Adiós a uno de los recuerdos más dulces de Lleida
Las máquinas excavadoras acaban con uno de los símbolos del barrio de Pardinyes
19 enero, 2024 09:16Noticias relacionadas
Era un icono de la ciudad. Desde los inicios del siglo XX endulzaron el barrio de Pardinyes, Lleida, Cataluña y buena parte de España. Hace unos años su llama se apagó. Esta semana apenas queda un ladrillo en pie. Solo queda el recuerdo.
La capital del Segrià hace tiempo que vio como la fábrica de galletas Virginias paralizaba su actividad. Era 2013 cuando sus trabajadores se reducían el sueldo ante las necesidades de la empresa y septiembre de 2018 cuando las máquinas se pararon después de entrar en concurso de acreedores.
Malos tiempos
A pesar de todo, la fábrica seguía en pie. Cada vez que uno pasaba por el número 1 de la calle Pintor García Lamolla podía ver los restos de ese pasado de galletas, biscotes y demás. Sus letras lucían en la fachada. La sombra del paso del tiempo se apoderó del resto.
Nadie se hizo cargo del edificio y grafiteros, okupas y otros vándalos no sólo se hicieron con él, sino que destrozaron buena parte de la fábrica. La situación fue tal que los propietarios tuvieron que poner denuncias para desalojarlos. El remate final llegaría pronto.
El ocaso
El fuego hizo acto de presencia. En enero de 2022 las llamas destrozaron buena parte del interior y de la estructura de la antigua nave. Sus dueños hacía poco que acordaron la venta del inmueble, pero no por eso dolió menos.
Tras denunciar los hechos, los nuevos propietarios iniciaron los trabajos necesarios para devolver la vida a esa esquina del barrio de Pardinyes. En unos meses, el espacio que endulzó la vida de tantos niños, jóvenes y adultos se va a convertir en un refugio para gente mayor, una residencia.
Un dulce recuerdo
Esta nueva vida de la fábrica supone también el borrado de la historia. La de las galletas Virginias y sus trabajadores, pero también la del polo industrial de una ciudad como Lleida, que cada vez es más una urbe de servicios.
El pasado verano las máquinas tomaron el interior del edificio para empezar sus trabajos de demolición, esta semana, casi un año después del incendio, han seguido por la fachada. Las letras de “Galletas Virginias” forman parte del pasado. De un recuerdo muy dulce.