Los estanqueros catalanes advierten de los perjuicios del empaquetado genérico del tabaco para la economía
El gremio niega que la medida sirva para reducir el número de fumadores y alerta de los riesgos que supone esta deriva para el consumidor, así como el impacto negativo en la recaudación fiscal
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El sector del tabaco pone en duda que el nuevo real decreto sobre la regulación de estos productos en España sirva para introducir las “mejoras” que promete y desmonta, con datos, que se vayan a lograr los objetivos que persigue, como la reducción del consumo.
Entre las diversas medidas que plantea Sanidad en su Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027, además de la subida de precios y la prohibición de fumar en terrazas, una de las más controvertidas es el empaquetado genérico del tabaco.
Cajetillas sin color ni logos
Es decir, en el momento en el que la medida salga adelante, las cajetillas serán de color uniforme, sin logos, ni distintivos, y solo aparecerán en ellas el nombre de la marca, las advertencias sanitarias y cualquier información obligatoria por ley. El tamaño y el tipo de letra serán iguales en todos los productos.
El Ejecutivo se apoya para ello en el informe de la OMS Empaquetado neutro del tabaco: actualización del estado global 2021, y explica que ya se ha introducido en más de 20 países, Francia entre ellos, con un éxito razonable, según su exposición.
“Riesgos para el consumidor”
Sin embargo, y precisamente echando mano de los datos de Francia, los estanqueros catalanes avisan de que el empaquetado neutro no servirá para reducir el número de fumadores y que, en paralelo, se disparará el comercio ilícito de cigarrillos, con el riesgo que conlleva para los consumidores, pues el producto ilegal no pasa controles de calidad.
En esta materia, y en conversación con Crónica Global, el vicepresidente de los estanqueros catalanes, Juan Lorenzo Martín, incide en que “el primer riesgo” del paquete neutro “es para el consumidor”, pues, con el aumento del comercio ilícito, consumirá un producto que no ha pasado exámenes ni controles de calidad, y nadie le puede asegurar la composición de lo que ingiere.
Menos recaudación fiscal
Todo ello, por si fuera poco, repercutirá de modo directo en la recaudación fiscal. Y es aquí donde los estanqueros acompañan sus argumentos con datos concretos. En Francia, sostienen, el número de fumadores permanece estable, pero el empaquetado genérico “ha disparado el comercio ilícito” hasta el 33% de las ventas totales del tabaco, lo que ha supuesto pérdidas de ingresos fiscales de 7.258 millones de euros.
Este es, para Lorenzo, el segundo perjuicio, pues el aumento del contrabando hará que no llegue tanto dinero a las arcas del Estado (“el 80% del precio del tabaco son impuestos directos”). Hoy, el comercio ilícito en España es del 3%, pero en Australia y Reino Unido ronda el 20% y en Francia supera el 30%. Si se alcanzasen estos niveles, “el 40% de los estancos tendrán que cerrar, porque no son viables en esas condiciones”, afirma.
La OMS oculta otra realidad
También defiende Lorenzo que la legislación española va en una dirección “errónea”, y que “nadie” ha escuchado ninguna de las 54 propuestas que ha hecho el sector. Además, afea a la OMS que oculte que “hay países que han rechazado el empaquetado genérico”, como Alemania, Italia, Suiza y Suecia, que vieron venir que era una “equivocación”.
No obstante, los estanqueros están de acuerdo con otras propuestas del plan del Gobierno, como la implantación de medidas para dar herramientas a quienes quieran dejar de consumir este producto “nocivo”. Y con el impuesto especial de nicotina a los vapeadores. No así con la prohibición de fumar en las terrazas… ni con el mencionado paquete genérico, pues el número de fumadores no ha descendido en los países que lo introdujeron con anterioridad.
Francia, ejemplo del fracaso
En esta línea, la exministra de Salud francesa Agnes Buzyn declaró en 2017 que el etiquetado neutro, aprobado en 2014 en el país, no había contribuido a la disminución de ventas del tabaco, aunque entonces desconocía si había servido para disuadir a los jóvenes.
Por su parte, en una entrevista reciente en Mundo Estanco, el presidente de los estanqueros franceses, Philippe Coy, calificó la medida de “capricho para hacer ruido en la opinión pública”. Y desveló que “la cajetilla no-genérica es un elemento atractivo que beneficia a los productos que se distribuyen por el mercado paralelo”.
“Soluciones” consensuadas
En este sentido, el gremio de estanqueros catalanes, que representa a más de 3.500 trabajadores, pide a Sanidad que “escuche” al sector para encontrar “soluciones” consensuadas. Asimismo, aprovecha para solicitar una regulación eficaz, con los datos y la experiencia internacional en la mano, pues hay “mucho en juego”.
Pero no solo los estanqueros alzan la voz ante el empaquetado neutro. Andema, Asociación para la defensa de la marca, afirma que la medida es tan “impactante” como “ineficaz”. Y que atenta contra las marcas, un activo intangible protegido por la Ley de Marcas y por la Ley de Competencia.
Terremoto en la industria
En sus conclusiones, Andema menciona que crea “perjuicios” a la industria en general, y a conceptos como el márketing y la creación de marca en particular. Explica además que la marca es una garantía para el consumidor, y que su ausencia convierte el producto en una “mercancía indiferenciada” que “facilita la entrada de copias”, promueve el contrabando y traslada la competencia a los precios y al aumento del tamaño de la cajetilla.
Más contundente es, si cabe, la Mesa del Tabaco en su reciente informe El impacto socioeconómico del empaquetado genérico de productos del tabaco en España, presentado junto con Afi. El análisis asegura que esta medida llevará a una tendencia generalizada a la bajada de precios para poder competir, lo que repercutirá en una pérdida de ingresos y recaudación.
Destrucción de empleo
En este sentido, indica que la cajetilla neutra y esta guerra de precios reducirán la contribución del sector al PIB en hasta 459 millones de euros al año en España, más del 12% de la aportación actual, que asciende a 3.710 millones. Y, en paralelo, pondrá en riesgo hasta 6.000 empleos (de los más de 57.000 actuales), en sus cálculos.
Del mismo modo, como las fuentes anteriores, lamenta que el empaquetado blanco aumentará el “comercio ilícito” y facilitará la “circulación de falsificaciones”, como se ha visto en Australia, Irlanda y Reino Unido. Así, esta tendencia representaría una pérdida adicional de 186 millones en el PIB y una caída de otros 2.200 puestos de trabajo.