La reestructuración del capital de Naturgy, centrada en la salida de los fondos GIP y CVC, sigue su curso con las negociaciones a tres bandas con la emiratí Taqa, interesada en adquirir las participaciones, y Criteria Caixa, primer accionista de la empresa española. Las voluminosas cifras económicas en las que se moverá una operación que precisa de una OPA por el 100%, ocupan parte del debate pero comparten protagonismo con aspectos relacionados con la gobernanza y la estrategia que no son menos importantes y que dilatarán algo más el proceso.
La pasada semana, el consejo de administración de Taqa abordó esta cuestión en la reunión que mantuvo para aprobar sus resultados del primer trimestre y otros aspectos como el reparto parcial de dividendos. Como informó Crónica Global, la eventual entrada en Naturgy formó parte del debate del órgano de gobierno de la empresa con sede en Abu Dhabi, que aun no ha dado un paso decisivo adelante pero sí ha sentado una serie de bases y preceptos de las que difícilmente se moverá en su negociación con Criteria.
Un socio diferente
Una de las más firmes es la referida a la futura gestión de Naturgy. El perfil de Taqa difiere del de los socios salientes, de carácter eminentemente financiero, que no han renunciado a participar e influir en la gestión pero de manera más o menos tangencial.
En el caso de consumarse la transacción, en Naturgy aterrizará un socio industrial y que, además, aportará la mayor parte de la inversión para constituir junto al holding de La Caixa un núcleo duro y estable en la empresa que preside Francisco Reynés.
Es decir, que no renunciará a mandar. Al menos, a co-mandar, junto al primer socio, que es el que le ha tendido la mano para entrar en el grupo de forma amistosa.
Este planteamiento podría llevar asociado un cambio en el modelo de gobernanza, basado desde hace algo más de seis años en un poder ejecutivo centralizado en la figura de Reynés.
Cambiar la gobernanza
En principio, su continuidad no estaría en duda pero sí el esquema de gobernanza, dado que Taqa quiere ser más activa que los actuales socios de Naturgy y quiere reservarse determinadas áreas de poder, algo que podría llevar aparejado el nombramiento de un segundo ejecutivo o la figura de un presidente con influencia en algunas áreas (a modo de 'chairman' anglosajón).
La hoja de ruta debatida y trazada en este consejo también incluye plantear una estrategia diferente para los próximos años en Naturgy, con las inversiones en un lugar privilegiado del nuevo plan que la energética española deberá diseñar ante el cercano vencimiento del que está actualmente vigente y que finaliza el próximo año.
Aprobado a mediados de 2021, en plena OPA parcial del fondo australiano IFM Investors y con los efectos de la pandemia aun presentes, el plan presentaba una línea continuista con el precedente, el primero que vio la luz bajo el mandato de Reynés, aun demasiado enfocado en asegurar una generosa rentabilidad a los accionistas vía dividendos.
El planteamiento de Taqa es sensiblemente distinto. El grupo emiratí buscará centrar la estrategia de Naturgy en crecer a golpe de inversiones e incluso de forma inorgánica allá donde no llegue con la evolución operativa del negocio.
[Naturgy cambia de tercio: Taqa despierta su ambición para crecer]
El potencial nuevo accionista de Naturgy considera que el actual tamaño de la compañía no es el más apropiado para operar en un segmento en el que la competencia es feroz y para el que las perspectivas prevén unos volúmenes de inversión muy elevados.
Una estrategia que se asemejaría más a la que Naturgy abordó, aun bajo la denominación de Gas Natural Fenosa, nada más aterrizar en su capital GIP, que adquirió sendas participaciones del 10% a La Caixa y Repsol tras el verano de 2016. Fue en aquella etapa cuando el grupo se planteó la creación de una gran compañía en el mercado ibérico con una eventual adquisición de la portuguesa EDP que el principal socio de ésta, la china Three Gorges, rechazó.
Un tercer elemento en el planteamiento de Taqa es que Naturgy se centre aun más en el desarrollo de su cartera de renovables, lo que iría en detrimento del negocio gasista. El negocio de la compañía de Oriente Medio está muy focalizado en alcanzar la neutralidad en carbono lo antes posible y dejar de lado los combustibles fósiles de forma progresiva, algo que quiere trasladar a Naturgy.
La apuesta por el negocio de bajas emisiones de la energética española ha sido firme en los últimos años pero sin olvidar el papel del gas natural como tecnología de respaldo y elemento fundamental para la resolución de lo que Reynés suele denominar el trilema de la transición energética: un progresivo incremento de las energías limpias en el mix, a un precio razonable y con la garantía del suministro en todo momento.
Una ecuación para la que Naturgy considera imprescindible el papel del gas natural, con lo que su encaje en la estrategia del grupo tras su reestructuración se antoja como una de las cuestiones a resolver antes de que finalmente se ejecute la multimillonaria transacción.
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