Gloria Camila ha confirmado lo que muchos sabían. Ha visto junto a su padre, Ortega Cano el último episodio de Montealto y ha respondido. No sólo en redes, sino en directo y en televisión.
La colaboradora de televisión ha preferido no mojarse a favor de nadie. “Yo hablo de lo que quiero, puedo y de lo que creo que tengo que hablar y cuando hablo de algo creo que es porque lo conozco o sé de lo que hablo”, señala y espera que no se le juzgue por ello.
Muestras de amor y respeto
El problema parece que ella no se siente con la libertad de dar su opinión. “Hable lo que hable, diga lo que diga, estoy manipulada, influenciada…”, lamenta. E insiste en que puede estar equivocada porque “nadie habla nunca sin equivocarse”.
“Estoy abierta, disponible y dispuesta a hablar con la otra parte”, asevera. Eso sí, repite que prefiere que no sea “de pantalla a pantalla”. Y sobre el amor de su hermana, remata: “Yo no dudo de que sus palabras sean ciertas, pero no me vale que me digas que me quieres y no haya una muestra de cariño”.
Rocío Jurado y Ortega Cano
Lo que tiene claro es que quiere posicionarse a favor de nadie. Quiere esperar a ver la segunda parte del documental para hablar. Lo único que parece tener claro es que su madre “no estaría nada, nada, nada de acuerdo con lo que ha pasado”.
En lo que sí se ha mostrado más incómoda es en el trato que dieron a su tío en Montealto y en la incógnita que mantiene Rocío Carrasco sobre los supuestos escritos que ha encontrado. Tras la demanda de Gloria sólo aportó uno y, ahora, señala que hay más. Y ante los rumores de qué dice en ese papel confiesa: “están insinuando que mi padre daba mala vida a mi madre”. Y le sorprende que si nadie lo ha visto todos crean eso.