ruptura y hacerlo con ganas de probar y disfrutar, por eso se va a pasar un fin de semana con otra chica con la que se escapa a Biarritz. No hay afectación, no hay pesar, ni siquiera un beso, hay ganas de vivir que se contagian al espectador.

Esa joie de vivre está acompañada de diálogos sacados de Rohmer y escenas extraídas de películas de Godard, otros dos cineastas que, en su día, tenían ciertas limitaciones para sacar adelante sus debuts tras las cámaras. Y todo sin ser pedante y multirreferencial. Es “un juego”, como bien dice el joven realizador, y esa diversión y alegría la transmite. Así lo hace en conversación con Crónica Global.

--Pregunta: La idea claramente surge de una experiència propia, pero ¿en qué momento decide convertirla en película?

--Respuesta: Yo soy muy sensible, y al vivir esa experiencia pensé en convertirla en película. Yo en ese momento tenía 19 años, y no hay referentes de gente de 19 años haciendo largometrajes o películas más largas, y el cortometraje es más limitado para expresarte. Ante este problema de limitaciones empiezas a pensar y te vas a movimientos como la Nouvelle Vague o el Dogma 95, olas que crearon desde las limitaciones y desde los pocos recursos. Ellos rodaban en 16 milímetros y es otro rollo, claro, pero teníamos claro que íbamos a hacer esto, siendo conscientes de las limitaciones y viendo de qué manera llevarlas al nuestro terreno para que fuéramos algo positivo que nos animara a hacer la película.

--¿Tenía conocimientos previos o, como los autores de la Nouvelle Vague, se lanzó a la piscina?

--Bueno, hice un año de Escac, pero sentía la pulsión de hacer cine y me tomé un año sabático para hacer la película. Para tener dinero vendí el coche que me regalaron a los 18 años. Lo tuve muy claro: todos los cineastas que me gustan son también cinéfilos y a la hora de crear vas directamente a buscar esos referentes que tienes.

--Referentes que se muestran claramente en su debut. Especialmente Godard, pero ¿qué aportaron?

--En todo momento yo quise jugar a hacer una película, y creo que este concepto está claro, porque cuando juegas a hacer una película, también la haces de forma más desvergonzada, porque no deja de ser un juego, Y, evidentemente, en un juego quieres contar con tus mejores amigos, en este caso, cineastas, que están muy presentes como Godard y Rohmer. Creo que esa idea de juego es básica y por eso nunca me dio vergüenza usar esas referencias. Dentro de la película, hay citas exactas sacadas de otras películas, y es eso, se genera casi también un collage cinematográfico.

Fotograma de 'Dos dies i l'eternitat'

Fotograma de 'Dos dies i l'eternitat'

--¿Y cómo sienta que este juego le haya llevado hasta un festival como el D’A?

--Nunca lo hubiera imaginado. Sé que suena a falsa modestia, pero no es así. Ya la hice por la pulsión de hacerla e imaginaba que la presentaría yo en una sala que alquilara yo mismo o algo así. Fue una grata sorpresa para mí que se presentara en el D'A. Además, justamente lo que les gustó es esa falta de pretensión y el hecho de que como espectador también puedes entrar en este juego. Desde mi punto de vista, muchos estudiantes cuando hacen un largometraje, pecan en pasarse de pretenciosos o de querer hacer una película como se hace en Hollywood. El problema es que se ve muy claro que lo que han intentado y lo que han conseguido no es acorde. Esta película no se hace así, es como es: la cámara la compré por 15 euros en Wallapop. Es una Handycam Legría que graba en HD y poco más.

--Esa falta de pretensión, con toques cinéfilos, retrata además momentos de una vida sin afectación.

--En el D’A hablan de retrato generacional, y es curioso, porque a los jóvenes a veces se nos ve como personas que contamos todo con mayor intensidad y sí que es verdad que las personas que han visto la película comentan que es casi como un paseo, tú transitas con estos personajes. Supongo que también tiene que ver con mi forma de ver las cosas. Yo, por ejemplo, vivo las emociones de forma muy lenta y eso imagino que se ve. Unos ritmos que vemos también en el cine de Rohmer, que me gusta, porque te hace sentir cómodo, y te da también espacio para que el espectador pueda pensar en torno a lo que ve. A mí me parece muy interesante cuando miramos estos pequeños detalles de la vida, y pensar que lo personal y lo local es extremadamente universal. Cuando nos hablan de lo más pequeño, de lo más concreto, es cuando también nos hablan de nuestra mayor experiencia.

--¿De ahí el título, ‘Dos dies i l’eternitat?

