Barcelona ganará una estrella Michelin con 'Atempo' de Jordi Cruz

Han informado de ello trabajadores del establecimiento situado en Sant Julià de Ramis (Girona), y cuya continuidad estaba en el aire, como avanzó este medio. El cenador-hotel-fortaleza pendía de un hilo porque los hijos del propietario del complejo cultural y gastronómico, el malogrado joyero Ramón López, fallecido en 2020, no deseaban su continuidad. Empleados del establecimiento, ahora cerrado, explican que se produjeron duras negociaciones, pero que no han llegado a buen puerto. 

Jordi Cruz, sobre Atempo: "El buen gusto es algo que no entiende de modas y es temporal" / TAPAS MAGAZINE

El proyecto continuará

Finalmente, el proyecto Atempo continuará, algo que no han querido confirmar a este medio desde Grup Abac. Antes, ya lo apuntó el conglomerado de hotelería y restauración en conversación con 7 Caníbales en marzo. En aquel momento, se estudiaba un posible traslado a Barcelona. El cambio de sede ya está cerrado, indica personal de Atempo que prefiere no revelar su nombre. Y tiene emplazamiento: el número 200 de la calle Córcega, donde operaba Restaurante Gaig hasta 2019.

El chef tras los proyectos gastronómicos de Gaig Barcelona, Gaig Singapur y Torre del Remei en Puigcerdà (Girona) cerró su emblemático local hace dos años y desde entonces no cuenta con una enseña en la capital catalana, cuestión que estaría en revisión, tal y como apuntan desde su entorno. El restaurante de la calle Córcega estaba en traspaso, pero su elevado precio impedía que tuviera arrendatario. Ya lo ha logrado. Será el equipo de Atempo, que trasladará su propuesta de Girona al corazón del barrio del Eixample. El movimiento restará una estrella a la capital provincial y la devolverá a Ciudad Condal. 

La 'maldición' de Gaig

Según explican los asalariados, ahora en ERTE, el espacio gastronómico deberá someterse a reformas para convencer a los jueces de la Guía Michelin de que debe conservar su estrella pese al cambio de domicilio social, algo que normalmente conlleva la pérdida de la prestigiosa distinción. El dictamen se espera para junio. 

En paralelo a ello, Cruz deberá esmerarse para sortear la crisis de la hostelería, por cuanto el nuevo Atempo abrirá en un momento en el que la vacunación contra el Covid-19, la enfermedad que causa el virus, aún no permitirá la reapertura económica completa. Y deberá sortear la maldición de Gaig, que cerró su restaurante en 2019 por motivos operativos y entre alguna queja de mala gestión del espacio, indican los profesionales consultados. 

Michelin manda: antes de junio

La buena nueva para la gastronomía barcelonesa lleva aparejado un calendario. Jordi Cruz y Grup Abac deben darse prisa para reabrir Atempo en la Ciudad Condal, pues quieren conservar la estrella Michelin que tiene el restaurante. La guía francesa cierra sus valoraciones en junio, por lo que la nueva propuesta de Cruz debe estar reformada y lista para servir antes del cierre del segundo semestre de 2021.

Ello requiere rehabilitar el espacio de Córcega 200 que, según fuentes del sector, “es bastante amplio”, por lo que precisa de una oferta gastronómica con suficiente tracción para facturar lo suficiente como para que el proyecto sea viable. De hecho, nadie se ha instalado allí desde su cierre en 2019: su elevada renta lo impedía.

Abac mantiene sus seis estrellas

Más allá de los pormenores de la operación, el traslado de Atempo permitirá a Grup Abac mantener sus seis estrellas Michelin. Presume de tres distinciones en Abac Restaurant, la firma del hotel de cinco estrellas gran lujo homónimo sito al pie de la avenida Tibidabo. Tiene otras dos en el restaurante Angle y una última con Atempo. También opera cuatro hoteles: el citado Abac, Cram, The Mirror y Park Hotel.

Uno de sus premios, el de Atempo,  peligraba ahora por un conflicto familiar en el que Jordi Cruz, comprometido con la gastronomía barcelonesa, era una mera víctima. El Masterchef está volcado en sus proyectos, también en el de Girona, y había sido arrastrado en una disputa que ponía su propuesta en la picota. Hasta ahora, cuando se la lleva a Barcelona, insuflando algo de oxígeno en la maltrecho sector de la restauración local.