Pablo La Parra Pérez cogió el relevo de Esteve Riambau como director de la Filmoteca de Catalunya. Lo hace con el mismo objetivo que su predecesor, ver como esta institución adquiere categoría propia y pasa a ser autónoma del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC) y llevar este equipamiento a otros niveles.

Ideas y proyectos tiene muchos. Espera que la nueva Filmoteca, su Filmoteca, pase a ser un punto de formación, exhibición y divulgación del cine catalán, en su más amplio espectro. Con una seria defensa de la lengua, pero sin olvidar que aquí se hace y se ha hecho cine en otras lenguas.

Filmoteca de Cataluña

 

Doctor cum laude en Estudios Cinematográficos y Culturales por la New York University y Licenciado con un Premio Extraordinario en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, este director de 37 años conoce muy bien la institución de sus años de estudiante en Barcelona. Aquí estudió un Máster en Estudios Comparativos de Literatura, Arte y Pensamiento en la Universidad Pompeu Fabra, antes de iniciar su carrera profesional.

El nuevo director de la Filmoteca, ha ejercido como jefe del Departamento de Investigación y docente de Elías Querejeta Zine Eskola desde 2018 y hasta la actualidad y entre 2018 y 2023 ha ocupado posiciones de responsabilidad en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Eso sin contar sus tareas de director y comisario de programas públicos y de exposiciones en diferentes congresos, jornadas y seminarios, así como todas las publicaciones de cine que tiene a sus espaldas. Una prueba más de que su juventud es tanta como su experiencia y viene cargado con muchas propuestas para diseñar lo que llama una “Filmoteca en transición”. Los restos y propuestas son grandes, pero tal y como cuenta a Crónica Global cuenta con el apoyo de los trabajadores y equipo de la casa y ve posible poder llevar adelante sus ideas.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Vamos a basarnos en las líneas de las que habló en su presentación como director de la Filmoteca. Habla de una “Filmoteca en transición”. ¿Significa a un cambio constante o una transición hacia dónde?
Lo que quería subrayar con este título es que el cine siempre está en transición. Nunca ha existido un estado sereno, estable e inmune al cambio en el cine. En ningún momento de su historia. El cine es un arte que siempre ha estado sometido a cambios tecnológicos, sociales, estéticos y de lenguaje. Lo que queremos indicar es que la decisión de proponer una filmoteca que cambia no es esta cosa de “llega un nuevo director, hace tábula rasa”, sino que es una condición inherente a un equipamiento que trabaja en cinematografía.
Si no es un tábula rasa, ¿qué le gustaría mantener y a qué le gustaría darle otro enfoque o incluso incorporar en esta Filmoteca en transición?
Lo que quiero mantener son las muchísimas cosas buenas que tiene esta casa. La Filmoteca viene de una década de consolidación de su prestigio, de sus capacidades, de sus equipamientos, y debemos construir a partir de estos cimientos. Sería un error imperdonable llegar a la Filmoteca con una voluntad de borrar todo un legado muy válido que nos ha situado como un equipamiento de prestigio internacional y querer reinventar la rueda, es decir, no es mi objetivo. Dicho esto, evidentemente, lo que presenté es una hoja de ruta y debemos destilarla en dos movimientos clave: uno de puertas adentro, que es mejorar la coordinación de las diferentes unidades del equipo, y otro hacia afuera, multiplicar los interlocutores que tiene la institución. La idea es conseguir que la diversidad de puntos internos que tiene la casa, que van desde la tarea más especializada y menos visible, pero a la vez muy importante, que se realiza en el 2CR en Terrassa para restaurar una película de los años 20, hasta la proyección de una película en nuestra sala, genere ideas, proyectos, iniciativas que multipliquen los puntos de contacto y de colaboradores internos. Y de puertas afuera, crear una institución lo más flexible y lo más diversa posible.
Mencionó el 2CR y parece que le da mucha importancia. Comenta que es la parte menos visibilizada. ¿Se puede hacer más visible este trabajo? Y si es así, ¿cómo?
