Ron Lalá: "Cualquier cómico descubre cada vez más temas en esta sociedad tan complicada"
Miguel Magdalena, Álvaro Tato y Juan Cañas se meten en el teatro familiar sin dejar 'Villa y Marte'
4 enero, 2023 00:00Ron Lalá lleva ya varias décadas ofreciendo espectáculos difíciles de clasificar, pero con un denominador común: sea drama o comedia, la música en directo siempre está presente.
No es casualidad. En la compañía hay poetas y dramaturgos como Álvaro Tato, músicos como Miguel Magdalena y compositores y actores como Juan Cañas. Juntos han adaptado clásicos del Siglo de Oro, a Shakespeare, creado comedias alocadas y, ahora, mundos fantásticos.
Doble función
Más allá de Villa y Marte, que esperan traer pronto a Barcelona, su nuevo espectáculo, La reina del silencio, pasa también en un mundo que, a pesar de que en él habiten duendes, caballeros y reinas, no dista tanto de nuestra realidad.
La obra es claramente familiar, toda una nueva aventura para ellos, pero no deja de tener el espíritu ronlalero. El duende es un rapero y la reina quiere imponer el silencio. ¿Les suena? Crónica Directo trata de descifrar en qué consiste este nuevo montaje que se presenta hasta el 22 de enero en el teatro Pavón de Madrid, junto a Villa y Marte.
--Pregunta: El espectáculo resulta un cambio en su estilo.
--Álvaro Tato (A): La reina del silencio es nuestra aproximación al estilo ronlalero al público familiar. Nosotros decimos medio en broma que se dirige a los duendes de cualquier edad. Hace 20 años ya pusimos en escena La amenaza del rey del silencio y hemos intentado retomar esta idea con un elenco distinto rehaciendo ese texto y esas músicas con lo que queremos acercar al público familiar una forma de entender y vivir la música a través de una historia de ciencia ficción y de fantasía.
--Todo sin perder esa creación de universos que los caracteriza. ¿Cómo los construye y cuán relevante es?
--Juan Cañas (J): En cada espectáculo nos planteamos un reto nuevo, ver cómo damos un golpe de volante y hacer algo que no hayamos hecho nunca antes. Eso hace que el abanico de posibilidades musicales, actorales y de dramaturgia sea enorme. Igual que pasamos por el clásico, el género negro, ahora estamos en la ciencia ficción.
--Claro, pero es muy osado porque está algo denostado. ¿Tiene razón de ser que esté denostado?
--Miguel Magdalena (M): Hay sectores de público que necesitan el teatro tanto como todos los demás. Nosotros creemos que cuanto antes tengas contacto con el mundo de la cultura y actos como el teatro y la música en directo antes se te mete el gusanillo en las venas. El público infanto-juvenil es muy exigente, porque es muy sincero y sus reacciones son muy naturales, por lo que es un reto.
--Lo que hay en esta obra es cierto mensaje sobre los peligros de una reina que quiere acallar a los suyos.
--A: No nos gusta hablar de mensaje, porque nos da miedo que el escenario se convierta en un púlpito. Más bien lo entendemos como una plaza donde poder formular preguntas o inquietudes. Aclarado esto, La reina del silencio no solo propone divertirse y vivir la historia de la reina del silencio y el duende Lerende y el caballero Dorremí, sí intentamos formular la pregunta alrededor de todo lo que callamos y queremos en secreto. Asimismo, acercar el sonido y los estilos musicales porque en el fondo son todos un poco hermanos, incluso el silencio puede formar parte de la música. Así que es una espectáculo de teatro con música y también una propuesta de entendimiento.
--¿Pero podemos clasificar sus espectáculos como teatro musical?
--J: Es difícil. Queríamos ser actores que tocan, sin trampa ni cartón, todo lo que suena se hace desde el escenario, pero no queríamos que fuera una copia del estilo canónico del musical. Tenemos claro que no hacemos eso, lo que queremos es que la música sea un elemento más del espectáculo y la dramaturgia y que participe del hecho teatral de diversas maneras. Hay escenas que se resuelven con una canción, otra que la música juega para el clímax y así ser capaz de tener las más herramientas posibles para contar todo.
--Otra característica de su teatro es el trabajo del texto, de la palabra. ¿Cómo han hecho ahora para adaptarlo a un público infantil?
--A: Divertidísimo, porque son cuatro estilos completamente diferentes. Esta historia de duendes, caballeros siderales y reinas del silencio se la cuenta Sócrates a Platón en la Grecia clásica a modo de fábula para entender qué es la música. El duende rapea todo, el caballero Dorremí se expresa como una mezcla de Don Quijote y Flash Gordon y la reina del silencio que es casi muda y habla para insultar. Todo de la mano de las canciones.
--¿Cómo son estos temas?
--M: Parte de nuestro lenguaje es el de la música. Pero tampoco componemos en función del público que va a ver nuestros espectáculos. No hay texto ni música infantil, no existe. Componemos de la misma manera de siempre. La música tiene un lenguaje que habla directamente a las emociones y solo puedes hacer temazos lo escuche quien lo escuche. Son flechas que van directas al corazón de las personas, tengan 4 o 94 años.
--¿El duende es un guiño al público adulto y los casos de censura a raperos?
--M: Es la primera vez que los países anglosajones no marcan el estilo y hay que aprovecharlo. Pero el duende es más rapero que trapero. Le falta el autotune.
--A: Que el duende se exprese de esa manera o la relación que mantienen el caballero Dorremí y la reina del silencio nos permite dialogar en otra capa del espectáculo con otro tipo de espectadores. A los niños les gustará la forma de rimar de los raperos, que son fuegos artificiales lingüísticos, pero también conectamos con un público de nuestra generación y en adelante que saboreará los dobles sentidos de los que están llenos el rap y la función.
--Y por si fuera poco, regresan con 'Villa y Marte'. ¿Qué tiene que regresa?
--M: Es que Ayuso no lo ha visto todavía.
--A: Que venga y lo vea.
--J: Ha tenido muy buena acogida en todo el territorio y eso que tiene muchas referencias muy madrileñas. Nos hemos dado cuenta de que la gente tiene muchas ganas de reírse de Madrid y de los madrileños que es algo que nos une a todos los españoles. Por otro lado, hemos jugado con tópicos que, aunque se refieran a Madrid, son bastante universales. La historia es tan entretenida que te enganchas.
--¿Les queda algún otro género por probar?
--J: El de trapecistas.
--M: Si no quedara algo más por probar nos lo inventaríamos. Ron Lalá puede ser una fuente inagotable de lenguajes, discursos. Afortunadamente tenemos la imaginación viva y las ganas de seguir trabajando. Pero no hemos hecho un Ibsen (bromea).
--A: Cualquier cómico descubre cada vez más temas en esta sociedad tan complicada, tan preocupada en el parecer y no en el ser, tan llena de terribles contradicciones y tan refractaria a la risa, a reírse de sí misma y tan autocensurada. Tenemos mucho que decir en mil estilos y corriendo riesgos, buscando nuevos caminos para la risa.