La oferta hotelera de lujo en Barcelona no solo es la que acapara prácticamente toda la inversión, sino que avanza sin freno en la ciudad española con más tirón turístico internacional. Fuentes del sector subrayan el potencial de los visitantes estadounidenses -de los que más gasto dejan en el comercio local junto con los asiáticos y, anteriormente, los rusos- para hacer del destino barcelonés una plaza de alto valor añadido, preservando los empleos que genera esta actividad, pero sin la carga excesiva de la masificación en el residente.
Cada vez el aeropuerto de El Prat cuenta con más conexiones aéreas directas con Estados Unidos, y Barcelona recibe más visitantes del otro lado del océano e incluso norteamericanos que compran una casa y se instalan al menos unos meses al año en la Ciudad Condal. Ante este fortalecimiento del vínculo transatlántico es creciente el número de cadenas estadounidenses que deciden reforzar su oferta en la capital catalana.
Expansión hotelera
Si Barcelona no ha logrado la apertura de un hotel del exclusivo sello canadiense Four Seasons, sí cuenta con la presencia de la californiana Hyatt, que, además de estar presente en ubicaciones como el Hesperia de L'Hospitalet, ha demostrado su apuesta por la ciudad con el relanzamiento del Sofia como flaghsip de gran lujo. También ha crecido la presencia de Marriott y sus marcas asociadas, como AC Hotels (Diagonal Mar, Sants, Sant Gervasi, upper Diagonal, Les Corts) o Ritz-Carlton (hotel Arts).
Lo mismo ocurre con la oferta de alta gama de las estadounidenses Renaissance (su hotel barcelonés del Eixample está en manos cataríes), Le Meridien (con presencia en Las Ramblas) o la angloestadounidense InterContinental con su emplazamiento en Poble-sec. Por otro lado, también se ha arraigado, en el 22@ y en Molins de Rei, la cadena Holiday Inn, que destaca por la transversalidad de su cartera, desde hoteles de lujo hasta alojamientos más modestos. En la capital catalana, todavía no ha apostado por el mercado de alto nivel adquisitivo, posicionándose en ambos casos en el mid-market con tres estrellas.
Nuevos hoteles de lujo
En este contexto, es especialmente relevante la decisión de la lujosa marca californiana Preferred de expandirse en el mercado barcelonés, donde ya cuenta con 12 establecimientos y abrirá próximamente el cinco estrellas Tembo en el barrio de La Mina, en Sant Adrià, un rascacielos prácticamente terminado con unas 300 habitaciones. Su estreno se preveía en 2023, pero las obras se han demorado. El reto de llevar el gran lujo a una zona tan tensionada socialmente es evidente, de modo que será fundamental la capacidad de la compañía para movilizar al turista de alto poder adquisitivo de su país de origen.
Un proceso parecido se prevé con el turismo de lujo procedente de Francia: la apertura, en el barrio adyacente de La Catalana, en Sant Adrià, del cinco estrellas SLS Barcelona en el Port Fòrum, también prevista este mismo año -inicialmente se preveía en el segundo semestre de 2024, pero podría avanzarse a mayo o junio si no hay retrasos- está apadrinada por Ennismore, del gigante turístico galo Accor. Aunque los barceloneses suelen relacionar a los visitantes procedentes de la nación vecina con los viajes cortos y de borrachera, con más molestias que beneficio, es previsible que la capacidad de esta firma para atraer al público más pudiente del país a este exclusivo establecimiento de un millar de habitaciones suponga otro revulsivo para el Fòrum en su reconversión hacia distrito turístico.
Movimientos en las marcas francesas
A estas próximas inauguraciones hay que sumar la oferta ya existente del grupo Accor en Barcelona, que cuenta con hoteles más económicos como los Ibis hasta otros más lujosos como el Sofitel Skipper de Vila Olímpica, que de hecho fue elevado de categoría, ya que anteriormente pertenecía al sello Pullman de la misma compañía, de una gama ligeramente inferior. También cuenta con el Novotel de Glòries, posicionado en la gama media superior con cuatro estrellas.
Otro sello británico, pero en manos de Ennismore, es The Hoxton, vecino del Novotel de Glòries, y que fue relanzado hace dos años bajo su nueva marca y también con cuatro estrellas. Esta apuesta por la ciudad no ha sido tan decidida en el caso de Louvre Hotels, el otro gigante hotelero francés y uno de los principales a escala europea, que cuenta con un par de tres estrellas de la marca Campanille en la capital catalana, pero no ha protagonizado ninguna apertura en el segmento del gran lujo. Tampoco hay que obviar el efecto que tuvo la moratoria hotelera en las estrategias de expansión de las cadenas internacionales, que han priorizado estrenos en Madrid, como el Mandarin, el Nobu o el Four Seasons; o en la periferia barcelonesa, como el Marina Badalona o el Tembo y el SLS de Sant Adrià.