El atún rojo, el azafrán, el melón yubari, la trufa o el café de civeta son algunos de los selectos productos gourmets cuyo precio se dispara en el mercado. Una lista a la que debe sumarse el queso más caro del mundo: el queso Pule. Para hacerse una idea de la exclusividad de este lácteo solo un kilogramo puede llegar a costar 5.000 euros y se produce solo en una granja en todo el mundo. 

Precisamente este origen es el responsable de que haya muy poca oferta y en consecuencia, el precio se dispare. Además, la clave de su coste también está en un queso que solo se hace con una especie en peligro de extinción, la burra Pule a la que se le añade, siguiendo una receta que a día de hoy sigue siendo secreta, un 40% de leche de cabra

Una elaboración manual

A diferencia de lo que ocurre con las vacas, en el caso de este especial animal no se puede ordeñar por medio de sistemas mecánicos y automáticos como ocurre en una explotación ganadera intensiva. En este caso todo el proceso para obtener la leche de estas burras se hace de manera manual y artesanal como manda la tradición. Tras esto se usa un cuajo misterioso que es el que le otorga ese sabor cremoso y muy intenso, con una textura que se deshace nada más probarlo y un color blanquecino. 

Esta es la esencia de un queso para el que se necesitan 25 litros de leche de burra de los Balcanes para hacer un kilogramo de este apreciado manjar. Se trata de animales de los que apenas quedan algo más de un centenar de ejemplares, están en peligro de extinción, y que viven plácidamente en la localidad de Sremska Mitrovica, a unos 80 kilómetros de Belgrado, la capital de Serbia. Todas estas burras forman parte de una reserva natural única en un ecosistema sin igual repleto de praderas, pastos, aguas abiertas, pantanos, humedales y manantiales de agua.

Similar al manchego

Salvando las distancias con uno de los quesos españoles más universales, lo cierto es que todos aquellos que han probado el queso Pule confirman que su sabor recuerda un poco a la variedad que nace en Castilla La Mancha. Sin embargo, en el caso de este costoso alimento su producción es más reducida y única ya que para obtener un solo litro de leche hay que ordeñar al menos a 15 animales, ya que cada uno de ellos da muy poca leche. Por ello y por garantizar el bienestar de estas burras, se ordeñan varias veces al día en un trabajo que solo se puede hacer a mano. 

Una rareza gastronómica que solo muy pocos paladares pueden disfrutar en el mundo. Además, aparte de su exclusividad y su precio solo apto para algunos bolsillos, el queso Pule es muy saludable nutricionalmente ya que tiene un bajo nivel de grasa. Eso por no hablar de que este lácteo tan especial contiene 60 veces más vitamina C que el que sale de la leche de una vaca común. Todo ello es fruto de una alimentación, la de esta especie, que solo come pasto y heno de una tierra donde no está permitido el uso de pesticidas, herbicidas ni fertilizantes químicos. 

Un buen ejemplo de salud

El queso no solo está delicioso (los hay que se consideran verdaderos amantes queseros), sino que debe formar parte de una dieta sana y equilibrada por sus numerosos beneficios para la salud. Y es que una sola porción diaria puede dar al organismo el aporte lácteo que necesita, además de recibir una buena cantidad de proteínas, vitaminas, sales minerales y materia grasa digerible. Así pues, entre las bondades del queso se encuentran su aporte de calcio esencial para huesos y dientes, además de reducir la placa bacteriana y mantener la boca sana de forma natural. 

Variedad de queso en un establecimiento especializado / Waldemar Brandt en UNSPLASH

Pero hay mucho más en cuanto a sus propiedades saludables. Consumir queso de manera habitual ayuda a incrementar la dosis de ácido fólico (ideal para las embarazadas), favorece el fortalecimiento del sistema inmunológico y de las defensas, cuida el aspecto de la piel gracias a su contenido en vitamina B y al ser rico en proteínas resulta muy aconsejable para personas que practican deporte o quieren ganar algo de peso de manera saludable. Por último, el queso es un aliado de lo más natural para combatir y disminuir los síntomas asociados al síndrome premenstrual.