Iberpotash invierte 500 millones
La empresa tiene unos fondos propios de 388 millones
12 diciembre, 2016 00:00El gigante minero de la potasa Iberpotash está quemando las primeras etapas en su proyecto de transformación Phoenix, cuyo hito principal es el cierre gradual de la actividad minera en Sallent y el traslado de toda la producción a Súria. El desembolso previsto se eleva a 480 millones de euros. Es ésta una de las mayores inversiones industriales que se acomete hoy en España.
Cuando el cambio de ubicación se haya perfeccionado, hacia 2019, Súria doblará su capacidad y, además, el principal residuo que se genera para la obtención de potasa, que es la sal, se reutilizará. Se mantendrán los 780 puestos de trabajo directo y no se prevén mermas en los 3.200 indirectos que genera Iberpotash.
Fuera del recinto de Súria, la inversión más destacada que aborda Iberpotash es la nueva terminal del muelle Álvarez de Campa, en el puerto de Barcelona, cuyas obras se prevé concluir en 2018. La inversión total asciende a 100 millones, 60 para la terminal y 40 para los accesos y logística. La plataforma ocupa 7 hectáreas.
Por lo demás, Iberpotash desarrolla una considerable velocidad de crucero, tras haber sufrido no pocos apuros durante la pasada década. El último ejercicio, su cifra de negocio subió de 293 a 301 millones, un 73% de los cuales provino de la exportación. Los beneficios siguieron la misma senda alcista y pasaron de 33 a 39 millones, tras dotar amortizaciones por 26 y 24 millones, respectivamente. El dividendo satisfecho a su accionista israelita ICL subió de 11,7 a 16,7 millones.
Iberpotash contabiliza unos activos de 637 millones y administra unos recursos propios de 388 millones.
La compañía nació formalmente en 1998, cuando el Gobierno de José María Aznar privatizó las empresas públicas Súria K, Potasas del Llobregat y otras tres filiales menores, por 103 millones. Todas ellas se fusionaron para dar lugar a Iberpotash.
Los israelíes se las prometían muy felices, dado que son titulares de un grupo internacional dedicado a la actividad minera y, por tanto, conocen bien el sector. Sin embargo, encajaron una retahíla de quebrantos. Entre 1998 y 2006, Iberpotash perdió 100 millones y solo ganó dinero dos años.
Los directores generales se sucedieron a ritmo trepidante. Primero, la matriz envió a Roberto Hecker, quien se mantuvo hasta 2001. En este año, Elie Kacen tomó el relevo. Luego vino Robert Laybourne y finalmente Joao Carrelo.
A este último le sustituyó en 2005 José Antonio Martínez del Álamo, procedente de la filial química de Aragonesas, donde ejercía de director general. Bajo su mando, la empresa enderezó el rumbo y logró entrar en beneficios. Martínez del Álamo cesó el año pasado y fue sustituido por Pablo de Lastres Andrada.