El 2CR no tiene más importancia que ninguna otra unidad de la casa. Es decir, todas las unidades de la Filmoteca son igualmente importantes. ¿Qué pasa con el 2CR? Si lo miras, es la pieza más singular de la Filmoteca. Tenemos pantallas, exposiciones, una biblioteca, un archivo documental. Esas funciones las compartimos con otros equipamientos públicos y privados del país. Nosotros tenemos nuestra voz singular, eso sí. Lo que no hace ninguna otra institución pública ni privada del país es preservar el patrimonio cinematográfico audiovisual catalán. Es decir, el 2CR es el corazón único e intransferible donde está el ADN de nuestra institución. Debemos cuidarlo porque la Filmoteca tiene una misión institucional asignada por la ley, que es preservar a largo plazo el patrimonio cinematográfico catalán. Y eso lo hacemos principalmente en el 2CR. Has dicho que es un trabajo muy especializado, lo es, pero hay muchísimas puertas que comunican este trabajo especializado con nuestra labor de programas públicos. Ya tenemos programas en este sentido con los que visibilizamos el cine catalán. Es un programa de digitalización del cine que preservamos en formato fotoquímico, que lo hacemos mediante un acuerdo de colaboración con la ESCAC, y esto acaba en nuestras ventanas digitales, nuestras pantallas, y circula por festivales de todo el mundo. Es decir, lo que comienza como una tarea muy especializada, que es conservar en las mejores condiciones los negativos de una película en 35 milímetros acaba en la pantalla de tu móvil. Si no entendemos y no cuidamos todos los pasos de esta cadena, se nos desequilibrará, generaremos desequilibrios. En este sentido, uno de los puntos de mi programa es multiplicar la porosidad entre el archivo y nuestros programas públicos, ya sea mediante exposiciones o mediante proyecciones en nuestras salas.
Hablaba de la particularidad de preservar el cine catalán. Usted habla de la importancia de la lengua. ¿Eso implica que la Filmoteca va a priorizar el cine hablado en catalán o el cine hecho en Cataluña sea en el idioma que sea?
Lo sé. Yo le di importancia a la lengua, pero en un sentido estructural. Es decir, si somos una institución pública catalana, tenemos una responsabilidad estructural que, no es un objetivo, es una cuestión irrenunciable que tiene que ver con promover, defender y emplear con absoluta naturalidad, como lengua prioritaria, como lengua vehicular de todo lo que hacemos, el catalán. En términos de publicaciones, comunicación, subtitulado, exposición pública en general, esta debe ser una línea con absoluta naturalidad. En cuanto a qué significa el cine catalán, las cosas no son tan sencillas. El cine catalán es el cine que se ha hecho en Cataluña o con implicación de personas catalanas, ya sean jurídicas o físicas. En este sentido, no podemos cerrar los ojos a una circunstancia, y es que la normalización de nuestra lengua no ha sido homogénea a lo largo del siglo XX, que es, principalmente, el siglo del cine. Entonces, si hay toda una serie de películas que han sido hechas en este país en otro idioma, nuestra responsabilidad es preservarlas en igualdad de condiciones. Esto nos permite comprender la extraordinaria importancia del cambio que estamos viviendo en la actualidad, gracias a años y años de esfuerzos políticos, sociales y colectivos, que es la normalización de la creación cinematográfica en nuestra lengua. Pero debemos comprender que la historia del cine catalán se habla en muchos idiomas, no solo el catalán. En este sentido, en términos de política de preservación o de definición categórica de nuestra lengua.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Hablaba de la extraordinaria situación del cine catalán actual y, en su presentación, anunciaba que quería acercar la Filmoteca a estos directores y hacer que los cineastas sintieran la  Filmoteca como su casa. ¿Cree que quizás a veces los cineastas catalanes no lo ven tanto como una casa?
No creo que sea así, pero sí podemos ser innovadores y desarrollar iniciativas interesantes para reforzar la vinculación efectiva con la creación contemporánea.
Y ¿cuán importante es poner la mirada al presente por parte de una filmoteca?
Antes has hablado de Filmoteca como una institución patrimonial que mira al pasado, esto es completamente cierto, pero un archivo nunca mira solo al pasado. Un archivo siempre se declina en tiempo presente y también debemos anticiparnos al archivo del futuro. Lanzaremos un programa piloto específico, que es qué hacer con los materiales que nuestras creadoras contemporáneas ya están generando con su actividad. Cualquier proyecto creativo genera un fondo de materiales que no son estrictamente el producto acabado, digámoslo así, aunque no me gusta esta palabra. Por ley, una cineasta catalana debe depositar una copia de su película en la Filmoteca. Nosotros cuidamos el futuro de la película. Pero me gustaría cuidar también cuestiones que, cuando tristemente perdemos una figura importante de nuestra cinematografía, nos damos cuenta de que son muy importantes: cuadernos de trabajo, imágenes descartadas, borradores de carteles, notas, apuntes... Toda una serie de cosas que entendemos su valor para los historiadores que investigan sobre el pasado del cine, pero que tenemos la posibilidad de comenzar a archivar ya, y de hacerlo en diálogo con ellos y los cineastas. Por eso creo que lanzar esta idea de un archivo vivo del cine catalán nos permitirá también abrir las puertas de nuestro archivo a los cineastas, que entiendan que nos preocupa lo que hacen, que queremos cuidar cosas que quizás están en sus discos duros o se van a estropear.
