Cataluña cuenta con una de las mejores gastronomías de España. Así, concentra un montón de platos muy queridos por todos los españoles, desde el pan con tomate, la butifarra con judías, los calçots, o el xató, hasta la sanfaina, el capipota o las anchoas de L’Escala. Pero también hay revoluciones de clásicos como las patatas bravas o las tortillas de patatas que algunos chefs revolucionan con sus creaciones.
Unos platos que enganchan por ser sabrosos, como el último mencionado, uno de los más tradicionales de la cocina española y que, por tanto, arrasa en cualquier bar y restaurante que se precie. Claro que, entonces, es cuando arranca la competición. ¿Dónde encontrar la mejor tortilla de patatas?
Con cebolla o sin cebolla
Allí empieza la batalla. Para empezar, están los que defienden que la tortilla española es huevo y patata. Y ya. Luego imperan los que le añaden cebolla y no conciben de otra manera. Por último, están los creativos que ya le añaden muchas más cosas y se desata la polémica y la imaginación.
Como bien indica la revista gastronómica Hule y mantel, “en Barcelona abunda el concebollismo confitado y el cuajado cremoso”. Traducido: la tortilla de patatas con cebolla y poco hecha. Aunque nunca falla el que apuesta por no ponerle y triunfa, como es el caso del Bar Nino, que mantiene que ha de ir con cebolla y así la sirven.
La tortilla más deseada
Pero en esta redacción somos del equillo con cebolla y como sabemos que todo el mundo se pierde por degustar la mejor, he aquí una ayuda. Ayudados por la citada publicación especializada, hemos ido a parar a uno de los bares que más arrasan en las redes, en las calles y, sobre todo, en los paladares de los catalanes, se trata del Mantequerías Pirenaicas.
Tras este particular nombre se encuentra en realidad un restaurante muy reciente y muy especial. Sobre todo, por sus horarios. Aquí no se puede venir a cenar, está cerrado, eso sí, se puede degustar de un buen desayuno completo (tortilla incluida) y un potente almuerzo.
Receta única
Los platos son tradicionales y, se podría decir, a simple vista, que no llaman la atención. Se trata de bocadillos, ensaladillas y platos rápidos y fáciles de consumir, pero tanto de cocinar, porque aquí, todo se hace con mucho cariño y mejor producto. Tanto es así, que “los clientes hacen cola cada sábado por la mañana para disfrutar de la tortilla de patatas. Literal”, destacan en Hule y Mantel.
La idea de esta propuesta gastronómica fue de Miguel Puchol que, en 2015, decidió coger una vieja charcutería con bar que había en el barrio del Putxet y reconvertirla en restaurante mañanero. Manteniendo un toque retro acorde con el nombre, este local ya es un indispensable del barrio y de toda la ciudad. Especialmente en lo que a tortillas se refiere.
Palabras de elogio
“Es la democracia de la gastronomía: tortilla nominada a gloria bendita por aclamación popular”, prosiguen en su artículo los expertos de Hule y Mantel. Sólo hace falta ver cómo describen la tortilla para empezar a salivar. “La cuajan muy poco y la encebollan mucho. Es una cebolla sometida durante ocho horas a un masaje constante de calor suave, se vuelve oscura y dulcita, y llega casi a compotar”, aseveran.
Las manos que hay detrás de esta delicia gastronómica son las de Alberto Soriano que “trabaja la mezcla a varilla y muñeca antes del cuajado”. Y es que, como indica la publicación, “el factor humano es un ingrediente intangible, pero siempre esencial”. Gracias a ello, no sólo han conquistado paladares, sino que han despertado la simpatía entre sus comensales que la han convertido en referente.
Locales de tortillas hay muchos más. El artículo referido de Hule y Mantel ofrece más opciones, pero sin duda las de Mantequerías Pirenaicas arrasan.