El interés de Sidenor por Talgo le aleja como futuro socio industrial de Celsa
- El grupo vasco es uno de los principales candidatos para entrar en el capital de la siderúrgica y cumplir así el compromiso de sus accionistas con el Gobierno
- Más información: Los sindicatos apremian la entrada de un socio industrial en Celsa como contrapeso de los fondos
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El incierto futuro de Talgo se ha cruzado de forma inesperada en el horizonte de otro gran grupo industrial como Celsa. El acercamiento de Sidenor al fabricante ferroviario aleja la posibilidad de que el grupo vasco sea el elegido para entrar como socio industrial de la compañía catalana, de acuerdo con el compromiso adquirido en su día por los fondos propietarios de Celsa con el Gobierno.
Esta semana, Sidenor ha remitido una carta al consejo de administración de Talgo en la que confirma su interés por entrar en su capital, de forma parcial o incluso a través de una oferta por el 100% de los títulos de la empresa con sede en Beasain (Guipúzcoa).
La aparición de Sidenor acontece aproximadamente un mes y medio después de que el Consejo de Ministros acordara vetar la oferta realizada en su día por la compañía húngara Ganz-Magyar Vagon, bajo el argumento de la defensa de intereses estratégicos al considerar a Talgo una empresa clave para la seguridad económica.
La eventual operación, avalada por el Gobierno vasco y vista con buenos ojos por Moncloa, hace que las opciones de Sidenor de convertirse en socio de Celsa se diluyan de manera contundente, dado el esfuerzo inversor que supondría abordar ambas maniobras.
Desde que los propietarios de Celsa, en su mayoría fondos internacionales, asumieron los compromisos a los que el Gobierno condicionó su autorización para que asumieran el control de la siderúrgica con sede en Castellbisbal (Barcelona), el nombre de Sidenor apareció como una de las opciones para incorporarse como socio industrial y tomar una participación minoritaria, de entre el 20% y el 25%.
De hecho, fuentes del sector apuntan que el grupo vasco contemplaba esta posibilidad como una buena oportunidad para su crecimiento.
Además, también serviría para aportar su experiencia y conocimiento de la industria a los propietarios actuales, de carácter eminentemente financiero. Cabe recordar que se trata del grupo de acreedores que en su día presentó ante los juzgados de lo Mercantil de Barcelona un plan de reestructuración para Celsa.
Fuera de las prioridades
Sin embargo, la incorporación del nuevo socio no ha figurado hasta el momento entre las prioridades del equipo gestor de Celsa, liderado por su consejero delegado, Jordi Cazorla, y su presidente no ejecutivo, Rafael Villaseca.
El retraso a la hora de llevar a cabo esta operación, tras un año desde que los fondos acreedores tomaron el control de la compañía, ha llevado a Sidenor a contemplar otras opciones, hasta que la de Talgo se ha cruzado en su camino.
Las fuentes indicadas aseguran que la opción de Celsa sería incluso más atractiva para el grupo vasco. No obstante, Sidenor no está en disposición de esperar eternamente, con lo que parece haberse decantado por el apoyo a Talgo.
"La compañía ha salido de la uci, pero aún sigue en el hospital", señalaba de forma gráfica Villaseca el pasado abril, en una comparecencia pública para presentar los resultados de la siderúrgica catalana correspondientes a 2023.
El presidente de la compañía no ocultó que la situación de Celsa es aún delicada aunque aseguró que la ejecución de las primeras medidas del plan de reestructuración está teniendo efectos positivos.
Unas sensaciones de optimismo que no son compartidas por los representantes de los trabajadores, que llevan tiempo reclamando a Celsa que cumpla con el compromiso de abrir el capital a un socio industrial, que contribuya a asegurar el futuro de la empresa. Y también, el de sus plantas de producción, tanto en las siete comunidades autónomas españolas en las que está presente como en las situadas en el exterior.
Este viernes, el sindicato UGT reunió a sus delegados en los centros de producción de Celsa en Cataluña, Euskadi, Asturias y Cantabria para analizar la situación presente y reclamar a la dirección de la compañía tanto la aceleración del plan industrial como la entrada del potencial socio.
UGT también reclama a los accionistas la aportación de 375 millones de euros adicionales en el negocio español, además de dar entrada a los trabajadores en la confección del plan.
Señales de alarma
Por el momento, la dirección de Celsa ha anunciado una ampliación de capital de 166 millones de euros, que se aprobará en junta de accionistas a finales de este mes, y que se destinará a partes prácticamente paritarias a la actividad en el mercado nacional y en las filiales de Reino Unido, Polonia y Noruega.
Precisamente, las señales de alarma se encendieron en los sindicatos a comienzos de 2024, cuando trascendió que Celsa había encargado un informe de valoración de los negocios en el exterior.
La decisión generó sospechas entre los trabajadores de potenciales desinversiones, aunque la compañía negó que tal intención estuviera detrás del encargo. Una respuesta que no terminó de convencer a los sindicatos, que ahora ven cómo uno de los más firmes candidatos a respaldar el plan industrial de Celsa se aleja del escenario.