Cuando el frío arrecia como en estos días en los que las temperaturas se han desplomado, resulta habitual --y muy apetecible-- encomendarse a un buen potaje de invierno que además de alimentar aporte calor al organismo.
Este tipo de platos son muy populares por toda la geografía española, ya que durante siglos han ayudado a las personas que trabajaban a la intemperie a soportar las gélidas jornadas que tenían por delante. Esa popularidad hace que estemos hablando de recetas sencillas compuestas por ingredientes fáciles de conseguir. A fin de cuentas son guisos que estaban al alcance de mucha gente y no solo de los más adinerados.
Potaje de vigilia
Hay que señalar que cada región (y casi cada comarca) tiene su propio modo de hacer potajes, puesto que algunos ingredientes dependen de qué sea más o menos típico de la zona. Entre los más conocidos se encuentra el potaje de vigilia, el cual, como su nombre indica, se suele preparar en época de cuaresma y durante la Semana Santa. Se caracteriza por incluir bacalao, ya que de ese modo se cumple la prohibición religiosa de no comer carne.
Además del bacalao desalado se necesitan los siguientes ingredientes: garbanzos secos, espinacas frescas, cebolla, ajo, un huevo, pan, pimentón de la vera, aceite de oliva virgen extra, laurel y sal. En cuanto a su preparación, los garbanzos se deben dejar en remojo 12 horas, después se cuecen junto a la sal y el ajo, y mientras, se sofríe la cebolla con el pimentón. Una vez hecho esto, se ponen al fuego los garbanzos, se le añade el sofrito, las espinacas y el bacalao desmenuzado y en poco tiempo ya se tiene el potaje de vigilia.
Fabada asturiana
Otro plato típico cuyo aspecto ya atempera el cuerpo es la fabada asturiana. Para su elaboración se necesitan los siguientes ingredientes: fabes o alubias blancas, chorizo y morcilla asturiana, panceta curada, jamón, ajo, cebolla, aceite de oliva, pimentón dulce y sal.
Al igual que la mayoría de las recetas que se realizan con legumbres, es necesario tener las alubias remojándose durante bastante tiempo. Lo más adecuado es dejarlas la noche anterior. Así, al día siguiente solo hay que echarlas en la olla junto al ajo, la cebolla y el aceite (también puede llevar una hoja de laurel), cubriendo todo con agua hasta dejar que lleguen a ebullición. Cada cierto tiempo habrá que echar un chorro de agua fría para que vuelvan a hervir. Una vez hecho eso se le añaden las carnes y se cocerá todo junto durante unas tres horas a fuego medio o bajo. Como se puede comprobar, es una receta larga pero sencilla.
Cocido montañés
Hay tantas variantes de cocido como de regiones, aunque algunos de los más conocidos son el madrileño, el montañés o el maragato. En el montañés tradicional son necesarios los siguientes ingredientes: alubias blancas, pimiento rojo y verde, zanahoria, cebolla, chorizo, panceta, morcilla, costillas de cerdo adobadas, berza, patata, pimentón, ajo, aceite y sal.
Como se ha apuntado, las alubias deben estar en agua desde la noche anterior. Al comenzar se cuecen las alubias con las verduras (que deberán ir en una malla para poder retirarlas cuando empiecen a deshacerse), el chorizo y la panceta. A las dos horas se le agregan la morcilla, la patata pelada y cortada, la costilla y la berza sin el tallo. Se vuelve a dejar cociendo y el detalle final será sacar las verduras, trocearlas con algo de caldo y agregarlas después al cocido para darle espesor.
Lentejas a la riojana
En este caso se cambian los garbanzos y las judías por las lentejas, en una de las muchas recetas que tienen a estas legumbres como protagonistas. Asimismo, al igual que los anteriores, las lentejas a la riojana son perfectas para combatir los días más fríos. Para su preparación es necesario, además de las propias lentejas, chorizo, jamón y panceta curados, pimiento rojo y verde, zanahoria, cebolla, ajo, laurel, sal y aceite de oliva.
A la hora de elaborarlas, habrá que dejar las lentejas en remojo la noche anterior. En el momento de cocinar, el primer paso será cocer las lentejas con las verduras, el pimentón, la sal y el aceite de oliva virgen. Mientras se cuecen, hay que saltear la panceta y el chorizo en una sartén. Posteriormente se añaden al contenido de la olla y se lleva a ebullición hasta que todo esté en su punto.