¿Eso implica guardar estos materiales para hacer una retrospectiva futura o exponerlos cuando se estrene un nuevo film?
Eso se debería hablar con el cineasta, pero el objetivo, efectivamente, es doble. Por un lado, garantizar que estos materiales quedarán preservados para las generaciones futuras, pero, evidentemente, generar contenidos. Es decir, si nosotros tenemos un repositorio digital, tenemos un programa expositivo, podemos organizar conferencias y ¿por qué no también poner en valor estos materiales en programas públicos? Absolutamente sí.
Ahora que menciona el repositorio digital de la Filmoteca, habló de hacerlo más visible, ¿Se trata de tener una biblioteca abierta al público? ¿Es una biblioteca de archivos digitalizados que puedes tener con el carnet o implicada la creación de una plataforma para ver películas que están en la filmoteca?
Hay diferentes niveles. Por un lado, está la accesibilidad física de nuestro espacio de archivo y biblioteca. No es lo mismo. Debemos perfeccionar la accesibilidad de nuestra sala de lectura, de nuestra biblioteca, y tenemos que preguntarnos, todos juntos, cómo debe pensarse una biblioteca especializada. Estamos en el siglo XXI, el mundo ha cambiado y debemos rediseñarla. Tenemos modelos muy interesantes de bibliotecas de creación, de laboratorios digitales, a partir de los cuales, a través de una conversación colectiva, podemos redefinir cómo debe ser esta biblioteca. Pero luego está la circunstancia de que la Filmoteca no para de generar materiales digitales, tanto fotografías como publicaciones periódicas, documentos y también películas. Lo que a mí me gustaría es que una herramienta fundamental como el repositorio digital, donde tú puedes consultar toda la parte no fílmica de nuestro archivo, publicaciones, fotos, carteles, documentos, incluya también las digitalizaciones que ponemos a disposición del público de películas. Y que sea un entorno digital abierto, centralizado, donde tú puedas perderte con la diversidad de materiales que constituyen nuestro patrimonio cinematográfico. Consultar y, además, encontrar interconexiones y materiales críticos de acompañamiento de toda la diversidad de materiales que estamos digitalizando.
¿Eso sería quizás un canal, digamos, una especie de plataforma de Filmoteca al estilo Netflix? ¿O sería más como el BFI de Londres, donde poder acceder a una sala donde para ver las películas?
No sería exactamente una plataforma de streaming. En absoluto. Sería un repositorio digital, un portal digital donde tú puedes acceder a toda una serie de materiales que incluirá materiales audiovisuales, pero también materiales fílmicos no audiovisuales, como fotos, documentos, carteles, toda la diversidad de materiales que tenemos preservados y que digitalizamos, pero en ningún caso estamos hablando de un Netflix de la Filmoteca de Cataluña. Este es un tema que debemos evaluar con mucho cuidado. Ya hemos iniciado una colaboración con la plataforma 3Cat.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Hemos avanzado en propuestas, pero parece que usted quiere recuperar una pasada. Habló en su presentación de la conservación mencionando el fotoquímico y cómo trasladar ese fotoquímico a digital y mantenerle. Se refirió a la importancia de tener un estudio para trabajar con estos fotoquímicos. Pero en su día, ya Esteve Riambau quiso llegar a un acuerdo con el último estudio que trabajaba con el fotoquímico había aquí y no se llegó a ningún acuerdo con la Conselleria de Cultura para poder llegar a un acuerdo con ellos. De hecho, ahora se externaliza este trabajo. Entonces, ¿ahora lo ve posible? ¿Cree se puede encontrar algún laboratorio o sería tener uno propio?
