Segundo premio no es una película de Los Planetas, es una película de la leyenda de Los Planetas. Esta es la declaración inicial de la última película que han rodado juntos Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Una cinta que parte de la idea de filmar la grabación de un disco, Una semana en el motor de un autobús, pero que poco a poco se convierte en una película lisérgica, vampírica y hasta “psicodélica”, en palabras de sus creadores. Y aún así consigue captar una verdad única de lo que pudo haber sucedido hace ya más de 20 años entre los miembros de una banda que siempre estuvo al límite de romperse. Todavía a día de hoy.

Curiosamente, a la película le pasó algo similar, a pesar de las diferencias. La tenía que hacer Jonás Trueba y pasó a manos de Lacuesta. Cuando este último la toma, tiene que cambiar el guion y adaptarlo a su manera de hacer cine. Y, en mitad de todo el proceso, las circunstancias personales obligaron al realizador catalán a delegar las tareas de dirección en Pol Rodríguez, con quien estuvo en contacto por videollamada e incluso en streaming.

Pol Rodríguez ÒSCAR GIL

 

Creo que nunca se ha hecho una película así”, confiesa el mismo Rodríguez durante la entrevista con Crónica Global. Detalla que Isaki podía ver desde Cataluña “la imagen de nuestra cámara. Luego teníamos otra cámara donde él y yo queríamos estar en comunicación e incluso teníamos una tercera cámara que utilizábamos muy poco, tipo GoPro, que mostraba un poco la disposición del set para que él viera cómo estábamos”, detalla. La esencia, por eso ha sido que entre ellos hay “una confianza ciega del uno en el otro” y, a pesar de las cosas “estaban muy claras, había otras que estaban por clarificar”, pero se han solucionado en “una codirección mano a mano”.

El resultado es una película completamente libre. No han intervenido ni Los Planetas ni los productores, que les han dado vía libre. La banda ha puesto sus dispersos y contradictorios recuerdos en manos de Isaki y su guionista, Fernando Navarro, que han hecho lo que han querido. ¿Una de vaqueros gays? ¿Una de vampiros? Un poco de todo, en realidad, han hecho que Segundo premio sea una película de amor, por la música y por la amistad. Una experiencia donde el espectador siente la creatividad de la banda y de los directores de la película y de la que sale completamente emocionado, convencido de que el arte no sólo une, sino que trasciende y traspasa una pantalla blanca o los acordes de una guitarra, hasta tocar el corazón.

El proyecto original parte de Jonás Trueba. ¿En qué momento entra usted?
Isaki Lacuesta: Antes de esto hay una previa.  En los años 90 yo tenía la superfantasía de hacer una película a partir de un disco. Recuerdo que escuchaba To bring you my love de P.J. Harvey o discos de Tom Waits como Franks wild years, y pensaba que se deberían hacer películas a partir de un disco y que cada escena fuera una canción. De hecho, pensaba que mi segunda película tenía que ser una película con los Morente en Granada adaptando Los Persas de Esquilo. Y no se pudo hacer. Terminé haciendo La leyenda del tiempo, y, de repente, ahora, hace dos años, Jonás Trueba llevaba tiempo contándome su proyecto sobre Los Planetas, que me daba mucha envidia. Y un día, me pide hacer una videollamada, algo raro porque nunca hablamos así, y me dijo que llevaba mucho tiempo con la película, que había dejado de ser su proyecto principal y si la quería hacer. Le dije que sí. Y así arranca la historia.
De esa película a la suya, ¿se mantuvo el guion, lo modificaron?
I: Este es un momento de "crisis". Quiero decir, me pasan el guion, y me doy cuenta de lo obvio, que era un guion para Jonás hecho junto a Fernando Navarro, y que no puedo hacer esto. Entonces digo que me sabe mal, que no puedo entrar en él, y me proponen hacer un guion nuevo. Así que hacemos una película nueva, con Fernando Navarro. Lo primero que pienso es la idea de "esta es una película sobre la leyenda de Los Planetas" y quiero que sea polifónica, que haya diferentes versiones. En el primer encuentro con Los Planetas, yo les explicaba aún intuiciones, porque habíamos empezado a hacer casting, a hacer localizaciones, ya estábamos currando con los jefes de equipo, pero aún no teníamos el guion. Les contaba que era una película en la que Jota podía ser un vampiro, Florent un fantasma, que podía tener elementos hiperrealistas y elementos fantásticos... Pero todo eso aún eran intuiciones, y fuimos escribiendo. Y empezamos a escribir mientras buscábamos las localizaciones. Que está bien.
Pol Rodríguez: ¿Qué quiere decir que está bien? Es lo último que se ha de hacer (ríe).
I: A ver, tiene muchos problemas, pero a la vez tiene sus ventajas, porque puedes escribir pensando en las caras y los espacios concretos.

Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta ÒSCAR GIL

Bromeaba usted, Pol, ¿cuáles son esos problemas?
P: Yo llego a la producción más tarde, pero sí que es una peli que, por esos motivos que explicó Isaki, se fue retrasando y eso tiene problemas. Tiene cosas positivas, porque al final, por ejemplo, los actores pudieron ensayar muchísimo, porque se fue retrasando varias veces el rodaje, y los actores, de alguna manera, un trabajo que suelen hacer en pocas semanas pudieron hacerlo en seis meses. Lo mismo pasó con el director de fotografía, Takuro Takeuchi.
I: La peli se empezó a rodar en abril y en octubre del año anterior Takuro ya estaba con los actores en las localizaciones. Hubo tiempo de pensar las imágenes, pero es verdad que traía problemas, porque en el momento era traumático, porque se hacía todo de una manera imprevista.
P: Bueno, al final, una peli es como un milagro. El estado natural de las pelis es que no se hagan. Entonces, a partir de aquí, todo lo que puedas hacer, cada película acaba teniendo su identidad. Y las condiciones de preparación y rodaje forman esa identidad de la peli. Por aquí han pasado cuatro directores de producción, hemos sido tres directores, tres ayudantes de dirección, también. Ha sido una película que es un ejemplo total de trabajo en equipo. Como todas, pero ésta especialmente. Y esto ha hecho que el equipo estuviera muy comprometido con la peli y que todos tirasen mucho para adelante. Además, había mucha gente del equipo que eran fans de Los Planetas, y era muy divertido porque estábamos haciendo casi como un ritual.
I: Y lo hizo vocacional total.

Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta ÒSCAR GIL

La peli, a pesar de esa idea que surge de Jonás, se la hizo suya, como cuenta. Eso se nota porque juega con ese punto de ficción que tiene sus pies puestos en el documental, como pasa también con la mayoría de sus películas, que parten de un hecho real para llevarlo a otro punto, aquí a una cinta de vampiro. ¿Por qué este juego? ¿Qué le atrae de esta idea?
I: Puede ser. Yo no planteo que esto sea documental. Me sorprende cuando me lo dicen porque el cine de ficción, por ejemplo, La condesa descalza, Ciudadano Kane o el cine negro son películas que nunca nadie ha dicho que sean documentales y se basan en la idea de algo que ha sucedido. Se basan en la idea de un detective que va preguntando y va encontrando diferentes versiones de la historia. Pero, entiendo que se diga eso de que tiene algo de documental, por esa visión plural y por la vocación de hiperrealismo que tenemos en algunas secuencias. Pero en este caso, creo que es la película que está más más fusionada y se junta más con el género fantástico. Este era uno de los retos formales de la película que el hiperrealismo y lo fantástico pudieran funcionar en secuencias consecutivas e incluso en la misma secuencia.
¿Tiene algo que ver este juego entre documental y ficción en la imposibilidad de llegar a la verdad de manera directa?
I: Bueno, sí que me doy cuenta de que esto que dices es cosubstancial a la forma de pensar que tengo. Es decir, me parece que la forma natural de abordar un tema es mirarlo desde diferentes puntos de vista. Es algo que, a lo largo de la filmografía y también de forma involuntaria, he ido haciendo: tratar el mismo tema y que las películas se contradigan, incluso dentro de la misma película. Ya te digo, me parece la forma natural de hacerlo y cuando lo notáis tanto me doy cuenta de que no debe ser tan natural para todos.
P: Creo que es una de las películas que tiene un carácter más subjetivo. Hay muy poca parte documental en este sentido. Mirando las películas de Isaki ya pasaba, pero aquí se ve más claro. Primero porque Los Planetas es una banda que ellos mismos ya ni se acuerdan de qué pasaba en aquella época. Cada uno tiene su versión y pueden ser todas y ponerse todas y que tú saques otra de ahí. Y por otra parte, está toda esta parte que hablabais ahora del género fantástico, del vampiro que es el cantante y el hombre invisible que es el guitarrista. Todo esto también viene dado porque Los Planetas son muy fans de la serie B, de los cómics. Y esto era algo que tanto él como Fernando tenían muchas ganas de hacer: meter todo el género aquí dentro y hacer una película muy juguetona.

