"La Hannah Montana española". Así se define Arantxa Castilla-La Mancha, la drag queen que bebió de la serie de Disney para formar su personaje y, al fin y al cabo, a sí misma. Detrás del maquillaje, la peluca, los vestidos dosmileros y los tacones se encuentra José Méndez García.
Desde pequeña siempre ha tenido claro lo que era, lo que pasa es que no lo sabía. Originaria de un pequeño pueblo de Badajoz, Jerez de los Caballeros, se mudó a Madrid sin saber todo lo que vendría después: su sueño se cumpliría y pasaría de ser una persona más en el Orgullo de la capital a ser la embajadora de la carrera de tacones.
Historia de superación
Pero hasta llegar a este punto, la artista ha tenido que vivir la precariedad y el fracaso del mundo drag: ella considera que hay que reivindicar que "perdió" cuando participó en el programa de Atresmedia Drag Race España, en el que quedó séptima, pero lo cierto es que las ganancias que obtuvo después fueron más gratificantes.
Dirigir su propio podcast junto a Hugáceo Crujiente, Mientras Te Hacías el Eyeliner, de La Mancha Crujiente, tener casi 90 mil seguidores en las redes sociales, encabezar el Orgullo... son recompensas que solo se entienden cuando Arantxa Castilla-La Mancha cuenta su historia, como en esta entrevista con Crónica Directo.
--Pregunta: ¿Cómo surgió su nombre artístico?
--Respuesta: En una asignatura de la Universidad nos mandaron hacer una serie, así que yo hice la parodia de Hannah Montana a la española, llamada Arantxa Castilla La Mancha. Estaba entre ese nombre, Amaia Vizcaya, Alicia Galicia y Lucía Andalucía, pero para mí, que soy una persona de pueblo, el de Arantxa era el que mejor se adaptaba a mi personalidad.
--¿En qué momento se inició en el mundo del drag?
--Yo formaba parte del mundo drag inconscientemente, porque desde pequeña veía series como Hannah Montana y jugaba en mi casa a ser una pop-star, ponerme pelucas, tener un nombre diferente... Pero un día mi mejor amigo me llevó a lo que fue mi primer show drag y de repente conecté los puntos y entendí que lo que yo hacía era el drag.
--¿Y a partir de ese momento ya decidió dedicarse profesionalmente?
--Bueno, mi trayectoria ha sido una serie de catastróficas desdichas para el resto de la gente [risas]. Para mí ha sido estar en el lugar correcto, a la hora correcta y que salieran muchas cosas bien de casualidad. Mi amigo me animó a participar en un concurso que presentaba Supreme Deluxe y quedé segunda, pero justo la ganadora, a la que le daban trabajo fijo, ya había firmado un contrato para el resto del verano, así que decidieron que yo ocuparía su lugar hasta septiembre. Además, a las finalistas nos dieron la oportunidad de actuar en el World Pride en la Puerta del Sol de Madrid. Gracias a todo eso, en cuestión de seis meses, yo ya estaba trabajando tres noches semanalmente en Madrid.
--¿Cómo fue luego el salto a Drag Race España?
--El salto fue grande. Cuando anunciaron el cast yo pensaba que nadie me conocería, porque vengo de un pueblo pequeño de Extremadura. Pero, cuando finalmente me cogieron, España explotó y todo el mundo en Europa, Latinoamérica e incluso Estados Unidos lo flipó máximo. Ahí me di cuenta de que eso que hacía yo sola en mi cuarto, encerrada, sin que nadie me viera, pasó a ser mi trabajo y algo que hacía en un escenario internacional con muchísima gente viéndome. Literalmente un sueño.
--¿Cómo fue la experiencia en el concurso?
--Fue muy placentera en el sentido de formar parte de una gran hermandad. Los lazos del trauma duran mucho y grabar ese programa, ante todo, fue muy duro, mental y físicamente. Eso hizo que nos uniéramos muy rápido, porque, al fin y al cabo, estaba con otras nueve personas que entendían por lo que había pasado.
--A pesar de que fuese un programa de pago en Atresmedia, llegó a muchísima gente.
--No pensábamos que el programa iba a tener tanta repercusión, por lo que en ningún momento nos imaginamos que íbamos a tener tanta importancia en la historia queer en España. Cuando en el primer episodio cuatro de nosotras dijimos que éramos personas trans no binarias, no sabíamos que íbamos a contribuir a que muchísima gente empezase a salir del armario, ni a que el concepto de no binarismo empezase a ser dicho por los políticos, a ser utilizado en televisión... De hecho, eso fue lo más bonito: que lo hicimos, no pensando en: "Vamos a cambiar el mundo", sino porque es como somos. Ver que habíamos tocado esas pequeñas teclas en las personas hacía que todo el trabajo y sacrificio que habíamos hecho los años anteriores tuviese sentido.
--¿Considera que la emisión del programa supuso un avance para el movimiento?
--Sin duda. Mucha gente decía que Drag Race España no tendría futuro porque en nuestro país no había gente del nivel, pero la cosa ha sido al revés: el talento está, pero no se daban las infraestructuras. De hecho, ahora mismo la nuestra es la franquicia mejor valorada por los críticos de todos los Drag Race del mundo y ya se ha visto en la segunda temporada, que se ha hecho menos de un año después. De repente se ha creado mucha más industria de gente que hace pelucas y trajes, se tiene más ideología de qué nivel tiene que tener el drag, hay muchísima más gente que quiere salir a las calles a vernos, apoyándonos en las redes sociales...
--¿Qué papel tienen estas plataformas en el movimiento de normalización y conocimiento del drag?