Hay una cuestión que es muy desconocida y es que, evidentemente, en una Filmoteca digitalizamos. Pasamos de fotoquímico a digital y tenemos programas muy potentes en esta dirección, como Visibilitzem el cinema català. Lo que no es tan visible es que hay trabajos absolutamente fundamentales para cumplir con nuestras obligaciones, que son estrictamente fotoquímicos. No hay que pasar al digital, es generar duplicados en fotoquímico. Eso implica una serie de procedimientos obsoletos en el mercado, pero que son fundamentales para mantener viva nuestra colección. Como tú muy bien has dicho, en Cataluña en 2014 cerró el último laboratorio que podía hacer esto, Image Films. Nosotros, ahora, como otros equipamientos internacionales, estamos externalizando a diferentes empresas nacionales e internacionales estas tareas, que repito, son estructurales para cumplir con nuestra misión. ¿Qué pasa? Con la revolución digital, estas empresas están cerrando, y las que no lo hacen se están encareciendo. Cada vez resulta más complicado encontrar repuestos, técnicos especializados. Es un mundo que, por los ciclos de obsolescencia del cine, esta transición permanente que decía antes, desaparece. Muchas filmotecas han reaccionado a tiempo y han generado lo que llaman soberanía tecnológica. Son autónomas en este aspecto. Han entendido que, en tanto que institución pública, su obligación es preservar esta tecnología y estos conocimientos. A mí lo que me gustaría es que la Filmoteca de los próximos años sea capaz de aprovechar la ventana de oportunidad cada día más menguante que tenemos para reaccionar a este momento cambiante y reforzar esta capacidad. ¿Qué quiere decir esto? Lo veremos en los próximos años. Ya tenemos un plan, estamos trabajando en él e iremos anunciando poco a poco qué conseguimos y qué no. Es un terreno muy delicado y quiero ser muy prudente. Estamos analizando la viabilidad de ganar soberanía en este aspecto.
Claro, porque esto implica dinero, una inversión, que evidentemente siempre está muy relacionado por los presupuestos y por la aprobación por parte de la Conselleria, que ya dijo no en su día. ¿Cree que puede haber este puente con el Departamento de Cultura y darse u acuerdo para que haya más inversión en este sentido? ¿Y cómo afectaría esta inversión? Porque evidentemente es una inversión extra, añadida, si no ¿cómo puede perjudicar a otras áreas?
Por eso hablo de analizar la viabilidad. Soy optimista y también soy prudente. Y con optimismo y prudencia creo que podremos lograr resultados. Por otra parte, no puedo hablar de cuestiones presupuestarias concretas.
Claro, porque los presupuestos quedaron suspendidos. ¿Eso también ha afectado a su propuesta original? Porque, en principio, usted iba a entrar con unos presupuestos aprobados que incrementaban el gasto en Cultura y ahora ya no. ¿Puede retrasar la puesta en marcha de su proyecto?
La principal afectación tiene que ver con la aprobación del anteproyecto de ley del Instituto de Filmoteca de Cataluña. Esta ley tan importante que nos debe dar la autonomía jurídica, que en principio el plan y el deseo era haberlo aprobado, ya debería estar aprobada, pero la convocatoria anticipada de elecciones hizo caer el proceso parlamentario y no se ha podido concluir esta ley. Pero bueno, siempre desde la prudencia que mencionaba antes, ha sido una ley que ha generado mucho consenso político, es una ley muy bien argumentada, muy bien trabajada, con un amplio acuerdo de todos los agentes cinematográficos del país. Y confiamos en que una vez se forme un gobierno, se vuelva a convocar al Parlament y se reactive.
¿Cómo te gustaría que fuera este instituto y cómo cambiaría la función de la Filmoteca?
La formación del Instituto de Filmoteca de Cataluña tiene unas implicaciones simbólicas, que no son menores. En primer lugar, reconoce de pleno derecho al cine como uno de los ejes culturales del país. Es decir, admitir por escrito, negro sobre blanco, algo que ya está sucediendo, y es que la Filmoteca es un equipamiento nacional, al mismo nivel que el Arxiu Nacional, la Biblioteca de Catalunya o el TNC. En términos prácticos, significa ganar una autonomía jurídica y operativa que hasta ahora la Filmoteca no tiene, aunque debo decir que nosotros estamos operando al más alto nivel internacional dentro del ICEC, y debo decir que es una relación mutuamente satisfactoria. No hay ninguna queja en este sentido, pero entendemos que la Filmoteca se ha hecho mayor y debe emanciparse en términos jurídicos y operativos. Y quiero subrayar que el hecho de ganar esta autonomía jurídica y operativa nos situará, en nuestro contexto más cercano, si miramos a nivel del Estado, en una posición muy privilegiada, de ventaja, de mayor autonomía de la que tenemos ahora y nos permitirá poner en marcha proyectos más ambiciosos y mucho más ajustados a la especificidad de nuestra misión institucional. Tiene que ver con contar con un equipo propio, es decir, actualmente la Filmoteca tiene prácticamente la totalidad de los aspectos de gestión no transferidos sino bajo responsabilidad del ICEC. Nosotros ganaríamos capacidad de decisión en términos de recursos humanos, en cuestiones de gerencia, de gestión presupuestaria, es decir, nuestra plantilla crecería y tendríamos mayor capacidad.