Escena de la película 'Segundo premio' BTEAM PICTURES

¿Cómo trabajaron la creación de esta atmósfera entre lisérgica y vampírica?
I: Es curioso porque, sí es cierto que hay escenas psicodélicas, pero yo he de pensar de cuál habláis, porque a mí no me lo parecen porque las hemos vivido, porque nosotros las hemos hecho reales, hemos materializado unos sueños y suceden realmente, porque hemos trabajado con un avión real, por ejemplo. No sé si tiene que ver con el hecho de que eran imágenes físicas concretas que quería rodar y que después acabamos poniendo en una peli como un sueño o si tiene relación con el hecho de que las hemos materializado. Aunque sea un truco.
P: Creo que lo que dices acerca de cómo se consigue este aspecto psicodélico, tiene que ver con el hecho de no dejarlo implícitamente claro. Las secuencias que podrían ser psicodélicas están grabadas de una manera muy realista. Y luego te das cuenta de que no.
I: Para entendernos, el cocodrilo es real. Pero ahora me he ido por las ramas, respondiendo a una cosa que decías antes, sí que Segundo premio continúa una línea que empezamos en Un año, una noche que, a diferencia respecto a los trabajos anteriores, está la idea de filmar desde la subjetividad. O sea, en Entre dos aguas, Los condenados, La leyenda del tiempo, o diversas películas trabajábamos con la idea de que pareciera que el guion no existía, que lo que estaba pasando estaba ocurriendo en presente delante de la cámara. Aquí la película no está explicada en presente. Está explicada desde un futuro hipotético que hace que los recuerdos estén distorsionados y la puesta en escena se contamine de esta distancia temporal. Esto permite que la película no esté a la altura de los ojos para mostrar qué les pasa y qué piensan en vivo. La película puede levitar, girar alrededor de ellos. Esto responde en cada secuencia a la perspectiva emocional de cada uno de los personajes que está en el foco de la narración. Y una cosa que no podíamos hacer con estas otras películas, porque la premisa es diferente, es empezar una secuencia desde el punto de vista de un personaje y que pase al punto de vista de otro a media secuencia. Esto es muy divertido de hacer.

Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta ÒSCAR GIL

Hemos hablado mucho de que es una película de vampiros, pero usted llegó a decir que es una película de vaqueros gays. ¿Por?
I: Esto es una cosa que dije al principio de la promoción y no iba tanto por la idea de vaqueros e indios, sino porque yo les decía que esta era una película de amor gay entre ellos.
P: Y la película es una película de amor: un amor incomprendido, un amor inacabado, un amor platónico entre los tres personajes, y una relación de amistad muy profunda.
I: Eso fue bonito porque la noche que conocí a Jota y a Florent yo les expliqué que quería hacer una peli de vaqueros gays y Jota me decía, “no, tío, una peli de superhéroes, somos superhéroes de Marvel”. Y nos reíamos. Pero cuando Jota vio la peli me dijo, “al final has hecho lo que me dijiste”. Fue bonito porque, cuando hacíamos el guion, surgió la idea de que la voz de May dijera que la única forma que encontraban de amarse estos personajes masculinos, con esa masculinidad de los 90, era a través de una tercera persona.
La película arranca y acaba con May, quien llega a decir que la cinta no va de ella y que no aparecerá, pero sus apariciones son significativas. ¿Qué importancia tiene ella en la película? 
P: Tiene mucha. Para empezar, ella era la bajista que tocaba de espaldas con Los Planetas en los primeros discos. Tocaba de espaldas porque es tremendamente tímida, incluso cuando iba a grabar se ponía de espaldas a los técnicos. Es algo que va con su personalidad. Pero ella decidió hacer un acto súper punk: dejar la banda e irse a estudiar poesía y es alguien muy punky. Además, con esta idea de mostrar una realidad polifónica, nos parecía muy interesante que fuera ella quien explicara y que estuviera presente en toda la peli. Hasta de alguna manera nosotros pensamos que al final todo esto es una invención de May.

Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta ÒSCAR GIL

Por último, en un momento, los personajes dicen que la música le servía para entenderse y cuando entre ellos ya no lo hacían. ¿Creen en esta idea de que, la música, el cine el arte o la cultura es una manera de entenderse entre la gente?
P: 100%. De hecho, es a través del arte que nos reconocemos todos nosotros y que somos capaces de comprender diversas cosas que nos pasan. Esto nos ha pasado varias veces. Y lo ves incluso al grabar, los actores son músicos reales y la capacidad de comunicación que tienen los músicos es instantánea. Esto es algo que nosotros queríamos captar en directo. No podíamos hacer una peli en playback.
I: Siempre ha habido este intento de inventar la telepatía y la telepatía en realidad existe y es la música, el cine... Es telepatía de forma muy literal, estás transmitiendo pensamientos y emociones de una persona a otra. En el caso del cine, por ejemplo, cuando haces un primer plano, a través de rastros que dejan un pensamiento y una emoción en el rostro, el espectador lo entiende. Entiende un pensamiento que es invisible por definición. Pasa lo mismo ahora que presentamos la película, que te vas de la sala y vuelves en el último minuto y el estado emocional de la sala te llega. Es algo muy mágico saber si el público está a tope o está disperso.
P: Es algo que nos ha sorprendido mucho a nosotros también. No calculábamos la capacidad emotiva que tiene la película.
I: No nos pensábamos que sería tan emocionante.

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