El uso de la cara como modo de acceso o verificación cada vez es más habitual: desde el desbloqueo de los teléfonos móviles a la identificación para pagos online. Aun así, pese a la comodidad que representa, su seguridad y privacidad generan debate.
Antes, no obstante, hay que saber qué se entiende por reconocimiento facial. En síntesis, se trata de la identificación de una imagen digital con una persona: se extraen las características del rostro y se comparan con una base de datos.
Una tecnología seductora para los españoles
Existe el sistema que se utiliza para el desbloqueo del móvil, que solo confirma y verifica la coincidencia de la cara con una fotografía; y el sistema utilizado por la policía para desapariciones, que coteja una imagen con una base de datos para determinar una identidad.
Las nuevas tecnologías como el reconocimiento facial, el control por voz, el 5G y la inteligencia artificial seducen a los usuarios españoles: tres de cada cuatro se sienten “cómodos y emocionados” utilizándolas, lo que supone un 19% por encima de la media mundial, según un estudio de la consultoría Harris Interactive. Pero todavía hay poca conciencia en cuanto a su uso y legalidad.
Una legislación garantista
“Sobre el reconocimiento facial como tal no existe ninguna legislación”, explica Sergio de Juan-Creix, profesor colaborador de Derecho de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC y abogado del despacho Croma Legal, “pero tiene impacto en la privacidad y en la imagen de las personas, en la normativa de Protección de Datos”.
El sistema de reconocimiento facial en España solo se utiliza en casos muy puntuales, como por parte de la policía para identificar a personas buscadas. Es por eso, que la instalación de cámaras destinadas a tal fin en algunos supermercados los ha puesto en el punto de mira de la Agencia Española de Protección de Datos.
¿Consentimiento del cliente?
Es el caso de unos supermercados que han puesto cámaras de reconocimiento facial en 40 de sus establecimientos para detectar la entrada de posibles maltratadores o gente con órdenes de alejamiento.
“Ellos dicen que se basan en el consentimiento porque sus usuarios, cuando acceden, están aprobándolo, pero no es exactamente así”, manifiesta De Juan-Creix. “Para que haya consentimiento tiene que haber una opción real que te permita acceder al servicio sin que haya una penalización”, añade.
Reconocimiento facial en la vía pública
Los sistemas de reconocimiento facial no se pueden instalar en la vía pública, se necesita una base legal para ello. “Es imposible que toda la población dé el consentimiento; entonces, el reglamento prevé otras bases legales, como que exista un interés público”, expresa el abogado.
De Juan-Creix ve “posible” que los países empiecen a regular el uso de la tecnología de reconocimiento facial en determinados espacios públicos. Si se instala en aeropuertos, algunas entradas de gente radical y centros de datos, tendría “lógica”, pero “no en todos sitios”. En ese caso, explica, “entraríamos ya en un control total de la ciudadanía que huele a estado dictatorial”.
Retos con el Covid-19
En tiempos de coronavirus, esta herramienta genera nuevos retos tecnológicos. Por un lado, es una gran ventaja, ya que elimina el contacto físico, pero, por otro, las mascarillas, el nuevo complemento obligatorio, dificultan su uso. La compañía española FacePhi ya se ha adaptado y ha desarrollado un algoritmo que reconoce con más de un 99% de fiabilidad el rostro de una persona con el cubrebocas puesto.
Asimismo, el Covid-19 ha hecho florecer muchos de los debates del ámbito de la privacidad, como el control de movimientos de la ciudadanía y el tema de las cámaras. En este caso, De Juan-Creix cree que “puede haber un interés público para instalar cámaras”. Pero hoy por hoy no existe una ley que lo avale.
Un sistema desigual
A los problemas de seguridad y privacidad se suma el aspecto ético. Las cámaras las programa un algoritmo que suele tener problemas para identificar a personas no caucásicas. “El ser humano de por sí ya puede ser desigual”, explica el profesor de Derecho, y eso se traslada a los algoritmos, “que son mucho más fríos que un humano y directamente clasifican siguiendo patrones”.
El sistema, por tanto, no acaba de ser totalmente neutro. Por eso, empresas como Microsoft, Amazon e IBM, han cancelado sus servicios en el software de reconocimiento facial.
Nuevas aplicaciones al reconocimiento facial
La enseñanza online también está experimentando cambios. Después de los primeros exámenes virtuales del pasado junio se generó una necesidad hacia los sistemas de verificación de identidad del alumnado para hacer las pruebas en línea.
Otras aplicaciones que se prevén en un futuro para el reconocimiento facial son la detección del cansancio del conductor en el coche, los sistemas contactless de pago y dejar de lado la documentación para acceder a un avión.