Habla de mayor plantilla y en su día habló de residencias. ¿Cómo serán?
En el caso de las residencias no es una relación laboral. Es literalmente invitar temporalmente a perfiles muy concretos, muy bien definidos, mediante una convocatoria que nos interesa. Es una convocatoria que aún está por diseñar. Sí que tengo muy claro que se basará en una rotación de perfiles. Es decir, debemos pensar de manera muy expansiva y muy creativa para satisfacer este carácter polifacético que tiene la Filmoteca. Serán residencias que irán cambiando los perfiles que pedimos, pero serán perfiles tan diversos como expertos en preservación, comisarios, investigadores, creadores, expertos en documentación o en mediación, es decir, perfiles que podrán trabajar estratégicamente en diferentes áreas de la casa. ¿Cómo presentaremos este programa de residencias? Mantente atento en los próximos capítulos (bromea).

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Sé que tal vez insisto mucho, pero ahora mismo sólo ha presentado una carta de intenciones, pero nos gustaría ver cómo se concreta. Por ejemplo, habló de abrir la sala para otros menesteres como como conferencias y actividades performáticas. ¿Cómo se integra la performance, que es algo más de las artes escénicas en vivo, dentro de una filmoteca? ¿No tienen ya otros espacios? Y los talleres y seminarios, ¿no se podrían hacer en paralelo sin entrar en sala?
Cuando hablaba de abrir la sala a otros formatos era hacernos cargo de una circunstancia, y es que la cultura cinematográfica contemporánea no solo se materializa en un formato de proyección en sala. Es una responsabilidad central, clave de esta casa, preservar y fomentar la experiencia colectiva del visionado de una película en sala. A esto nunca podemos renunciar, es parte de nuestro ADN. Pero, de la misma manera que entendemos que también una exposición es cultura cinematográfica, debemos entender que una conferencia performativa o un taller es cultura cinematográfica. Organizar una serie de talleres o seminarios, digamos, una parte más formativa, más discursiva, más especializada, que puede ser que hasta ahora nuestro programa no esté atendiendo con toda la intensidad que merece, es también una forma de diversificar y hacer crecer nuestro programa público.
Insisto, ¿eso sería en salas o sería en espacios diferentes, propios o ajenos? Porque si usa las salas, las cierra a proyecciones
Es simplemente normalizar que el programa regular de la Filmoteca no consiste solo en proyecciones. Luego, en qué espacios podremos trabajar, eso dependerá de cada actividad, de las reformas internas que debemos hacer en el espacio, etcétera.
¿Pero para eso no está el Macba, el CCCB, el Institut d’Humanitats? ¿Cree que se entenderá que estas salas puedan abrirse a otros aspectos?
Estoy convencido de que sí. Evidentemente, no habrá un cambio de tipología de programación radical de la noche a la mañana, o cosas en este sentido. Pero sí creo que nuestra audiencia, que es una audiencia fiel y diversa, entenderá una diversificación de lenguajes, lo disfrutará y estoy seguro de que también desde la casa haremos un trabajo de mediación para explicar estos cambios y saber cuidar a nuestras audiencias, que las apreciamos, sé que nos aprecian y debemos continuar cultivando esta relación de confianza mutua.
Ya que menciona las audiencias, expresa su voluntad de llegar a todos los públicos. Uno de los problemas que tiene el cine ahora mismo quizás es que llega a menos a los jóvenes y a la población en general. ¿Cómo se puede hacer esto y cómo puede hacer una organización como la Filmoteca llegar o reconectar a estos públicos que quizás se están desconectando del cine?
Aquí hay algo que tengo muy claro y es que no quiero hablar desde la melancolía. Las instituciones cinematográficas debemos abandonar el discurso defensivo, de cuidados paliativos y debemos reivindicar que ver cine en una sala es una maravilla. Que es un motivo de alegría y que debemos preservarlo con alegría. Quiero hablar de esto desde el optimismo y desde la confianza de que lo estamos haciendo bien. Tuvimos una caída en las estadísticas de audiencia lógica con la pandemia del Covid. Nos estamos recuperando, tenemos datos que se acercan al centenar de espectadores por sesión, lo cual está muy bien. Con un volumen de programación enorme, cuatro proyecciones al día, es decir, no veo ninguna razón para operar desde la melancolía, desde una posición defensiva. No obstante, evidentemente debemos trabajar para atraer nuevas audiencias, públicos más jóvenes, y en este sentido me interesa muchísimo la tarea de nuestra área de mediación y educación. A mediados de julio presentamos, en una sala con mucha concurrencia, el taller Vivim el Barri, una serie de cortometrajes hechos por jóvenes del Raval, sobre el Raval. Había una audiencia diversa, entusiasta, divertida, comprometida. Y esa es la sala que me gusta ver en esta casa, porque es una sala de futuro, que tiene futuro. Es una sala que tiene hambre de cine, de compromiso, y continuaremos cultivando estos programas porque realmente son un vivero donde estamos plantando las semillas de las audiencias cinematográficas del futuro.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

También ayudan a eso los festivales, pero en su presentación parecía ponerles límites. ¿La Filmoteca se ha abierto demasiado a los festivales? ¿Cómo debería ser esta nueva relación con los festivales?
