“Llega un momento en que la vida te pide un parón”
En ‘El cultivo de la certeza’, la terapeuta Gestalt Eva Jover propone una serie de herramientas para descubrir nuestra sabiduría interna en un mundo en cambio constante
10 diciembre, 2023 00:00Noticias relacionadas
Cuando Eva Jover (Alcoy, 1971) terminó el instituto, tenía muy claro que estudiaría una carrera que le permitiera desarrollar sus ganas de conocer otros mundos y seguir leyendo buena literatura. Así que, aprovechando que se le daban bien los idiomas, acabó decantándose por estudiar Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada. “Siempre he sido una persona muy curiosa”, sonríe esta polifacética emprendedora afincada en Barcelona desde hace más de 20 años.
Tras licenciarse en Traducción e Interpretación –es especialista en inglés, danés y ruso–, Jover trabajó a partir de los 26 años como profesora de universidad, fue becada para trabajar en el Parlamento Europeo, y montó con una amiga una agencia de traducción que daba servicio a empresas y gabinetes de abogados.
En busca del conocimiento
“Mi vida profesional está marcada por mis ansias de conocer, de aprender cosas nuevas, no tanto por mi trabajo”, comenta Jover, recordando con nostalgia la vez que le tocó hacer de intérprete para una comitiva de inversores chinos en Alicante. Su innata curiosidad fue también la que la impulsó unos años después a mudarse a Barcelona con el fin de empezar de cero junto a su marido. “Buscábamos un lugar con más movimiento, donde empezar nuestra familia”, explica.
Ya en Barcelona, con dos niñas pequeñas de por medio, Jover tuvo la oportunidad de trabajar a tiempo parcial para el departamento de comunicación de una empresa tecnológica (buscaban a alguien que hablara idiomas), lo que despertó su interés por el mundo de la empresa y el márketing digital. “Era 2010, en Barcelona había mucho dinamismo en el mundo de las startups y la emprendeduría tecnológica”, recuerda.
Crisis existencial
Sin dudarlo demasiado, estudió dos posgrados en comunicación y dirección empresarial y montó junto a una compañera periodista una agencia de comunicación digital dirigida a emprendedores, empresas y fundaciones educativas. “Fue un reto apasionante, pero en un momento dado se convirtió en agotador”, admite. “Estábamos las dos solas, tenía a mis dos hijas, que apenas veía… Me di cuenta de que quería vivir, no estar todo el tiempo trabajando”, explica, recordando cómo la llegada de las redes sociales tuvo un impacto disruptivo en su negocio. “La comunicación digital se volvió menos narrativa y más técnica, más de links y de impacto que de contar historias”. En 2014, Jover, que entonces tenía ya 43 años, decidió abandonar la agencia y volver a dar clases en la universidad, pero tampoco acababa sintiéndose en su lugar.
“Tuve una crisis existencial brutal”, confiesa. “Me di cuenta de que necesitaba hacer una revisión total de mi vida. Da igual si lo llamas crisis de los 40, crisis de la mediana edad… lo que ocurre es que llega un momento en que la vida te pide un parón. Sientes que todo se te cae encima, que no sabes nada, si estás contento o no, tanto a nivel personal, con tu pareja, con tus hijos, con tus padres… como a nivel profesional. Todo es un problema y no sabes ni por qué”.
Un cambio en su vida
Jover tuvo que “tocar fondo” para saber qué paso dar. En medio de esta crisis, decidió que intentaría encontrar una manera de autoconocerse mejor, de descubrir lo que le ocurría. Así que se formó como terapeuta Gestalt en el Institut Gestalt durante cuatro años. “La experiencia me removió tanto que decidí dejar todo lo demás”, comenta.
La decisión, admite, no fue de un día para otro, y la pandemia tuvo mucho que ver. “Fue gracias al confinamiento que me di cuenta de que no quería volver a las aulas”, explica. Por otro lado, el encierro también le dio la oportunidad de ponerse a escribir su primer libro, El cultivo de la certeza (Ishtar, 2023), un libro práctico, basado en reflexiones y actividades, con el que pretende impulsar “al descubrimiento de nuestras certezas internas, las verdades que se mantienen a lo largo de nuestra existencia, en un mundo en constante movimiento”.
Desde las certezas
“Para ello es conveniente reenfocar la atención sobre aquello que nos es importante y observar no solo desde nuestras expectativas, sino de lo que propone la vida”, escribe la autora en la introducción. Este cambio de percepción, añade, “hace que podamos transitar los días desde lo vivido realmente, no desde lo que se supone que debe ser”.
Para Jover, está claro que, en un mundo marcado por la volatilidad de las circunstancias sociales, económicas y sanitarias, es cada vez más difícil algún tipo de “enraizamiento vital” a través de las relaciones, el trabajo o el lugar de residencia. Por eso, propone hallar momentos de introspección y recogimiento interior con el fin de llegar a un conocimiento propio, nuestras propias certezas, que nos ayuden a avanzar. “Las creencias distópicas sobre el futuro, nuestros miedos, nuestros pánicos, nos hacen obviar otras creencias, otras maneras de funcionar”, explica, insistiendo en la necesidad de conocer nuestras propias verdades para evitar estados de crisis. Como decía Sócrates, “la verdad está muy relacionada con la libertad personal”, concluye.