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La gran empresa catalana que ha terminado en manos foráneas tras conquistar el mundo

La historia empresarial del territorio cuenta con numerosos casos de éxito, que han llevado los nombres de Cataluña y España a todos los rincones del planeta, pero una buena parte de ellos no han mantenido la propiedad por diferentes motivos

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Crisis, peleas familiares, oportunidades irrechazables… muchas han sido las causas que han llevado a algunas de las más célebres corporaciones catalanas a terminar en manos de capital extranjero. La tradición industrial y el modelo de empresa familiar del territorio han alcanzado las cotas más elevadas.

Empresas que se pusieron en marcha como modestos negocios familiares con el fin de ganar el sustento para los de casa han terminado por llegar a todos los rincones del mundo. 

Sin embargo, detrás de estas corporaciones no hay en la actualidad sociedades radicadas en Cataluña ni en otros lugares de España. A la hora de establecer un paradigma, tanto por los tipos de empresas como por el producto que elaboran, el sector del cava ofrece un adecuado punto de partida. 

Y para empezar por el principio, lo ideal es la que pasa por ser la compañía más antigua de España, de acuerdo con diversos estudios y clasificaciones. Codorniu sitúa sus orígenes nada menos que en la primera parte del siglo XVI, gracias a su fundador, Jaume Codorniu. Más de 100 años después, el matrimonio entre Anna Codorniu, la heredera de las bodegas, y el viticultor Miguel Raventós daría lugar a una de las mayores sagas empresariales del mundo.

Nada menos que 18 generaciones dieron continuidad a un negocio que tuvo en el cava su principal divisa. El origen del producto se remonta a la última parte del siglo XIX. Desde entonces, su nombre ha ido indefectiblemente asociado a Codorniu.

Imagen de archivo de la sede de Codorniu en Sant Sadurní d'Anoia

Imagen de archivo de la sede de Codorniu en Sant Sadurní d'Anoia Cedida

Desde hace casi una década, el fondo Carlyle es el accionista mayoritario de la compañía. El estancamiento de su modelo productivo y una cada vez más activa competencia generó un cisma entre las diferentes ramas familiares propietarias. Finalmente, se impusieron las tesis de los partidarios de vender. 

Freixenet, el otro gran nombre asociado al cava en todo el mundo, también se inició como un negocio familiar, aunque considerablemente más tarde, a comienzos del pasado siglo. Las familias Ferrer y Sala unieron fuerzas para poner en marcha el negocio, que después tuvo que ser recuperado tras la guerra civil.

Las instalaciones de Freixenet

Las instalaciones de Freixenet Cedida

El nombre se debió a la especie arbórea predominante en la finca de los Ferrer, el fresno (freixe, en catalán), que también daba nombre a aquel emplazamiento, La Freixeneda. En la década de 1970 se inició un proceso de expansión caracterizado por su fuerza y su rapidez. Quince años después, Freixenet era el cava más vendido del mundo y conquistaba mercados tan complejos como el de EEUU.

Las crisis de principios de siglo y la voraz competencia de los espumosos en toda Europa hizo mella en el grupo, que no terminaba de dar con la tecla. La alternativa de abrir el capital y evitar males mayores tuvo su fruto en 2018, con la entrada de la multinacional alemana de productos de consumo Henkell, encargada de distribuir la marca en su país, que tomó algo más del 50%. 

En aspectos como la popularidad o alcanzar todos los rincones del mundo, ninguna avanzó tanto como Chupa Chups. La familia de confiteros Bernat adquirió a mediados del pasado siglo un negocio en Asturias que atravesaba por dificultades económicas. A los caramelos fabricados allí les unió un palo, basándose en una idea similar auspiciada en EEUU tres décadas atrás.

No es necesario profundizar en el éxito de la iniciativa, de todos conocido. Bastaría con recordar que al gigante en el que se convirtió aquella compañía (que pasó a denominarse como su producto estrella) se le quedó pequeño incluso el planeta. El célebre caramelo viajó junto a astronautas rusos en una misión a la estación espacial Mir.

Casa Batlló

Casa Batlló MATTHIAS OESTERLE

Años antes, Chupa Chups había abierto fábrica en Rusia. A mediados de 1990 comenzó a producir en China, cuando la economía del gigante asiático no presentaba el grado de apertura de la actualidad. 

Incluso una historia de película o de serie de TV como esta no dura para siempre. Los primeros años del presente siglo no fueron fáciles desde el punto de vista financiero para Chupa Chups, lo que llevó a los Bernat a su venta al grupo italoneerlandés Perfetti Van Melle. La saga continúa activa en los negocios como gestores de una diversificada cartera de inversiones, entre las que destaca la inmobiliaria.

Cambios de estrategia

En otros casos, la estrategia de diversificar los negocios generan oportunidades para hacer caja y volcarse en las alternativas. Es el esquema seguido para la venta a inversores extranjeros de una de las compañías más modernas de las referidas: Cirsa.

Creada a finales de la década de 1970 por Manuel Lao, la empresa llenó de máquinas recreativas los establecimientos de toda España, además de conformar una destacada cartera de casinos, tanto en el mercado local como en Europa y Latinoamérica.

Fachada de la Sede de Cirsa en Terrassa

Fachada de la Sede de Cirsa en Terrassa Europa Press

También fue un pionero del juego online cuando se reguló en España. Poco después, Lao vendió Cirsa a Blackstone, uno de los mayores fondos de inversión del mundo, que acaba de realizar parte de su inversión con la salida a bolsa.

Salvat también se introdujo en la vida de los españoles y, más concretamente, en los estantes de sus domicilios con sus célebres obras enciclopédicas. Su historia arranca en el último tercio del siglo XIX con la fundación de Hermanos Espasa y Salvat, de la que surgieron posteriormente dos de los grupos editoriales más importantes del país.

Tras separar sus caminos, Salvat inició una notable expansión por Latinoamérica, además de obtener un gran éxito con las colecciones por fascículos, un próspero negocio en la España de las últimas décadas del siglo XX. En 1988 fue adquirida por la francesa Hachette, propiedad del gigante editorial y de medios Lagardère.

Si en las estanterías de los hogares no podía faltar un Salvat, ocurría lo mismo en los hogares con una lavadora Crolls. Su factoría de Reus revolucionó la localidad tarraconense y su comarca. La idea de cinco emprendedores de la zona se convirtió en un referente industrial en una época tan complicada como la de la posguerra. Sus integraciones en los grupos Orbaideta y, posteriormente, Balay terminaron con su propiedad en manos del grupo alemán BSH y con la marca fuera de los catálogos.

No todas estas historias empiezan con retratos en lienzo o imágenes en blanco y negro. En 2008 los ingenieros informáticos Andrés Bou y Horacio Martos crearon Social Point, un desarrollador de juegos para teléfonos móviles y redes sociales, que por entonces comenzaban a popularizarse.

Responsable de juegos como Dragon City y Monster Legends, alcanzaron más de dos millones de usuarios, el crecimiento de Social Point no pasó desapercibido para la potente industria norteamericana. Diez años después de su fundación fue adquirida por Take-Two Interactives.