--Y por la reflexión que hace el personaje sobre el tiempo. Además, es imposible que te interese el cine y que no te interese el tiempo, porque el cine es tiempo y la filmación es el tiempo. Y la película es una relación que empieza y acaba en dos días, o deja la incógnita, pero que existe en ese momento, y que quedará para siempre, en el tiempo. También es algo que se refleja en mi último corto, Les coses son així, que sucede en pandemia. Las cosas existen y son hermosas en su momento, nada más. Y un profesor me dijo que era un catálogo de recursos cinematográficos (ríe), porque es verdad que la película comienza con las cámaras del Mac y con estos WhatsApp, después hay unas fotografías, principalmente está la Handycam, la parte de los padres con Blackmagic, más tradicional, la animación, los disparos… pero el espectador se lo pasa bien cuando pasan estas cosas.

Poster de 'Dos dies i l'eternitat'

Poster de 'Dos dies i l'eternitat'

--O sea que más allá de la falta de recursos, hay un pensamiento detrás de estas decisiones

--Sí había una reflexión formal. La Handycam simboliza formalmente la juventud y esa despreocupación, y el momento más álgido es cuando corren por Burdeos, una secuencia en la que, más allá de que se me vea en un espejo, estoy muy presente. En ese momento, la cámara es mi cuerpo. Es algo que quiero tratar de mantener, yo compongo el movimiento y yo narro el movimiento. Por otro lado, para el mundo de los adultos la premisa era rodar con una sobreplanificación, rodar de forma aburrida, con una apariencia de “profesional”. Es una invitación a la reflexión. Marc Ferrer comentó en el u22 que no todo el cine hecho por jóvenes es cine joven, son dos cosas diferentes, hay jóvenes que hacen cine viejo. Y es cierto, pasa mucho que, seguramente, por intentar acercarte a tus referentes, se hace un cine viejo. Si algo podemos aportar los jóvenes al cine es frescura, desvergüenza. Si somos una generación desvergonzada y muy irreverente debemos aprovecharlo.

--¿Es porque cree que el cine es algo aburrido?

--Tenemos que jugar. En las escuelas de cine te enseñan a rodar con equipos de 25 personas y se genera un ambiente muy serio, porque tú como director también tienes la responsabilidad de todo el equipo, incluso crispado muchas veces, porque evidentemente se generan tensiones. Esto hace que la película se resienta.

--La cinta respira esa actitud de persona joven, pero has tardado años en levantarla. Tenías 19 cuando te vendiste el coche y ya tienes 23. ¿Gente joven como tú encuentra muchas dificultades para poder hacer su película?

--Es así, yo viví la historia con 18 años, la escribí a los 19, la logré rodar en verano del 2020, después vino la pandemia y fue un poco lío y la terminé de montar y todo en verano de 2022. Fueron dos años de posproducción todo esto. Yo no era consciente de la complejidad de ir a posproducción. Cuando eres joven, eres más ingenuo, ves muy claramente el guión y el rodaje, pero luego está la pospo. Y cuando no tienes presupuesto la película se resiente, pero no podía durar menos la posproducción. Piensa que es una película de unos 2.500 euros, cuando realmente las películas de la industria se realizan con 200.000 euros, es una locura.

Fotograma de 'Dos dies i l'eternitat'

Fotograma de 'Dos dies i l'eternitat'

--¿Pero ni por ayudas de universidad o la Escac?

--Ni así. Hay una visión de la Escac porque de allí han salido directores muy diferentes, pero no deja de ser uno cada cinco promociones, cuando realmente hay 500 estudiantes en cada promoción. Yo pienso que he tenido suerte, no es un largo, pero sí mi ópera prima, de 55 minutos. Hoy en día si haces un largo a los 35 o 38 años, eres joven y eres emergente. ¡Con 38 años! Eso para mí, que tengo 23, es un panorama a 15 años. Pero soy una persona muy activa mentalmente y ya tengo dos largos que quiero hacer y el esquema. Son caminos muy largos, y cuando te metes en un largo has de tener muy clara la idea porque te vas a pasar unos ocho años, más o menos. Yo no quiero eso, porque así la industria pierde muchas voces jóvenes. Mi visión a los 23 es menos ingenua de la de 19, así que imagina a los 38. Es interesante captar esas voces de cineastas de 19 y 20 años. Pero hemos de ser sinceros con nosotros mismos. Mi padre, cuando se leyó por primera vez el guión, me dijo: "esta peli va de un gilipollas que no se atreve a darle un beso a una chica". Y si a nivel más superficial es así, pero seguramente mucha gente joven conectará con esta vergüenza, este bloqueo.

--¿Igual si queremos atraer a los jóvenes a las salas, les hemos de dejar contar una historia?

--Sí, pero entiendo perfectamente que, si haces una peli de 200.000 euros y se están jugando unas hipotecas, necesitas a gente o a alguien de confianza. A mí lo que me encantaría que pasara con el film es que animara a los jóvenes a hacer el suyo, porque no es necesario hacer la primera película con 200.000 euros. Es muy extraño que con tu primera película quieran que hagas la gran película o algo espectacular. Las primeras pelis que nos llegan son Reservoir Dogs, Aftersun, pero hay un cine fuera de la industria.