--Las redes sociales son ahora mismo la principal herramienta del drag, ya que lo que hacemos es crear una estética y una imagen y a través de ella transmitir una sensación. Yo utilizo Instagram para reivindicar, pero muchas veces defiendo que reivindicar no es igual a estar con el puño levantado por la calle siempre; reivindicar también es mostrarme tal y como soy teniendo una vida normal, aunque odio decir "normal", pero demostrando que las drags también podemos ser felices, que podemos tener todo eso que las personas se piensan que no podemos tener y demostrando a esos adolescentes que nos siguen que si ellos crecen y son diferentes, también pueden ser felices, hacer que sus sueños se cumplan, tener su casa de ensueño, conocer a sus ídolos...
--Eso es algo que quizás ustedes no tenían antes, ¿verdad?
--Exacto. Tú date cuenta que mi referente de ser diferente y de ser una persona queer era Hannah Montana [risas]. Era lo más parecido que veía a ese rollo de tener una doble vida, de utilizar pelucas, maquillaje... Otro referente que teníamos y que la gente no habla de él es Bugs Bunny: él era travesti perdida cuando se ponía su peluca para engatusar al cazador [risas]. Teníamos esos pequeños referentes, pero aún así no eran suficientes.
--Ahora que se ha terminado el mes del Orgullo, ¿qué piensa de las empresas que solo utilizan el drag como marketing para vender?
--Yo creo que las empresas son como son y, al fin y al cabo, van a tomar sus decisiones y van a hacer lo que sea necesario para ganar dinero. Entonces, está en nosotres, el colectivo, tomar esta pequeña plataforma que nos dan, aunque sea en el mes de junio, y hacer con ella algo bueno, explotarla al máximo y utilizarla para reivindicar lo que es necesario. Obviamente seguiremos luchando para que llegue un punto en que no sea necesario que una persona trans esté en un anuncio o para que una artista drag esté como cabeza de cartel solamente durante el mes del Orgullo.
--La semana pasada, Telecinco emitió La Noche Drag totalmente en abierto y con muy buenos datos de audiencia. ¿Qué opina de esto?
--Qué fantasía, me encanta que hagan estas cosas. Aunque si alguien viste a Chelo García Cortés y no soy yo, me cabreo y quemo Mediaset [risas]. Pero precisamente por eso: aunque sea por el mes del orgullo, se nos está dando una pequeña plataforma para mostrar nuestra realidad. Mientras se haga desde el respeto por el arte que es el drag siempre va a estar bien hecho, sea en el programa que sea. Obviamente, que también esté bien pagado, porque los artistas drag ahora mismo en España vivimos en una precariedad bastante heavy.
--¿En qué sentido?
--No existen los trabajos con contrato, no existe la Seguridad Social, muchísimas artistas solo reciben 50€ por estar cuatro horas trabajando en una sala... La gente se piensa que las travestis somos super ricas, pero por supuesto que no es así. De hecho, somos el colectivo laboral más pobre de España porque no compensa que te paguen 50€ cuando tú te has gastado 500€ de pies a cabeza para vestirte de drag.
--¿Por qué cree que es uno de los sectores peor pagados?
--Entran en cuestión muchísimos factores, pero gran parte por lo que se tenía al drag repudiado viene por la misoginia que hay en esta sociedad. Hay muchísima gente que ve el drag solo como un hombre vistiéndose de mujer --y para nada es así--, pero piensan que si ya eres un hombre, que ya tiene todo el poder, ¿por qué te vas a querer vestir de mujer que es el género inferior? Te ven como algo que hay que repudiar a la oscuridad y que hay que llevar solo a los sótanos de los garitos a las 3 de la mañana donde no hay nadie.
--¿Cree que el hecho de que el Drag sea ahora más visible hará que se regule de alguna manera para que sea un trabajo digno?
--Ese sería mi sueño: conseguir que exista algún tipo de regularización, porque la mayor parte de la gente no tiene contrato. Yo siempre digo que una travesti con contrato y Seguridad Social es como un unicornio, porque no existe: alguna vez alguien ha dicho que ha visto alguno, pero probablemente era mentira [risas]. La gente que tiene trabajos de oficina tiene su horario, lo cumple y luego se olvidan; pero nosotres, para hacer un espectáculo un sábado tenemos que estar trabajando desde el domingo anterior para hacernos la ropa, el maquillaje, peinarnos las pelucas, guionizar el show, buscar la música... Es un trabajo totalmente agotador.
--Tinder la eligió para ser la embajadora de la carrera de tacones del Orgullo de Madrid. ¿Cómo se sintió?
--Para mí fue un tremendo honor, porque el Orgullo de Madrid fue el primer Orgullo que yo viví, así que ahora formar parte de él y ser la patrona de la carrera de tacones, actuar en salas, ir a las manifestaciones en primera fila... Está siendo un momento muy bonito, de cerrar este círculo de experiencias de los últimos años y de sentirme totalmente orgullosa de lo que he hecho.
--¿Tiene algún otro proyecto futuro?
--Hay otro proyecto de la Mancha Crujiente que no puedo desvelar, solo puedo decir que preparéis las tarjetas bancarias para este verano porque vais a tener que desembolsar dinero [risas]. También llevo un tiempo trabajando en música que, si todo va bien, saldrá a finales de año. Y en 2023 nos iremos a Londres, a la convención de Drag del Drag Race, así que los siguientes meses van a ser moviditos. Como bien dijo Platón o Sócrates: "Internationally, internationally [frase de una canción de Bad Gyal]".