El restaurante La Mola
El restaurante La Mola, ante los rumores de cierre: “Nadie nos ha contactado por el fin de la concesión”
- Los restauradores han activado una alarma ante la voz que circula sobre la clausura del espacio en 2024
- La Diputación de Barcelona estudia “diferentes escenarios” para continuar con el servicio de restauración y que “sea compatible con la normativa vigente”
Tiempos inciertos alrededor del restaurante La Mola, ubicado en la cima de la montaña homónima del Vallès. La concesión actual del establecimiento termina en febrero del 2024, es improrrogable, y en este contexto han aparecido algunos rumores sobre el posible cierre del espacio de restauración, punto de encuentro y recreo de miles de excursionistas durante todo el año.
La Diputación de Barcelona (DIBA), propietaria del lugar, ha salido al paso para asegurar que estudia “diferentes escenarios” para continuar con el servicio de comidas, y que éste sea “compatible con la normativa vigente”, pero sin aportar más información.
La propiedad denuncia una posible destrucción del patrimonio
Saltó la liebre hace unos días a partir de esos rumores. Entonces, Gemma Gimferrer, gestora del restaurante La Mola, compartió una carta en la que pedía ayuda a “políticos, alcaldes y amigos” ante la intención de la DIBA de “no renovar la concesión”, que se licita cada cuatro o cinco años.
“El hecho de que cierre la instalación provocará una destrucción de un patrimonio –el establecimiento se encuentra en un monasterio del siglo X– y una degradación del entorno, porque no hay un plan b”, alertaba, al tiempo que negaba que la clausura vaya a impedir la masificación turística, uno de los argumentos para acabar con el servicio: “La gente continuará subiendo igualmente”.
El parque natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac –donde se ubica este espacio–, que trabaja con la Carta Europea de Turismo Sostenible, recibe 300.000 visitas al año.
Parque natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac
Más que un servicio de restauración
“La gente continuará subiendo –prosigue la carta–, pero la diferencia será que nadie se ocupará de recoger la basura que la gente sube, pero no baja [...], nadie vigilará por el buen estado del monasterio [...], nadie limpiará ni bajará los restos del WC; ahora, todo eso lo hacemos nosotros”, aseguraba Gimferrer, que lleva 57 años en la cima de la Mola, desde que su padre compró el restaurante.
“Cuando la Diputación lo adquirió, Gemma ya estaba aquí”, recuerda Joan, socio del comedor y quien reconoce que, “oficialmente, nadie” se ha puesto en contacto con ellos ante el fin de la concesión, para explicarles si habrá otro concurso y, en ese caso, ver si les interesa presentarse o deberán cerrar y marcharse a otro lugar a ganarse la vida: “Aparte de trabajar, también vivimos aquí”.
Gastos: más de 7.000 euros al mes
Entre los rumores que circulan, también les ha llegado a los gestores de La Mola la posibilidad de que en la cima de la montaña solo se puedan servir bocadillos y bebidas, un servicio que, hoy por hoy, aseguran que no es rentable. “Solo con el transporte –los víveres se suben en mulas, pues no hay alternativa por carretera–, el personal –unas 20 personas–, el almacén… nos dejamos más de 7.000 euros al mes”.
“Si se cambia el sistema de transporte, con un cable, o si lo subvencionan, entonces sí sería rentable el servicio de bocadillos y bebidas”, aunque Joan se muestra esperanzado ante el comunicado de la Diputación de Barcelona, que se abre a mantener el servicio de restauración.
Monasterio de la Mola
Todos los escenarios abiertos
A ese comunicado se ciñe la DIBA, y en él informa de que “está estudiando con Administraciones y agentes del territorio el modelo que definirá el futuro del entorno de la Mola”, en el parque natural donde se halla “el conjunto monumental del monasterio”, propiedad de la misma DIBA y declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). “El edificio histórico incluye los servicios de restauración, visitas guiadas y otras actividades de interpretación y de ocio, gestionados con un contrato de concesión del año 2018”, improrrogable de acuerdo con las bases y los contratos.
De todos modos, la DIBA también “está estudiando” diversos escenarios “para continuar con el servicio de restauración y que sea compatible con la normativa vigente”, sin aportar más datos.
De hecho, preguntada por si el restaurante incumple la citada normativa, la corporación se limita a decir que, “hoy por hoy”, no puede “concretar” más, porque “se está trabajando con ayuntamientos y agentes del territorio”. En este sentido, el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart (TxT), ha explicado que está manteniendo conversaciones con la Diputación con la voluntad de que “no se pierda este equipamiento”.
Reunión a finales de noviembre
A finales de noviembre está prevista la reunión del Consell Coordinador del Parc, un órgano cuyo objetivo es garantizar la participación y colaboración en la gestión del espacio público de las distintas Administraciones públicas con competencias en este ámbito territorial, y de las organizaciones profesionales o específicas directamente interesadas en la gestión del espacio natural. Hasta entonces, seguirá la incertidumbre alrededor de La Mola.