De hecho, vengo de trabajar de diversas maneras en un gran festival, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y soy muy consciente de la importancia de los festivales. Lo que sí creo es que debemos profundizar en algo que ya está ocurriendo, que es trabajar desde el prisma de la calidad y no de la cantidad. Me refiero a la calidad de nuestras colaboraciones. La idea es colaborar con festivales igual que ellos colaboran con la Filmoteca. No se trata de ceder los espacios que tenemos. La Filmoteca no es un contenedor vacío, que podemos ir llenando de diferentes contenidos aleatorios, digamos. Hemos de trabajar para encontrar y construir colaboraciones de calidad, en profundidad, con coherencia con nuestra línea curatorial. Es algo que ya está sucediendo. Pasó cuando Catherine Breillat vino al D'A y se le hizo una retrospectiva, ha sucedido anteriormente con Kelly Reichardt y el Festival Americana. Me interesan mucho los casos en los cuales encontramos nuestras sensibilidades compartidas y nos permiten generar programas que tienen raíces profundas en el sentido de nuestra misión. Lo que no es una lógica beneficiosa es la simple cesión de espacios, como un papel en blanco, porque creo que eso también genera una desorientación, una confusión y una desafección en nuestras audiencias. Nuestras audiencias deben percibir que programamos de manera diversa, pero con criterios que van más allá de decisiones particulares, que son la calidad, el rigor y la coherencia.
Hablando de programación, advierte que ya no será anual, sino semestral. Eso, decía, permitirá conectar las películas al presente y supongo que a la cambiante actualidad. El problema es que puede ser difícil programar las visitas de cineastas, que deben planearse con antelación, ¿no?
El hecho de pasar a un modelo de dos temporadas afecta al cómo nosotros comunicamos lo que hacemos hacia afuera. Evidentemente, continuaremos trabajando con una perspectiva de uno, dos, tres años de manera interna. Lo que nos permitirá este ritmo diferente de presentar nuestras ideas al mundo es tener más reflejos, más capacidad de reaccionar a las cosas que pasan. También ayuda replantear nuestras ideas, trabajar con unos tiempos más relajados dentro del equipo que nos permitan perfeccionar los materiales de acompañamiento de los ciclos. Asimismo, nos permite reaccionar de una manera más coherente a los imprevistos, porque puede que tengas confirmada una persona invitada o un programa, y, por una razón ajena a la voluntad de todos, se te cae. Y si estás con una previsión anual, puede ser que tu capacidad de sustituir ese hueco en tu programación sea algo más sobrevenido. Creo que trabajar con un modelo de dos temporadas también multiplicará los focos de atención sobre nuestro programa a lo largo del año. Pero sobre todo nos permitirá relacionarnos con el mundo de manera más flexible, más relajada, más asequible, hacerse una idea más rápida en tu mente de qué pasará en la Filmoteca en los próximos 6 meses. Y también identificar cuáles son tus puntos de deseo, saber qué no te quieres perder de ninguna manera. Creo que la escala del año es demasiado larga, hemos de experimentar con este nuevo formato de dos temporadas.
¿Podemos saber cómo será la programación? ¿Tienes algunos directores, directoras en mente, productores u otros?
En este punto, y espero que me lo permitas, no me gustaría hacer adelantos de programación. Ya estamos trabajando en la programación de 2025, tanto en lo que respecta a las pantallas como en lo que respecta a exposiciones y otras áreas de activación del equipamiento, pero es un trabajo colectivo que estamos haciendo todos juntos dentro de la casa. Llegará el momento de anunciarlo como un todo coherente en el cual estamos trabajando. Sería un error hacer adelantos.
¿Pero hablar de alguna escuela, arco temporal?
Es un trabajo en progreso y, de nuevo, me gustaría ser prudente y lo anunciaremos en su momento.
Vayamos a las publicaciones. ¿Cómo deberían ser estas publicaciones? ¿Qué valor tienen y cuánto cuesta?
