El consejero delegado de Grífols, Nacho Abia

El consejero delegado de Grífols, Nacho Abia Cedida

Business

Nacho Abia

27 julio, 2024 00:00

Grifols se ha retirado humillada de Andorra, donde pactó con el Gobierno nacional abrir un laboratorio de investigación en Ordino invirtiendo 25 millones de euros, pero ha terminado renunciando.

La multinacional catalana de hemoderivados, muy eficiente en muchos otros terrenos, ha mostrado un profundo desconocimiento de la sociedad, la política y la economía pirenaicas, y ha terminado rechazada por la ciudadanía. 

Ello es atribuible a la cúpula directiva, que llegó a defender la inversión in situ, pero se llevó un rapapolvo de los opositores. Tras ello, y ante la amenaza de una impugnación al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo, que había sido admitida a trámite, Gobierno y multinacional han descartado el proyecto. 

Con ello, la cotizada, que en otras ocasiones se ha jactado de estar arraigada al territorio, ha demostrado que no conoce tanto como creía los países cercanos a su sede central. 

El traspié de Andorra, más que una microinversión fallida, es una lección: por muy estratégica que sea la aún empresa familiar en otras latitudes, debe bajar al suelo para conocer dónde operará. 

Porque si bien el grupo consiguió condiciones muy favorables del Ejecutivo andorrano, se topó con una férrea oposición de la sociedad civil. Rechazo que se ha terminado imponiendo.