El actor Guillem Balart

El actor Guillem Balart

Creación

Guillem Balart: “El teatro está en un momento muy delicado y requiere una renovación”

El actor protagoniza 'Carrer Robadors' una obra universal sobre la migración que culmina en Barcelona

6 septiembre, 2021 00:00

Guillem Balart es de Vic pero en Carrer Robadors (Teatre Romea) se mete en la piel de Lakhdar, un joven de origen marroquí que tras tener que huir de su casa y vivir diversos periplos acaba en la homónima calle de Barcelona. Una historia que por muy lejana que parezca está justo a la vuelta de la esquina.

La obra sigue el viaje físico y emocional del personaje y acaba golpeando en el corazón mismo del espectador que se enfrenta a un espejo que ve más reconocible de lo que parece a simple vista.

Reflexión teatral

El texto original es de 2012, pero resuena en la actualidad por la cantidad de miradas xenófobas y la oleada de delitos de odio que se suceden en los últimos años. Esto precisamente, es lo que motivó a Balart a participar en el proyecto que dirige Julio Manrique.

En una breve conversación para Crónica Directo, el vigatano repasa precisamente la calidad de la obra y reflexiona sobre cómo el teatro puede ayudar a mejor la sociedad e incluso a incomodarla,

--Pregunta: ¿Qué se encontrará la gente?

--Respuesta: Es una obra que habla de una amistad entre dos chavales de Tánger y una historia de superación y muchos cambios. Una especie de aventura quijotesca muy contemporánea sobre muchísima gente que tiene que salir de su país de origen.

--¿Cómo definiría a Lakhdar?

--Es un chico tangerino que tiene un problema familiar por el que le destierran de su casa. Nadie lo quiere, empieza a vivir en la calle, se va a Casablanca, de allí a Algeciras hasta que llega a Barcelona, con una estudiante catalana que conoció en Tánger. Y una vez aquí se encuentra con el el 15M y hay un paralelismo con la Primavera Árabe.

--¿Cómo trabajó el personaje?

--Me agarré a la juventud y de sensibilidad que tiene Lakhdar, no tanto en su origen. Su pasión por la novela negra y su sed de vida. Además, en la compañía hay cuatro actores de origen árabe para conocer algunas costumbres, siempre sin generalizar porque cada uno es muy diverso. Lo he trabajado desde la humanidad que tiene, en definitiva.

--Usted se mete en la piel de un marroquí siendo de Vic, ¿le dio miedo de que lo acusaran de hacer un papel que podría hacer un actor de origen marroquí?

--Ha sido objeto de polémica. Cuando me lo propusieron pensé por qué debo interpretar yo a un personaje que viene de Marruecos. Tras mucho hablarlo y pensarlo ves que lo importante es canalizar los problemas de esta persona sin pensar en su origen. No es que yo, actor blanco, represente a una persona de origen árabe, sino por qué una persona de origen árabe no puede hacer un Hamlet o a un médico de la Vall d’Hebron.

--La obra fue escrita hace más de una década, pero parece algo muy actual.

--Mientras ensayábamos, de hecho, se dio el salto de miles de personas en Ceuta y vimos que es más actual que nunca. Las fronteras y las revueltas sociales hacen que las personas tengan que estar en permanente cambio y pasará siempre.

--¿Usted se ha sentido cerca o ha participado de estos movimientos sociales?

--A mi el movimiento de los indignados me pilló muy joven, adolescente, pero fue mi primer contacto con gente de todas las generaciones que querían un cambio real. A partir de aquí, yo vi dónde quería ir, me metí en el mundo de la actuación y desde entonces me planteo cómo aplicar un cambio en y desde el mundo artístico. Desde el teatro también debemos hacer cambios, debe ser un medio no sólo para entretener sino para generar dudas, polémicas y sacudir al público.

Guillem Balar y Elisabet Casanovas

Guillem Balar y Elisabet Casanovas

--En este sentido, ¿cómo ve la salud del teatro? ¿Qué cambios se pueden hacer para mejorarlo?

--El teatro está en un momento muy delicado. Ha podido sobrevivir a la pandemia pero requiere un poco de renovación, arriesgarse un poco y obras así ayudan a colocar el teatro en un lugar que no es cómodo. El teatro ha de ocupar espacios transgresores y ha de ir hacia allí y Barcelona empieza a ir por ahí.

--¿Hay cierto rechazo no a esto, sino a los temas planteados por la obra: inmigración, desconfianza, xenofobia? ¿Se pueden cambiar ciertas conductas desde el teatro?

--Es una evidencia que la extrema derecha gana terreno en Europa, Vox tiene 52 diputados en el Congreso. No sé si desde el teatro podemos cambiar o frenar esta tendencia racista, pero esta obra universaliza a las personas porque cómo se puede ser racista si esta historia podría ser la misma de la de tu hijo. No es solo un montaje antirracista, también es muy romántica, con una búsqueda de la belleza y muy humanista. Busca amar al prójimo y abrir al otro, incluso al odio del otro.

--El título de la obra es 'Carrer Robadors', es una manera de demostrar que son historias que están más cerca de lo que parece. ¿Aún se producen?

--Totalmente. En Barcelona hay un mestizaje brutal con gente que va a los mismos sitios que tu, y que tiene historias muy duras y que muchas veces desconocemos.

--Pese a este mestizaje, ¿sigue habiendo mucho prejuicio?

--Totalmente. Aún hay prejuicio y cierto resquemor al diferente, al que viene de fuera.