Toñi Moreno: "Me da muchísima pena ver lo dividida que está ahora Cataluña"
La presentadora repasa parte de su vida y de su embarazo y habla de las dificultades laborales y personales de los últimos años
26 diciembre, 2020 21:00Toñi Moreno se ha convertido con el paso de los años en una estrella de Canal Sur y uno de los rostros de Telecinco. Su manera directa y clara de expresarse le ha permitido establecer un contacto especial con la audiencia, que la sigue en sus aventuras televisivas. Y también en las literarias.
La periodista ha escrito un libro íntimo y personal sobre cómo ha sido quedarse embarazada pasados los 40 años. Una experiencia que no siempre es tan sencilla como parece. Ella mismo lo ha sentido así, dos abortos, complicaciones en el embarazo y, después, cambios en el cuerpo... Aún así, el resultado ha sido Lola, una niña a la que ama y por lo que dice que vale la pena todo lo vivido, incluido lo malo.
Un libro abierto
El segundo hijo ha sido Madre después de los 40. La verdad del cuento, una especie de dietario en el que la presentadora se abre en canal y cuenta las luces y las sombras que ha vivido a lo largo de este tiempo. Pero también de otras vivencias anteriores como la muerte de su padre y su pasado de reportera.
Crónica Global ha podido conversar con Moreno sobre todo lo que ha supuesto escribir este libro, desnudarse de esta manera, su embarazo y la situación política y social actual. Entre ella, la situación de Cataluña, donde nació, las polémicas sobre el vientre de alquiler, los trabajos precarios y las dificultades de la conciliación familiar.
--Pregunta: ¿Por qué decides escribir el libro?
--Respuesta: No tenía ninguna intención de escribirlo. Tenías varias ofertas de editoriales. Pensaba: "Eso es mío y no lo voy a compartir". Y sin embargo vino la pandemia y me encontré en un piso de 80 metros cuadrados, con Lola, Elisa [la persona que ha contratado para cuidar a su pequeña] y su hijo de siete años. Y pensé: “Dios mío, tengo que hacer algo”. Acostumbrada yo a tanto entrar y salir… Y entre eso y que muchas mujeres se pusieron en contacto conmigo pidiendo consejo, dije: “Bueno, pues escribo el libro”. Luego resultó ser que el libro ha sido como una catarsis para mí, en pleno posparto, que tienes las hormonas revolucionadas, en un momento que estaba descubriendo muchas cosas nuevas sobre mí, la angustia por el Covid… muchas cosas. Al final, lo he escrito para mí, fíjate. Ahora cuando lo leo me da mucho pudor porque es demasiado íntimo. Pero a lo hecho, pecho.
--Y ayudar a mujeres embarazadas de más de 40 y de menos también.
--Sí. Yo creo que es un libro para las mujeres que quieren quedarse embarazadas, pero también para las parejas, para quien tiene una embarazada al lado. Porque hay veces que nos sentimos muy solas y muy incomprendidas y entender un poco lo que pasa por la cabeza de una mujer embarazada estaría muy bien.
--Además, hablas de algo que muchas veces no se habla, la parte mala del embarazo.
--No se habla yo creo que por pudor, porque las mujeres no nos damos importancia y nos escuchamos poco y hemos de escucharnos un poco más. Además, creo que hay cosas que no se hablan porque nos hemos sentido incomprendidas durante mucho tiempo. Nadie entiende que estés llorando cuando acabas de tener una hija preciosa y es como: “Bueno, chico, es que tengo las hormonas de mi cuerpo que parece una feria. Que no me reconozco, que no me gusto…”. Esas cosas hay que compartirlas y contarlas sin ningún tipo de miedo a que te critiquen.
--Explicas también todas las técnicas que probaste y contemplaste para quedarte embarazada y tener un hijo. Desde la inseminación (que dices que es muy fría), hasta la adopción, pasando por la gestación subrogada, un tema muy polémico. ¿Qué piensas cuando ves las posturas enfrentadas sobre este tipo de tratamientos?