Una de las apuestas centrales de mi proyecto de dirección es multiplicar la producción original de conocimiento que hacemos en la casa. Principalmente fomentando la investigación, el 2CR, pero también indirectamente con nuestra actividad expositiva y los programas de residencias. Todo esto generará un corpus de conocimiento original producido por la Filmoteca de Catalunya. Ahora bien, el tema de las líneas de publicaciones en una institución pública es muy delicado. No es un hecho muy conocido, pero hay unas limitaciones legales en cuanto a la distribución de las publicaciones institucionales. Y muchas veces, las publicaciones institucionales se convierten en jaulas de materiales excelentes, pero que no tienen buena distribución, porque están sometidos a procedimientos muy engorrosos. Debemos tener una actitud proactiva en cuanto a la publicación y visibilización del conocimiento que producimos, pero esta actitud proactiva debe ir acompañada de estrategias originales para hacerlo de una manera eficaz, adaptada a los hábitos culturales del siglo XXI y no simplemente a la producción de grandes libros de mesa de café, como dicen los ingleses. Esos que quedan muy bien en tu mesa de la sala, pero que no tienen un alcance verdaderamente popular. En este sentido, me gustan mucho algunos formatos de publicación que ya tenemos en la casa, como la serie Punts de cinema, que son libros ligeros, de bajo coste y de máxima calidad, muy ligados a nuestra línea más experimental, más arriesgada, de exposiciones relacionadas con la producción original de obra. Son un ejemplo de una resolución audaz e inteligente de los retos que significa publicar dentro de una institución. En este sentido, creo que es un modelo que nos da una pista de por qué dirección podrían ir las publicaciones del futuro.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

No los mal llamados tochos de algunos cineastas sino algunas pequeñas colecciones.
Sí. El mundo digital también nos ofrece muchas posibilidades de publicación original de contenidos.
¿En qué sentido?
Antes, cuando te hablaba de este repositorio digital convirtiéndose en una gran ventana de los materiales digitales originales que genera la casa, también recogerá formas de publicación y de resultados de todos estos procesos de pensamiento, de reflexión, de investigación que promoveremos en los próximos años. Los formatos están aún por diseñar y determinar. Y también creo que vivimos en un entorno cambiante, mutante, y nuestras estrategias tendrán que adaptarse de manera muy ágil a estos cambios. Es ser muy conscientes de que operamos en un terreno de cambio vertiginoso y estar dispuestos a tener estrategias mutantes, adaptables, cambiantes, flexibles.
Claro, ¿pero esto es fácil en una institución? Las instituciones muchas veces son como unos gigantes que cuesta mucho mover. ¿Lo ve tan fácil?
Evidentemente, es difícil, pero pondremos toda nuestra inteligencia, todo nuestro compromiso y todo nuestro deseo para hacerlo.
Bueno, pues concretemos. Estas publicaciones, estos repositorios, ¿Cómo se abren? ¿Vía la biblioteca de la Filmoteca, de la web, alguna app para móvil?
Una de las líneas de actuación transversales del nuevo proyecto de dirección es perfeccionar nuestra presencia en el entorno digital. Hay medidas urgentes que tendremos que emprender en los próximos años, como una renovación de nuestro sitio web. Todas las cuestiones que estamos hablando, del perfeccionamiento del repositorio digital, herramientas de consulta en línea, todo esto forma parte de un programa integral de perfeccionamiento.
Parece fácil pero la web es bastante limitada.
Tenemos margen de mejora.
Esperemos que sea fácil.
Yo lo que he percibido son dos cosas, que la Filmoteca tiene un equipo excelente con el cual podemos apuntar muy alto y que podemos aspirar al máximo grado de innovación y excelencia. Me he encontrado una acogida muy positiva, un equipo que tiene ganas de seguir trabajando al máximo nivel internacional, que tiene ganas de perfeccionar sus procesos, que tiene ganas de aprender, y también es mi caso. Estoy en esta posición desde el 1 de julio. No he parado de aprender desde el primer día y tengo muy buena química con el equipo y muchísimas ganas de llevar adelante este proyecto e incorporar nuevas ideas.

Pablo La Parra, director de la Filmoteca. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

¿Esta incorporación de nuevas ideas también trae consigo la incorporación de más personal, o menos?
