Desde que Meghan Markle y el príncipe Harry decidieron unirse en matrimonio, sus idas y venidas de la Casa Real británica han dejado numerosos episodios. El primero destacable fue su renuncia a los deberes monárquicos como duques de Sussex que son, y el segundo y más sonado fue la entrevista con Oprah Winfrey.
Las declaraciones de la estadounidense dieron la vuelta al mundo, y sus palabras pusieron contra las cuerdas los cimientos del Palacio de Buckingham. Esa confesión se ha traducido como una declaración de intenciones para poner punto y final a su aventura en la realeza británica, pero la última decisión que ha tomado no deja lugar a dudas: la hija que espera será estadounidense.
Una declaración de intenciones
A finales de noviembre, Meghan Markle conmovió al mundo entero al anunciar que había sufrido un aborto involuntario. Una tragedia que llegaba en un momento delicado, debido a la polémica generada con la Casa Real británica. Pero poco después, celebró el embarazo de un segundo hijo.
Todo iba sobre rudas, y después se supo que el sexo del bebé iba a darles a su primera niña. Pero la controvertida entrevista con Oprah Winfrey --donde también reveló que el embarazo de su primogénito, Archie, destapó el racismo que había en el Palacio de Buckingham-- puso en duda que el nacimiento tuviera lugar en el Reino Unido, como sí sucedió con el resto de herederos al trono de Isabel II.
Polémica en el Palacio de Buckingham
Ahora, Meghan Markle ha zanjado todas las dudas y las especulaciones al decidir que la niña será estadounidense. El segundo hijo del matrimonio real nacerá este verano en su casa de Montecito, en Santa Bárbara (California), convirtiéndose en el primer miembro de la familia real británica en llegar al mundo en los Estados Unidos, muy lejos de Buckingham.
Pero el segundo hijo de Meghan y Harry no solo tendrá el derecho a la ciudadanía estadounidense, dado que su padre le otorgará automáticamente la doble nacionalidad. Es decir, a pesar de nacer en suelo americano, la niña será estadounidense y británica a partes iguales, y ocupará el octavo puesto en la línea de sucesión al trono que lidera la reina Isabel II desde hace 69 años.