La delicada situación financiera que atraviesa Holaluz, que ha derivado en una cruenta batalla entre los fundadores y gestores de la empresa y los principales fondos accionistas, comienza a tener consecuencias para la estructura accionarial de la empresa. Uno de los socios más destacados con los que contaba la energética, la familia Moratiel, ha vendido la participación del 5% que mantenía en la empresa, abocada a una lucha sin cuartel en los tribunales tras lo acontecido en la junta de accionistas de la pasada semana.
La decisión de los Moratiel, propietarios de uno de los grandes patrimonios de España, se produce además en pleno desplome de las acciones de Holaluz en el BME Growth, el mercado de empresas en expansión en el que cotiza, lo que ha hecho que la operación lleve aparejada cuantiosas minusvalías para los antiguos propietarios de la cadena de transporte de pasajeros por carretera Avanza.
A través de la mercantil MDR Inversiones, los Moratiel aterrizaron en el capital de Holaluz en 2021, en plena etapa de expansión de la compañía, interrumpida de forma abrupta por la enorme volatilidad que ha registrado el mercado mayorista de la electricidad y que ha provocado un notable caos en el segmento de la comercialización.
Por entonces, MDR participó en una ampliación de capital que lanzó Holaluz, que vino acompañada de una operación de financiación a través de instrumentos convertibles en acciones. El montante de esta maniobra fue de 11 millones de euros y sirvió para incorporar al capital de la empresa que preside Carlota Pi, cofundadora de la compañía, a los Moratiel y también a Mediavideo, una instrumental radicada en Países Bajos y vinculada a Gerard Romy, uno de los socios que acompañó en su día a Jaume Roures en Mediapro.
El precio de conversión de acciones fijado en aquella operación fue de 13,81 euros, cuando la actual cotización de Holaluz se ha situado en las últimas semanas en el entorno de 1,5 euros (1,48 euros fue el cierre del pasado viernes), lo que da idea del deterioro sufrido por la inversión de estos socios.
Holaluz ha sido una de las apuestas de los Moratiel para canalizar los fondos obtenidos por la venta de Avanza al grupo mexicano ADO. Fue la operación que puso en valor la gran fortuna acumulada por los fundadores de la histórica Auto Res, transformada posteriormente en Avanza tras la fusión con otro operador del transporte, Arrojo.
Enfrentamiento larvado
La desinversión se produjo poco antes de la tormentosa junta de accionistas del pasado 28 de junio, en la que los fundadores de Holaluz (Oriol Vila y Ferrán Nogué, junto a la citada Carlota Pi), promovieron la expulsión del consejo de los representantes en el órgano de gobierno de los fondos Axon y Geroa Pensionak, que se han mostrado críticos con el equipo directivo.
Una batalla larvada desde hace meses y que terminó de desencadenarse cuando los citados fondos, que también acumulan notables minusvalías latentes, se negaron a firmar las cuentas y el informe de gestión de 2023, al no estar conformes con su contenido.
Este argumento ha sido empleado por los fundadores de Holaluz, que suman una participación en torno al 45% del capital, para excluirles del consejo. Previamente, los fondos habían mostrado su disposición a mantener el apoyo financiero a la empresa, siempre y cuando se produjeran unos cambios en la gestión que no han llegado por ningún lado.
Holaluz se encuentra inmersa en negociaciones para lograr financiación inmediata don el fin de asegurar la viabilidad de la compañía, que incluso sus auditores ponen en duda si finalmente no prosperan estas conversaciones. Mientras, la compañía ya ha tenido que vender activos, como su cartera de préstamos a clientes, para financiar las instalaciones de autoconsumo.
La comercializadora busca en el mercado unos 20 millones de euros, a través de diversas vías entre las que destaca un crédito del Instituto Catalán de Finanzas, órgano dependiente de la Generalitat de Cataluña. Los gestores también negocian con otras entidades y además exploran el apoyo de family offices del territorio.
En este clima, los Moratiel han decidido poner pie a tierra y dar por finalizada su aventura en Holaluz para centrarse en el inmobiliario, principal destino de sus inversiones tras la venta de Avanza. La lucha encarnizada entre los socios ha terminado de espantarles. Y todo apunta, vista la evolución de la cotización, a que no serán los únicos.
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