La aprobación del anteproyecto de ley conlleva una ampliación de nuestro personal para asumir toda una serie de tareas estructurales que actualmente está asumiendo el ICEC. Es decir, habrá, si se confirma, una ampliación de la plantilla y, evidentemente, en los próximos años tendremos que reforzar algunas unidades específicas. También, por razones evidentes, habrá jubilaciones en la plantilla, es decir, también habrá una renovación generacional. Esto es particularmente importante, trabajar con estrategia en el mundo del cine, porque las generaciones más veteranas, se van con unos conocimientos que deben ser transferidos a las nuevas generaciones. Por lo tanto, hay todo un proceso de formación interna que es crucial que la Filmoteca garantice en los próximos años.
¿Y cómo va a seguir la línea de colaboraciones internacionales?
La Filmoteca es miembro de la FIAF, que es la Federación Internacional de Archivos Fílmicos, y trabajamos codo a codo con las principales filmotecas y archivos fílmicos del mundo. De hecho, al inaugurar estas sedes, se celebró el Congreso Internacional de la FIAF en esta casa. Tenemos que fortalecer esta posición porque son nuestros interlocutores naturales, son las instituciones de las cuales aprendemos y contribuimos mutuamente a nuestros objetivos. Hemos de fomentar los proyectos en colaboración con ellos, como se ha estado haciendo últimamente. En paralelo, un punto de interés fundamental es construir proyectos de investigación en colaboración con universidades, principalmente del sistema público catalán, pero también universidades internacionales, principalmente a escala europea. Y esta estrategia, pienso que es muy interesante, porque nos permitirá encontrar soluciones innovadoras a desafíos que ya tenemos, que van desde el conocimiento y la investigación de nuestra colección, hasta, por ejemplo, desarrollar un modelo de preservación más sostenible hacia el futuro. Y también, muy importante, nos permitirá incorporar personal laboral contratado mediante la figura de investigadores pre- y posdoctorales que podrían estar trabajando en nuestros laboratorios.
Ya que hace mención a doctorados. Sabemos que el concepto instituto no se queda ahí, pero ¿debería tener una parte de formación de la nueva Filmoteca?
Es un aspecto crucial, que debemos estudiar con mucho interés en los próximos años. Yo vengo de una escuela de cine muy innovadora, única en Europa, y desde esa posición aprendí que hay todo un conjunto de movimientos en el contexto de la educación superior en Europa, donde probablemente Cataluña se está quedando atrás. En Cataluña, a día de hoy, no hay programas potentes de posgrado de formación específicamente cinematográfica, en cuanto a la preservación audiovisual, el panorama es verdaderamente desolador, y creo que tenemos una responsabilidad. Pero soy plenamente consciente de la complejidad de esta responsabilidad y es un objetivo que debemos fijar a medio plazo. Implicaría diferentes departamentos de la Generalitat, no solo el Departamento de Cultura, del cual dependemos. Tendremos que construir en los próximos años una muy sólida colaboración y confianza y un historial sólido de resultados con el sistema universitario catalán. No tengo ninguna duda de que el principal reto que tendremos que mirar de frente, con decisión dentro de cuatro años, será justamente activar un programa de formación de educación superior potente.
Por tanto, sería una formación postuniversitaria, digamos. No tanto ofrecer grados, sino postgrados, másteres y doctorados. ¿Sería algo así?
Lo que podemos ver es que la Elías Querejeta Zine Eskola, que ya tiene su escuela, es una escuela de cine que está operando con la Filmoteca Vasca. El Eye Filmmuseum, que es el equivalente a la Cinemateca Nacional de los Países Bajos, está colaborando con la Universidad de Ámsterdam en diferentes programas formativos. Hay un nuevo posgrado, Film Memory, con participación de diferentes filmotecas europeas y universidades públicas europeas. Es decir, estamos asistiendo a un cambio de paradigma en nuestro entorno formativo y Cataluña, sencillamente, no se puede quedar atrás. Y es responsabilidad de la Filmoteca de Catalunya centralizar y coordinar los esfuerzos que deberán implicar a una diversidad de agentes para construir programas que estén a la altura de este panorama internacional. Y que también va a ayudar a la relación con el cine de las famosas narrativas.
Fácil, breve, se puedes mojar, ¿Cuándo comenzaremos a ver la mano, el sello, de Pablo La Parra en la Filmoteca?
Ya hemos comenzado. Creo que los resultados más tangibles de las cosas que ya estamos haciendo ahora los conoceremos con el primer avance de programación de 2025, pero yo creo que para una mirada atenta en los próximos meses ya se podrá ir percibiendo un cambio en el acompañamiento de nuestro programa público, aunque debo decir que ahora mismo estamos muy centrados en hacer un trabajo interno que nos permita desplegar nuestro proyecto de dirección a partir de enero de 2025. Hasta enero, más o menos, que comenzaremos con el programa. Dejémoslo así.