La muerte de Begoña Sierra, fundadora de Bingo Las Vegas, hace una semana dejó destrozado a Kiko Hernández. Gran amiga suya, el dolor le ha impedido salir trabajando y ha abandonado Sálvame por varias semanas.
El colaborador acudía al programa el pasado miércoles para contarlo a los espectadores. Entre lágrimas confesaba a los espectadores que tuvo “ideas raras” y prefería centrarse en recuperarse por su salud mental y por el bien de sus hijos. Jorge Javier Vázquez lo observaba apesadumbrado.
Dolor
La situación ha hecho aflorar el lado más oscuro y pesimista del presentador. Confiesa que él ha pasado por esos momentos y entiende que el trabajo es la primera víctima. “Cuando estás anímicamente destrozado, te dan ganas de abandonar. Quizás porque te sientes incapaz de participar en un show cuando estás triste”, apunta.
“Se me rompió el alma al ver a Kiko aguantándose las lágrimas. Los duelos a nuestra edad son terribles porque empiezas a ser consciente de lo que significa la muerte”, admite. Y es que, como viene siendo habitual desde que el presentador cumpliera 50 años, su negatividad al respecto se hace muy evidente.
Negatividad
El catalán asegura que él y los que ya están en los 50 viven la muerte como algo más cercano. “Hay una década en nuestras vidas, la de los cincuenta, en la que su presencia es tan constante que asusta”, en su opinión. “Deja de ser algo que sobrevuela sobre nuestras vidas para convertirse en una ladrona de amigos y de nosotros mismos”, asevera.
Más allá de la proximidad y tal y a raíz del proceso que vive su amigo y colaborador, reflexiona sobre las pérdidas de las personas que han estado muy cerca de uno. “Son duelos que se quedan para siempre. Tristezas punzantes que siempre están ahí, unas veces más llevaderas, otras más insoportables”, concreta.
Convivencia
En este sentido, JJ reconoce: “No puedo ayudar a Kiko, ya me gustaría. Y puedo engañarle diciéndole que con el tiempo el dolor desaparecerá porque es mentira. No desaparece, aprendes a vivir con él pero jamás dejas de echar de menos”.
El de Badalona alega no estar “negativo, solo estoy pidiéndole a la vida que sea un poco generosa. Que después de una tragedia nos reconforte con un golpe de luz que nos anime a seguir”.
¿Esperanza?
El periodista admite que a todo “el mundo le pasa lo mismo”, pero creo que la gente de la televisión tiene un hándicap: “nosotros lo hacemos público”. Claro que “eso nos vuelve en ocasiones un poco cansinos, para qué nos vamos a engañar”, reconoce.
Pese a todo, Vázquez apuesta en esos casos para mirar al futuro. “Hay que vivir. No sabemos para qué pero hay que vivir”, sentencia.