--Es un tema muy polémico. Yo tuve una evolución al respecto. Yo debo estar a favor de la donación, porque mi hija es por ovodonación. Mi hija no estaría en este mundo si no hubiera un hombre y una mujer que han donado, que el proceso es tela. Yo le agradezco más allá de que haya un intercambio económico. Todos buscamos lo mismo: dar amor, crear una vida y sentirnos parte de una familia. Yo estoy absolutamente de acuerdo de todo lo que tenga que ver con el amor. Y estoy absolutamente en contra de la explotación de la mujer pero, si no hay una legislación en torno a todo esto, es mucho más fácil que suceda. Creo que hay regularlo porque hay una necesidad en la sociedad. Dos chicos no pueden ser padres porque el tema de la adopción es casi imposible. Y hay una necesidad, quieren tener sus familias y tenemos que hacerlo de la mejor manera que podamos y con todas las garantías, sobre todo para los más vulnerables que son el niño que viene y la persona que gesta.
--Hablas de los problemas físicos y psíquicos a la hora de afrontar el embarazo, pero también de los temas laborales, de la precariedad laboral… ¿recibiste tirones de orejas del medio?
--¿De quién? Yo soy autónoma, aunque afortunada. Pero creo que la crisis de 2008 dejó en precario a muchas profesiones y esto que ha pasado y está pasando va a ser demoledor. Mirar para otro lado me parece de una falta de integridad y de todo. Cada vez trabajamos por menos. Y repito que yo soy una privilegiada, pero la realidad es que yo no he sido madre hasta los 46 porque no tenía una situación económica estable. Hay muchas mujeres que no han sido han podido ser madre cuando biológicamente se supone que puedes. Yo he necesitado ayuda porque voy tarde. Y empecé a trabajar con 14 años... Cuando tenía programa no me atrevía por si perdía mi lugar y mi momento y si me quedaba parada pensaba quién me iba a contratar. Decidí quedarme embarazada en el último tren. Y con lo que sé ahora te diría que el hijo hay que tenerlo cuanto antes porque tener un hijo es un acto de locura, a la edad que sea. La vida sigue y te buscas la vida. Me arrepiento mucho de no haberlo tenido a los 25 años.
--Esa parte económica cuentas que viene de familia. Naciste en un hogar humilde y, de hecho, naciste en Cataluña porque tus padres tuvieron que emigrar. ¿Qué recuerdas de esos años?
--Tengo unos recuerdos maravillosos. Yo nací en El Prat de Llobregat, viví en un barrio que ahora está estupendo pero que en aquellos años era una locura, Sant Cosme, y me acuerdo de jugar entre gitanos, árabes… Era un barrio donde no te aburrías. Estudié en el colegio Josep Tarradellas e incluso yo estuve en el aeropuerto el día que Josep Tarradellas volvió del exilio. Tengo familia más allá de los lazos de sangre con Cataluña.
--¿Y cómo ves la situación ahora con el procés?
--Me da muchísima pena ver lo dividida que está ahora Cataluña. La última vez que estuve fue cuando la máxima agitación. He notado una crispación que no me ha gustado. Entre propios familiares, incluso, que han decidido no hablar de política para salvaguardar la relación.
--¿Ahora vives entre Madrid y Sevilla?
--Cuando llegó el Covid decidí aplicar economía de guerra. Cerré el piso que tenía en Madrid y me vine a Sevilla que es el que tengo pagado. Voy y vengo a la capital por trabajo. Dejo a la niña con la familia y paso dos o tres días. Como todas las madres tienen que hacer a veces, no te creas que no es normal.
--¿Y cómo vives eso de dejarla unos días?
--Cada vez peor. Al principio, estaba tan superada por las circunstancias que lo veía como un descanso también para mi. Pero ahora que tiene 10 meses, está tan mona, hace ya sus primeras tonterías, me voy con una pena… Pero esto es lo que hay.
--¿Crees que el tema de la conciliación familiar debería trabajarse más?
--Esta es una asignatura pendiente que tenemos en este país. Yo soy autónoma y tiro de la familia, de la guardería y de lo que puedo, pero ayudas hay poquísimas. Lo de la conciliación laboral es un rollo patatero.
