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El coste de financiación, en máximos de ocho años y con un 41% más de deuda

Las compras del Banco Central Europeo (BCE) no logran detener la rentabilidad del bono a 10 años, que se aproxima al 3,2% y descuenta nuevas subidas de tipos de interés

26 septiembre, 2022 00:00

El cambio de ciclo en la política monetaria de la zona euro, acelerado por el comportamiento desbocado de la inflación, va a encarecer de forma notable el coste de financiación del Estado, especialmente a largo plazo. La rentabilidad del bono de referencia en el mercado secundario ya se sitúa en el entorno del 3,2%, el más elevado de los últimos ocho años y medio.

No obstante, aunque el escenario no es inédito, hay un factor que penaliza a la economía española en relación con la situación de aquel entonces, durante el primer trimestre de 2014. Se trata de la deuda pública, notablemente más voluminosa en la actualidad, tanto en términos absolutos como relativos. 

430.000 millones más de deuda

Las últimas cifras dadas a conocer por el Banco de España sitúan el total de la deuda de las Administraciones Públicas en 1,485 billones de euros. Además de un nuevo registro histórico, supone un incremento del 41% respecto a la anotada al cierre del primer trimestre de 2014, que era de 1,053 billones de euros.

Por entonces, aquella cantidad, que ya se consideraba excesiva, superaba por siete décimas el 100% del Producto Interior Bruto (PIB) agregado de los 12 meses anteriores. En la actualidad, este porcentaje se eleva algo por encima del 117%, dos puntos más que el objetivo marcado por el Gobierno.

Por debajo del 2% 

De este modo, el actual escenario indica que el Estado deberá financiarse al coste más elevado en más de ocho años, pero, además, deberá hacerlo con un volumen de deuda notablemente más abultado que entonces. 

Un panorama que podría complicar el ritmo de avance de la recuperación debido al incremento de la factura que supone mantener cantidades crecientes de deuda, que además vienen de registrar mínimos históricos en cuanto a costes gracias al prolongado periodo de tipos de interés en terreno negativo.

Hasta 20.000 millones extra

De hecho, en los últimos años el Tesoro ha mantenido el tipo medio de la deuda por debajo del 2%, con lo que ha marcado mínimos históricos. Una etapa que inevitablemente toca a su fin con las subidas de tipos implementadas por el Banco Central Europeo (BCE) que, además, están siendo mucho más intensas de lo previsto.

Traducido a cantidades concretas, el Tesoro podría verse abocado a tener que destinar entre 18.000 y 20.000 millones de euros adicionales cada año solamente para atender el servicio de la deuda. 

Además, cabe tener en cuenta que el mercado de deuda está actualmente condicionado por la actividad del BCE, que prosigue con la adquisición de bonos, especialmente de aquellos países con las cifras de deuda más elevadas, como son los casos de Italia y España, para evitar que las alzas del precio oficial del dinero provoquen una distancia excesiva entre las primas de riesgo.

Pese a la finalización del programa de estímulos puesto en marcha en 2020 con motivo de la crisis del coronavirus, el organismo emisor ha introducido un mecanismo de corrección para paliar los efectos en el cambio de política monetaria que ha tenido que acelerar para tratar de reducir una inflación que se ha ido por encima del 9% en la eurozona. 

Huida inversora

Las compras de bonos han funcionado para que los diferenciales de deuda se mantengan, en el entorno de entre 110 y 120 puntos para el caso de España; entre 225 y 240 puntos, en el de Italia. 

Sin embargo, no han podido evitar que los inversores hayan deshecho posiciones en renta fija a partir del inicio de las subidas de tipos, un movimiento que se aceleró después de que el consejo de gobierno del BCE decidiera en su última reunión elevar el precio oficial del dinero en 75 puntos básicos, en lo que ha sido la mayor subida en los más de 20 años de historia del organismo emisor. 

Incertidumbre

El mercado descuenta además subidas adicionales agregadas de otro 0,75% antes de que finalice el año.  

Esta última subida llegó acompañada de inquietantes mensajes sobre la evolución de la economía de la zona euro, especialmente debido a la incertidumbre en el mercado energético, lo que ha llevado a los inversores no solo a salir de la renta variable, sino también de los bonos, en busca de activos refugio.