La familia Grífols ha dado un golpe sobre la mesa, se ha aliado con uno de los principales fondos de inversión del mundo y ha activado una operación para volver al puente de mando de la compañía que fundó Josep Antoni Grífols i Roig en 1909. Han firmado un acuerdo de exclusividad con los canadienses de Brookfield Capital Partners, una firma cuya gestora cuenta con 70.000 millones de capitalización y cuyos activos superan los 750.000 millones.
Sobre el papel, la operación está clara e implica que los accionistas del gigante de los hemoderivados recibirán una prima destacada respecto al precio actual de sus títulos en el parqué. De hecho, el precio final será lo que determine el proceso de due diligence que ya se ha iniciado.
Proceso ‘public to private’
Se seguirá un guion poco habitual en Europa, especialmente en el mercado ibérico, pero que los analistas consultados aseguran que es habitual en Estados Unidos. Si la due diligence no muestra nada nuevo extraño -más allá de las operaciones cruzadas que Gotham sacó a la luz hace meses y que dieron la puntilla a una etapa en la compañía iniciada con un tropiezo en la filial china-, Grífols seguirá ahora el proceso de public to private.
La familia ha sido la primera en explicar de forma pública que quieren dejar de cotizar tanto en el mercado español como en el Nasdaq, los dos selectivos en los que está referenciado, y que este es el gran objetivo de la OPA. Los responsables de Brookfield han señalado quiénes de la familia han participado en una transacción que, ya solo con el anuncio, demuestra que la empresa actual es un gigante con trayectoria reconocida y validad de forma internacional. Tanto, que ha atraído el interés de los canadienses.
Sociedades de los Grífols que participan
Participan Scranton Enterprises, una sociedad radicada en Ámsterdam, que es holding inversor en el que participan varios miembros de la familia y que controla el 8,67% de los títulos; y tres SL: Ralledor Holding Spain, vinculada a Enrique Grífols Roura; Ponder Trade, de los hermanos Grífols Gras; y Deria, otra sociedad de inversión de los Grífols Roura. Estas tres últimas compañías tienen la sede social en las mismas oficinas de avenida Diagonal donde está el grueso de las sociedades con las que opera el holding familiar catalán.
Entre todas ellas, la familia fundadora controla casi el 40% del capital. Esto implica que, de entrada, si la OPA llega a buen puerto, Brookfield solo tendrá que sacar la cartera para convencer al 60% del resto de los accionistas. Y, como en toda operación de este perfil, la clave será la prima que ofrezcan.
Pérdida del 42% del valor
Los analistas señalan que la operación tiene “todo el sentido del mundo” bajo el prisma de que la senda de la recuperación para el gigante de los hemoderivados de su crisis de gobernanza era larga. La sucesiva información que ha publicado Gotham sobre las operaciones cruzadas entre empresa y familia fundadora le han hecho perder el 42% de su valor en los mercados en lo que llevamos de año.
Las acciones se revalorizaron el 9,43% en las seis horas en las que cotizó en el Ibex 35, ya que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) suspendió la cotización antes del inicio de la apertura del mercado y hasta las 12 del mediodía. Se apunta a que la OPA tiene trayectoria y que Brookfield cuenta con los recursos necesarios para convertirse en el próximo accionista de referencia del grupo de hemoderivados.
Saneamiento del balance
Más que eso, tiene a su disposición los fondos que la farmacéutica necesita para sanear el balance y rebajar el nivel de deuda sin tener que recurrir a las condiciones leoninas que podrían pedir los bancos y grupos financieros de perfil más tradicional ante una compañía en apuros como es Grífols en la actualidad. Es decir, resolver de un plumazo el gran reto del actual presidente, Thomas Glanzmann, y el nuevo consejero delegado, Nacho Abia, cuyo futuro en la compañía también queda en el aire.
De entrada, las fuentes consultadas recuerdan que los canadienses suelen levantar vehículos con fondos superiores a los 25.000 millones. Y las adquisiciones cuentan de forma tradicional con una parte de líquido y otra de endeudamiento que se paga con las plusvalías que se obtienen de la transacción; por lo que, al final, el conjunto de Grífols se convertiría en el 6% o 7% de un fondo diversificado, un peso habitual en las firmas de inversión, pero que, en este caso, se debe poner en el contexto de uno de los Top 5 mundial de las finanzas.
Brookfield, el comprador de la hotelera de los Mestre
Brookfield, además, no es un extraño en el mercado catalán. Es el mismo fondo que en julio de 2021 compró la cadena hotelera Selenta Group, de Jordi Mestre, por 440 millones de euros. Fuentes próximas a esta operación destacan la alta profesionalización del grupo y sus altos niveles de exigencia a las empresas que adquieren.
Remarcan que, si la transacción se completa, los Grífols se habrán librado de las exigencias y el control que implica estar al frente de una cotizada -con un añadido que ayer remarcó el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y es que aún deben hacer frente a las consecuencias de la investigación iniciada por la CNMV tras el estallido de la crisis de Gotham-, pero remarcan que no tendrán margen para gestionar el grupo como una empresa familiar tradicional. Se ahorrarán la transparencia que implica ser una firma cotizada, pero deberán de ser igual de rigurosos ante los nuevos propietarios.
Eso sí, cerrarán uno de los capítulos más bajos de la historia de la compañía. Ha aparecido el macrofondo de inversión que toma la propiedad del gigante de los hemoderivados nacido en Cataluña. Lo que no estaba en tantas apuestas es que este paso lo diera de la mano de la familia fundadora.