--Explicas que te preocupa el trabajo y que no puedes estar quieta, casi hiperactiva, en este sentido. ¿Desde que eres madre eliges más los proyectos en los que te vas a meter?
--Depende del momento que te pille. Cuando tienes muchas, eliges la que te conviene, cuando no tienes nada, miras el que te va a salvar más la economía. Afortunadamente, este último no es el caso en el que me encuentro ahora, aunque ha habido veces que tenido que aceptar proyectos cuando no me apetecían, pero la luz, el agua y la hipoteca hay que pagarlas. Solamente tengo una norma: no aceptar nada que moralmente me haga sentir mal, que además se me va a notar que no estoy a gusto. Se puede hacer de todo con muchísima dignidad. Ojalá siempre se pudiera elegir, pero no siempre puede ser.
--Y hablando sobre otra de tus pasiones... ¿te veremos en Masterchef?
--(Ríe) No, para nada, soy malísima. Hubo un año que no tuve trabajo, no llamaba nadie y me apunté a la Escuela de Hostelería de Sevilla. Me miro todos los programas de cocina, pero soy malísima. Aunque nunca puedes decir nunca, porque nunca sabes las circunstancias.
--De hecho te ibamos a ver en Telemadrid y no ha sucedido, ¿por qué?
--Pues sí, iba a encargarme de La báscula pero, en el momento de empezar a grabar, dos personas del equipo dieron positivo en Covid y se ha parado. Pero vamos, que en cuánto me llamen allí estoy.
--Hablemos de la carta que le dedicas a Lola en libro. Allí te diriges a ella y le expresas tus miedos, ¿era una confesión o piensas enseñársela algún día?
--Todo el libro es para mi hija. Cuando mi hija empiece a hacer preguntas y sepa leer le diré, toma el libro y lee tu historia. La única persona que a mí me preocupa ahora es ella, lo que opinen los demás no me ha influido. Lo que quiero es que ella esté orgullosa de su historia y de su madre. Contando toda la verdad y toda la dureza.
--Pero en el libro también escribe Raquel Jiménez de MAMIfit.
--Es que yo cuando me quedé embarazada y veía a Sara Carbonero e Isabel Jiménez por los pasillos y decía "yo quiero ese cuerpo", les pregunté y me pusieron en contacto con ella. La experiencia demuestra que para tener ese cuerpo has de tener la genética de esta gente y haber hecho antes el deporte de esta gente, claro. Yo quería que, además de que la gente se ría y emocione, también sea útil y por eso la llamé para que colaborara.
--¿Y ahora cómo te sientes con tu cuerpo?
--Yo estoy haciendo todo lo que está en mi mano. Voy a mi preparador físico cuatro veces por semana, haciendo la dieta que me dicen. El proceso no es fácil. Un cuerpo tarda un año en recuperarse y, a veces, hasta dos. Y me está costando, no me reconozco en mi cuerpo todavía. Y luego están los complejos también. Me cuesta mucho verme desnuda en el espejo ahora porque no me gusta la barriga que tengo, el pecho que tengo. Creo que a las mujeres nos pasa eso también. Estoy trabajando para cambiar lo que no me gusta, pero sigo sin gustarme. No es que un día te levantas y aquí no ha pasado nada.
--¿Crees que el libro puede ser de ayuda y tu testimonio servir de ejemplo?
--Yo no quiero ser ejemplo de nada para nadie. Pero el embarazo a cierta edad es un proceso muy duro, sobre todo si es por reproducción asistida. Has de tener paciencia, fe. Yo creo que soy ejemplo de que se puede conseguir. Yo animaría a la gente que esté buscando tener un hijo le diría: lee el libro que yo pasé por dos abortos, lo pasé mal, sin embargo, aquí está Lola.
--¿Y pese a todo, te animas a tener otra?
--No me animo porque tengo 47 años, pero creo que ya. Pero tras 10 meses, se me ha olvidado e igual podría (ríe), pero no me encuentro físicamente bien para repetir.