El turismo frena la despoblación de la 'Toscana catalana'
La Conca de Barberà, rica en vino, aceite, monasterios y patrimonio arquitectónico, histórico y cultural, consigue revertir su situación crítica de pérdida de habitantes
5 abril, 2024 00:00Noticias relacionadas
Del Baix Empordà al Alt Camp, pasando por L'Urgell, son varias las comarcas catalanas que compiten en su aspiración de ser consideradas la Toscana catalana. Salvando las distancias, a la Conca de Barberà se la conoce bajo este apelativo por la calidad del vino y del aceite de oliva que rebosa de sus campos, una tradición agrícola que, como ocurre en la región italiana, confluye con la riqueza cultural y arquitectónica; y con una economía que ha evolucionado hacia la industria y el turismo sin renunciar a los olivos y las viñas.
Sus paisajes y joyas históricas, junto con su proximidad con la Costa Daurada, han convertido a la Conca de Barberà en uno de los reclamos turísticos de la Cataluña interior. La región recibe visitantes nacionales en busca de un retiro rural, pero también extranjeros interesados en conocer monumentos destacados como el Monasterio de Poblet, donde yace enterrado más de un rey de la Corona de Aragón.
Iglesias y monasterios
Esta abadía de la orden religiosa cisterciense atrae incluso a visitantes estadounidenses, un perfil en auge en Cataluña. La cotización del eurodólar, que convierte Europa en un mercado históricamente barato para la clase media y alta norteamericana, sumada a la creciente oferta de vuelos directos entre el aeropuerto de El Prat y las principales ciudades de EEUU, ha provocado que esta nacionalidad ya sea la tercera en el podio turístico, superando a la alemana y sólo superada por Francia y Reino Unido.
Una vez en Poblet, Patrimonio Mundial de la Humanidad y corazón de la ruta del Cister, algunos peregrinos aprovechan para conocer otros puntos de este recorrido, como los monasterios de Vallbona de les Monges o de Santes Creus, así como la muralla del pueblo medieval de Montblanc o los museos de L'Espluga de Francolí, dinamizando así la economía local. En el caso de este último municipio, cuenta además con dos iglesias, una gótica y otra románica, en la plaza principal, un ejemplo más de la abundancia de puntos de interés para el turismo religioso.
De la Cataluña vaciada a la remontada demográfica
Una agricultura en retroceso pero que se mantiene fuerte, el tirón de la hostelería y la expansión de la industria -con fábricas de marcas como Rifacli o Mahle- son algunos de los factores que explican que la comarca haya logrado frenar la tendencia de retroceso demográfico. Tras años de ascenso continuado, alcanzó su pico de población en 2009 y entró en decadencia tras la crisis, llegando a caer por debajo de los 20.000 habitantes en 2020, según la serie histórica del INE, y llegó a ser considerada una de las comarcas catalanas en situación crítica de despoblación.
La región inició entonces una remontada que ha elevado su población año tras año, hasta situarse en los 20.480 residentes, según datos del Idescat. La cifra es un 10% superior a la del año 2000, aunque todavía no alcanza el máximo histórico de 21.500 personas. La diversificación de la economía ha permitido generar nuevas oportunidades de trabajo de calidad, que han permitido atraer inmigración compensando así la emigración del campo a las ciudades.
Retirada bancaria
Cabe destacar que los pueblos de la Conca han sufrido un proceso de desbancarización similar al de otras regiones rurales: algunas sucursales bancarias han cerrado, otras abren solo un par de días a la semana o pertenecen a empresas franquiciadas, lo cual limita los trámites que pueden realizar los clientes. En algunos cajeros se puede retirar efectivo pero no ingresar, mientras que las entidades de la competencia no solo cobran comisión, sino que limitan las cantidades de las operaciones.
La suciedad y decadencia de los establecimientos bancarios o el cobro por cualquier gestión, "hasta por respirar" son quejas recurrentes entre los vecinos de estas localidades. La disponibilidad de crédito y servicios bancarios es considerada uno de los elementos esenciales para el desarrollo económico de una región, por lo que su desaparición equipara las regiones rurales catalanas con países pobres donde las fintech y la banca móvil se erigen como puntales financieros.
Enoturismo
Al igual que el aceite de oliva del territorio, algunas marcas de vino con la Denominación de Origen Conca de Barberà son muy apreciadas. Por otro lado, en el mismo Monasterio de Poblet se produce y vende vino de su propia bodega: los viñedos rodean el recinto monástico. La fusión que implica el enoturismo permite dar a conocer el vino de una zona a los visitantes que acuden a ella, mientras que genera turismo a partir de los aficionados a este mismo producto, dando lugar a un círculo virtuoso en la economía local.
Más allá de Poblet, uno de los puntos que atrae a turistas estadounidenses y de otras nacionalidades es el Museu de la Terra, creado por el empresario Lluís Carulla, fundador de Gallina Blanca y oriundo de L'Espluga de Francolí. Los recursos privados han permitido impulsar este equipamiento sobre la vida rural -que abrió recientemente una delegación en el Poblenou de Barcelona-, lo que le permite captar más visitantes extranjeros que en el caso de los equipamientos municipales, más centrados en el turismo nacional.
Arte rupestre
El municipio cuenta con otro museo privado acerca del vino y otros dos públicos: el del aguardiente, que recuerda que hasta el siglo pasado la región también producía esta bebida alcohólica; y las cuevas, una puerta a la prehistoria del lugar que cuenta con un destacado yacimiento arqueológico de arte rupestre. Y es que la abundancia de agua atrajo a los primeros moradores de un pueblo que se ha convertido en el más afectado por la sequía, ya que arrastra años de cortes en el suministro entre otras medidas de racionamiento.
Desde los primeros asentamientos de cazadores recolectores, la Conca ha evolucionado hacia la manufactura y el turismo cultural y gastronómico, sin olvidar y evolucionar en el cultivo del campo que ha sido el sustento de sus habitantes durante siglos.